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Canciones tristes: una droga muy fuerte

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¿Por qué a algunas personas les gustan las canciones tristes (y a otras no)?

Con frecuencia, dramones como la canción “Someone Like You” de Adele, encabezan las listas de éxitos; mientras que composiciones clásicas sombrías como el “Requiem” de Mozart han conmovido a la gente durante siglos. Ambas provocan en el oyente una fuerte sensación de pérdida y tristeza. Resulta paradójico nuestro goce de la música triste; a pesar de que en nuestra vida cotidiana hacemos todo lo posible para evitar la tristeza; ¿por qué, en el arte, se puede experimentar, disfrutar profundamente e incluso celebrar temas como la pérdida?

Los investigadores nos hemos sentido desconcertados durante mucho tiempo sobre este fenómeno; y no ha sido hasta hace poco cuando hemos empezado a tener una idea más clara; sobre cómo disfrutamos la música. En un estudio publicado en “Frontiers in Psychology”; un grupo de investigadores hemos descubierto por qué algunos de nosotros; disfrutamos de la música triste más que otros. El resultado tiene mucho que ver con la empatía.

La música casi podría compararse con una droga muy fuerte. Si la empatía se encuentra en el centro de la transformación de esta “droga” en placer o dolor, ¿no podría la música ser utilizada para entrenar a las personas para ser más empáticas?

Amplifica el sentimiento de dolor y perdida

Las investigaciones ya habían demostrado que las personas que tienen una mentalidad abierta suelen valorar más la música sofisticada, mientras que los “sistematizadores” (aquellos individuos con un gran interés en patrones, sistemas y reglas) tienden a preferir la música intensa, como el rock y el punk.

Pero, ¿qué pasa con la música triste? Seguramente a nadie le gustaría escucharla; salvo porque la emoción experimentada no sea una tristeza real; sino una especie de versión transformada de la misma. Según numerosas encuestas sobre lo que las personas sienten al escuchar música triste; sabemos que estas experiencias generalmente se clasifican en diferentes categorías.

Para algunos, la música triste en realidad profundiza y amplifica los sentimientos de dolor y pérdida; emociones que están conectadas con historias y recuerdos personales. Estas experiencias están lejos de ser placenteras; y, por lo tanto, no ofrecen una explicación a la paradoja.

A otros, la música triste les provoca sensación de melancolía; ese tipo de sentimiento que uno mismo puede experimentar en un día lluvioso; después de que haya perdido su equipo favorito.

El misterio de sentirse conmovido

Sin embargo, el tipo de experiencia más curiosa es la sensación de que algo te está conmoviendo. Según el estudio, ahí está el origen de nuestra fascinación por la música triste. Esta experiencia puede ser difícil de describir con palabras, pero suele ser intensa y placentera. Sin embargo, parece que no todo el mundo es capaz de experimentarla. Entonces, ¿quién lo haría? Intuitivamente, lo lógico sería que quienes sienten empatía con facilidad también se conmuevan más fácilmente.

Para demostrar esta hipótesis, reunimos una muestra formada por 102 participantes para un experimento de escucha. Les pusimos una pieza triste de música instrumental, “Discovery of the Camp”, de Michael Kamen, que había sonado brevemente en la miniserie “Band of Brothers”. En un primer estudio piloto, la gran mayoría no había logrado reconocer la pieza.

Decidimos centrarnos en piezas instrumentales que los entrevistados; probablemente no habían escuchado anteriormente para excluir cualquier fuente externa de emoción; como recuerdos específicos relacionados con una determinada pieza musical o con la letra de alguna canción. En otras palabras, queríamos estar seguros de que las respuestas emocionales fueran provocadas por la propia música.

Nostalgias, salud, calidad de vida

También pedimos a los oyentes que nos ofrecieran información sobre una serie de variables: si, por ejemplo, eran propensos a la nostalgia, o cuáles eran su estado de ánimo, su salud y su calidad de vida en esos momentos. También analizamos sus preferencias musicales y utilizamos la medida estándar de la empatía (el índice de reactividad interpersonal) para evaluar su capacidad de empatía.

Las experiencias generadas por esta pieza musical en particular oscilaban entre sentirse relajado o conmovido hasta, en algunos casos, ponerse ansioso o nervioso. Los participantes que se confesaron conmovidos hablaron de emociones intensas, placenteras y, sin embargo, tristes al mismo tiempo. Fundamentalmente, descubrimos que las personas que se sintieron conmovidas por la pieza también obtuvieron una puntuación alta en empatía. Por el contrario, aquellos con tendencia a ser poco empáticas apenas declararon haberse sentido conmovidos por esta música.

