La historia de un pueblo no solo se preserva en la mente de sus habitantes, también en sus esculturas y obras que representan su cultura y religión, un ejemplo es la campana centenaria  de bronce que a pesar de pesar 500 kilos fue hurtada este sábado de la iglesia Santa Inés, en Cumaná, estado Sucre.

El párroco Jesús Senior denunció en la policía de Cumaná sobre el delito. Quienes hacen vida en la Iglesia Católica no comprenden cómo los maleantes lograron llevársela. “No nos explicamos cómo pudieron mover esa campana. Cuatro hombres juntos no pueden levantarla”, comentó Orlando Ramos, miembro del consejo parroquial de Santa Inés.

Por primera vez la Iglesia celebrará los actos religiosos de Semana Santa sin su campana que se mantuvo sobre una piedra en el patio del recinto religioso, de donde se la llevaron los desconocidos. Los católicos que se congregan en Santa Inés elevaron una plegaria para que los delincuentes la valiosa devuelvan el instrumento a la Iglesia construida sobre un antiguo santuario del siglo XVIII entre 1.862 y 1.866 y posteriormente decretada monumento nacional.

Desmantelamiento del patrimonio histórico

Los hurtos de piezas u obras que que simbolizan la historia de los pueblos está siendo salvajemente desmantelado ante la indolencia de los organismos públicos que se hacen de la “vista gorda” ante flagelo que pone en peligro el acervo histórico de la nación.

“Estamos ante un progresivo desmantelamiento del patrimonio histórico de algunas ciudades de Venezuela, que no está siendo custodiado”, denunció la Organización No Gubernamental (ONG) del Centro al Servicio de la Acción Popular (Cesap). La agrupación citó como ejemplo el hurto de una réplica del puente sobre el río de oro del Museo Diocesano de la Virgen del Valle, ocurrido en febrero de 2017. En ese espacio situado en en el estado Nueva Esparta (norte) se exhiben obras en homenaje a la Virgen María.

ACN/AFP

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