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Protesta contra el soldado asesino que crucificó a Jesús en el Calvario

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Protesta contra el soldado asesino que crucificó a Jesús en el Calvario: Por Coromoto Álvarez.– La procesión de la iglesia en las calles para defender los valores humanos   sobre libertad, igualdad y fraternidad, postulados de la Revolución Francesa, debe traducirse en protesta contra el soldado asesino que repite la escena de crucificar a Jesús en el Calvario.

Cuando terminan los rezos en los siete templos y la gente toma la vía pública con las imágenes de Nuestro Señor en el Santo Sepulcro este Sábado de Gloria en la víspera del Domingo de Resurrección, comienza la indagatoria contestataria que rompe la vida contemplativa de quienes consideran que el Vía Crucis del ciudadano de a pie debe traspasar las barreras de la resignación que imponen los sarracenos con sus latigazos y crucifixiones tal cual ocurrió con Jesús de Nazaret, el gran disidente que pagó con su vida la osadía que cometió por ejercer el derecho de  expresar su creencia contra los dioses de los romanos.

Fuimos testigos del gran desfile de quienes expresaban en la iglesia y plaza Bolívar de Chacao las súplicas en voz baja sobre cambios y propuestas requeridas para liberar a los venezolanos del yugo, de la miseria, del hambre y de la esclavitud, en concordancia con el contenido auténticamente patriótico de los documentos esenciales de la Conferencia Episcopal Venezolana para impedir que avance la herida que anda con mayores índices de mortalidad entre los sobrevivientes de la hambruna cuya heroicidad se apaga lentamente a merced del gendarme innecesario cruel y perverso del nuevo imperio.

Entre quienes marcharon al lado del Santo Sepulcro participaron en conversatorios y polémicas para descubrir si hay verdades y mentiras al descubierto cuando Jesús en la Cruz expresaba sobre el papel de sus lacayos: ‘’ Perdónales Señor, que no saben lo que hacen´´. De allí nacieron las dudas para sancionar o no a los responsables de las masacres en Venezuela, pandilleros depredadores que, sin duda alguna, sentenciados por la justicia divina hoy reposan en las pailas del infierno…Y el que falta por vender su alma al diablo. Sin duda alguna, en la tierra como en el cielo, según pregonan  feligreses desafiantes de nuestra triste realidad, aún al borde del precipicio, más temprano que tarde el bien triunfará sobre el mal.

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Opinión

Walk the talk

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Walk the talk
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Por: Gabriel Capriles Fanianos.

“Vive como piensas, o terminarás pensando como vives”

En algún momento de nuestra vida la inteligencia nos abre un horizonte de crecimiento personal. Nos hace ver que en lo real hay asuntos a los que vale la pena prestar atención para desentrañar su belleza, su bondad, su verdad. Sucede con la persona que se asombra ante la naturaleza, con el hombre que frente a su hijo se reconoce como padre, etc. A medida que conoce lo real se deja cautivar. Descubre su grandeza. Se convierte en su fiel defensor. Para una Sophie Scholl, por ejemplo, valdrá la pena dar la vida por la verdad. Para un Juan Pablo II valdrá la pena dar la vida por Cristo. Para el Principito valdrá la pena cuidar a su rosa. Es entonces cuando estos grandes personajes nos transmiten una experiencia: vivir como se piensa.

Roy Harley, uno de los sobrevivientes de los Andes, está convencido de esta pauta de conducta que los ingleses llaman Walk the talk. Dice: “siento, sí, que el testimonio lo debemos dar con la vida diaria y con lo que hacemos con ella, en homenaje a lo que vivimos: nos tocó experimentar algo muy particular y creo que el mensaje lo tenemos que dar todos los días de forma permanente con lo que hacemos, no con lo que decimos”.

A diferencia de lo que dice Roy, hoy sucede con frecuencia lo contrario. No se vive como se piensa, sino que la persona termina pensando como vive. En vez de profundizar en aquello que nos enamora, en vez de llegar a lo esencial, se invita a la mediocridad: al todo da igual. Sucede lo que dice Oscar Wilde: “en estos tiempos que corren, la gente sabe el precio de todo y el valor de nada”.

El relativismo, todo da igual, desperdiga la atención en miles de cosas que demandan nuestra atención, pero no nos invita a detenernos en lo importante. Nos sumerge en la tiranía de lo urgente, en la que el hombre no llega a la profundidad de nada, sino que se va adaptando a la superficie de todo. Se crean formas de vida estereotipadas. Y aquí es cuando decimos: “se llega a pensar como se vive”.

Ante esta superficialidad que conduce a una vida mínima, a una vida que no sabe dar todo de sí, ofrecemos un antídoto: detenernos de vez en cuando, profundizar en lo real, pensar. Esto nos ayudará a interesarnos por las cosas y a descubrir poco a poco su grandeza. Esa grandeza con la que llegaremos a tener conciencia de lo que las cosas valen y por la que las personas están dispuestas a arriesgarse, a emprender grandes recorridos, dejando un surco profundo en la historia de la humanidad.

 X: @gabcapriles

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