El placer de la música triste puede ser una recompensa para las personas empáticas. Dragon Images/Shutterstock

Es más, nuestra investigación sugiere que la clave del disfrute no reside en la capacidad de empatizar con las emociones tristes que expresa la música, sino también con la capacidad de autorregularse y distanciarse de este proceso. Este componente específico de la empatía se conoce como “preocupación empática”.

Si bien la empatía significa responder a la emoción que percibe alguien que está experimentando un sentimiento similar, la “preocupación empática” significa también sentir ternura, compasión y simpatía por esa persona. Este rasgo específico fue el que nos permitió predecir con mayor acierto si nuestros participantes iban a declarar que les había conmovido la música triste.

Cómo entender los resultados

La investigación se suma a una serie de trabajos que sugieren que en la apreciación de la música interviene la cognición social. Las personas sensibles y dispuestas a empatizar con la desgracia de otras personas, en este caso representada por la música triste, de alguna manera se ven recompensadas durante el proceso. ¿Por qué ocurre esto? Hay varias teorías al respecto.

La recompensa podría ser puramente bioquímica. Todos hemos experimentado la sensación de alivio y serenidad después de llorar a gusto. Esto se debe a un cóctel de sustancias químicas provocadas por el llanto. Una teoría reciente propone que incluso una tristeza ficticia sirve para engañar a nuestro cuerpo y desencadenar una respuesta endocrina de este tipo, destinada a aliviar el dolor mental que implica una pérdida real.

Esta respuesta está provocada por hormonas como la oxitocina y la prolactina, que en realidad despiertan en nosotros sentimientos de comodidad, ternura y un suave placer. Esta combinación de hormonas probablemente sea particularmente potente cuando se elimina la pérdida real y la tristeza de la ecuación, lo que a menudo se puede hacer con la tristeza que induce la música.

También es posible que el efecto sea principalmente psicológico. Aquellos que se permiten sumergirse emocionalmente en la música triste simplemente están ejercitando todo su repertorio emocional de una manera que es gratificante en sí misma. La capacidad de comprender las emociones de los demás es crucial para navegar por el mundo social en el que vivimos y, por lo tanto, es probable que ejercitar esa capacidad sea gratificante, debido a su importancia evolutiva.

Como una droga muy fuerte

La música casi podría compararse con una droga muy fuerte. Si la empatía se encuentra en el centro de la transformación de esta “droga” en placer o dolor, ¿no podría la música ser utilizada para entrenar a las personas para ser más empáticas?

Aún no lo sabemos, aunque la musicoterapia se usa comúnmente; para rehabilitar a personas con trastornos emocionales como depresión o baja autoestima. Comprender las transformaciones emocionales que provoca la música triste ciertamente podría ayudarnos a entender cómo la intervención de la música podría usarse para los individuos que padecen trastornos emocionales.

Si bien es posible que no hayamos descifrado completamente el código de estas transformaciones, este estudio es un primer paso. En cualquier caso, parece que dejarse transportar y sumergir en un viaje musical hacia la tragedia y el dolor puede ser justo lo que su mente social anhela y necesita para mantenerse en forma.

Tuomas Eerola, Professor of Music Cognition, Durham University – Durham University provides funding as a founding partner of The Conversation UK.

ACN/Tuomas Aerola/The Conversation

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Rehabilitación en gravedad cero con equipos de alta tecnología en Venezuela

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Rehabilitación en gravedad cero
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Como deportista de alto rendimiento, un ciclista, un futbolista o un maratonista con lesiones o fatiga muscular, amerita atención especializada y personalizada para mantener o mejorar su performance según su particular forma de asumir sus rutinas y entrenamientos.

 

Por lo general, los deportistas de alto rendimiento son personas jóvenes que practican a partir de los 17 años de edad, prolongando su actividad intensa aproximadamente hasta los 35 años.

“Luego pasan a una práctica más recreacional hasta los 50 – 60 años, dedicándose a correr, caminar, o incluso jugar pádel, por ejemplo”, señala el doctor Camilo Navarra, traumatólogo, especialista en ortopedia y lesiones deportivas.

 

El Dr. Navarra forma parte de la unidad médica de alta tecnología Caracas Sport Clinic, especializada en medicina y rehabilitación deportiva, nutrición, traumatología, psicología, fisiatría y cardiología, entre otras áreas de la salud, todas enfocadas hacia la actividad deportiva.

 

En esta unidad médica cuentan con equipos de última generación, fabricados por la empresa checa-inglesa BTL Industries, líder del mercado en tratamientos no invasivos, siendo sus principales segmentos la rehabilitación y terapia ortopédica, sistemas cardiovasculares y medicina estética.

 

Gravedad cero

Entre los equipos BTL con los cuales trabaja el Dr. Navarra, se encuentra el R-Force, única tecnología que permite un entrenamiento y reeducación de la marcha dosificado con precisión.

Este es el primer equipo instalado en Venezuela y el tercero en Latinoamérica.

“Se trata de una cinta corredora, pero con la particularidad de restarle peso corporal al paciente hasta en un 100%, con lo cual su rehabilitación es mucho más rápida”, dice el especialista.

 

El equipo cuenta con una bolsa que engloba toda la cinta transportadora y se convierte en una cámara presurizada, cuya presión se distribuye homogéneamente. El resultado es un cómodo levantamiento de la persona, que se ve privada artificialmente de su peso real, quedando suspendida en el aire, pero moviéndose de forma natural.

 

“Al elevarse, el paciente ya no está pisando con el 100% de su peso. Esto nos permite graduar con cuánto peso corporal debe pisar según la terapia. Es la única máquina en el mundo, creada para estas terapias, que produce ingravidez total”, dice el doctor Navarra.

 

A través de una cámara gran angular integrada, el equipo R-Force ofrece una vista de la marcha en tiempo real, permitiendo a los pacientes corregirse de manera sencilla. De esta manera, mejoran su equilibrio y capacidad para caminar al participar en juegos motivadores.

Reeducar el paso en total ingravidez

Los datos de las sesiones de terapia, se pueden almacenar y exportar para hacer el seguimiento del progreso del paciente. De esta forma reeducamos la marcha.

La cantidad de sesiones necesarias, cada una de 15 hasta 30 minutos, depende de cada paciente, según sea el grado de severidad y tipo de su lesión.

“Lo ideal es que sea entre cinco y diez sesiones para reeducar una marcha adecuada”, dice el traumatólogo.

 

Explica el doctor Navarra que la rehabilitación de la marcha es necesaria, por ejemplo, luego de una operación de rodilla.

“La idea es que el paciente se reincorpore lo más pronto posible a su vida cotidiana. Toda articulación, después de ser operada, necesita esta terapia como prioridad.”

 

De acuerdo con el especialista, la R-Force está indicada en un amplio rango, incluyendo pacientes con lesiones musculares o tendinosas, que no sean quirúrgicas.

“La intensidad de la terapia dependerá de la capacidad física del paciente, severidad, tiempo de la patología y, del objetivo de la terapia, sea rehabilitación de marcha o mantener su estado cardiovascular”, señala Navarra.

 

Más tecnología para la salud

Otro de los equipos BTL con los que cuenta Caracas Sports Clinic es el Lymphastim, que realiza una forma de masaje suave que favorece el movimiento del líquido linfático a lo largo del organismo.

“Podemos utilizarlo para el mejoramiento de la circulación venosa y arterial en miembros superiores e inferiores. También para tratar la fatiga muscular en pacientes que tengan una exigencia muscular muy grande, y en síndromes de piernas pesadas, linfedema, inflamación postraumática y posquirúrgica”, indica el traumatólogo.

 

El Lymphastim está indicado en el tratamiento de edema crónico, obstrucción posquirúrgica de los vasos linfáticos, insuficiencia venosa, enfermedad isquémica, prevención de trombosis venosa profunda y muchas otras afecciones.

 

Adicionalmente, Caracas Sports Clinic cuenta con una Cama de Descompresión Vertebral, la cual adopta diferentes posiciones de acuerdo a la patología a tratar: hernias discales cervicales o lumbares, síndromes radiculares compresivos, síndromes facetarios, escoliosis, lumbalgias, entre otras. “Es una herramienta que complementa eficazmente otras terapias como los campos electromagnéticos pulsados o las ondas de choque radial, por ejemplo, las cuales también tenemos en Caracas Sports Clinic”, concluye el Dr. Camilo Navarra.

 

Para más información y recomendaciones, se invita a seguir las cuentas en Instagram @btlmedicalvenezuela, @caracassportsclinic y @drcamilonavarra 

 

 

Con información de nota de prensa

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