Opinión
Entrega sin pudor, despotismo máximo

Desde el Exilio/Entrega sin pudor – despotismo máximo: Por José Gregorio Briceño Torrealba.-
Los acomodos que ha hecho el 95% del pueblo de Venezuela para tener las mínimas condiciones de vida decente; para sobrellevar al malvivir, la hambruna a la que nos sometió el castrochavismo, son diversas. Principalmente puedo decir sin temor a dudas; que los más de 5 millones que estamos fuera somos la base del sustento de la gran mayoría; pues es casi imposible subsistir en mi país sin ayuda económica extra.
La economía está dolarizada totalmente y sin control; pues sabemos que es parte del plan para recibir liquidez sin mucho esfuerzo; el trabajo real lo hacen los jóvenes profesionales de los que Maduro se burló; y los llamó «limpia pocetas» y hacen repartos en bicicleta por todo el mundo; haciendo mofa de un trabajo tan válido y digno como cualquier otro.
Es mucho el descaro de esta plaga voraz que nos arrasó; sus alimañas comunistas tuvieron además; a través de mentiras y técnicas cubanas y terroristas; la posibilidad de alienar a las tropas de reclutas; a los cadetes hoy oficiales hasta el punto en el que hoy nos encontramos, en ese punto de lo incomprensible; viendo cómo esos venezolanos, la mayoría provenientes de familias de escasos recursos; maltraten sin pudor y hasta con gusto a sus hermanos.
Ver como los alienados militares venezolanos el pasado jueves; atropellaba a los inofensivos abuelitos, aplicando fuerza desproporcionada; para arrebatarles una simple bandera como si estuvieran librando una de las grandes batallas por la libertad de América. Esos abuelitos a quienes los «valientes» lamebotas vergonzosos ex soldados de la patria; atropellan sin razón, le dedicaron más de 35 años de sus vidas al servicio del estado venezolano; y lo único que hicieron fue convocar a una protesta porque sus sueldos o pensiones es apenas de 1. 50 dólares mensuales; lo que no les alcanza ni para el pago de un pasaje.
La pobreza humana de esos indignos, arrastrados y de inhumana actuación de los oficiales de las Fuerzas Armadas Nacionales; en una misión encabezada por un general y comandante General de la Guardia Nacional; seguramente les merecerá condecoraciones por parte de sus amos cubanos; y pasará a la historia de Cubazuela por el «triunfo de la gran batalla contra los ancianos jubilados de la provincia de Venezuela»
No habían pasado 48 horas del vil asesinato; de dos guardias nacionales por el hampa en el barrio de la cota 905 de Caracas; sin siquiera verse la reacción natural de un operativo militar envolvente; como es lo común en esos casos para la captura de los asesinos pero por cobardía; el alto mando militar NO enfrenta la política de «zonas de paz» impuesta por los patrones caribeños.
La degradación de las fuerzas Armadas Venezolanas ha llegado a tal nivel; que se han ganado a punta de fusil el rechazo de más del 90 % de la población; las tareas asignadas de atropellos, control sin razón; y cumplidas con demasiada emoción y vehemencia de su parte; le han merecido este justo desprecio popular.
En la historia militar republicana venezolana jamás habíamos visto cosas tan pero tan insólitas, como que el narcoterrorista criminal Álvaro Díaz Tarazona, alias Edward, encargado del Frente Oriental del Ejército de Liberación Nacional- ELN colombiano, se muestra en un vídeo jurandole lealtad a Nicolás Maduro y a una semana de haberse divulgado dicho video no ha salido el dictador rechazando como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas semejante despropósito, aunque sea para disimular por lo que ya todos sabemos, que son aliados, integran, comandan, financian y promueven una organización criminal internacional.
La indignación es más grande porque tampoco el alto mando militar encabezado por el coprófago de Padrino López ha salido a repudiar semejante barbaridad. Esa posición encubridora nos evidencia aún más que las afirmaciones hechas en el video por el narcoterrorista son una certeza, pues son todos, parte de esa organización criminal y tienen lazos de lealtad y hermandad. Aquí cito textualmente:
«Estoy por acá con el fin de acordar un nuevo enlace entre el gobierno y el ELN», es la frase lapidaria del guerrillero, en el video publicado por el diario colombiano El Tiempo.
Hay otros párrafos en los que los delata aún más, cito: «Queremos que tengan confianza en nuestras tropas, en nuestra fuerza militar que tenemos, que seamos una sola para defender la patria de Simón Bolívar.»
Lo que sí quedó más que demostrado que estos malandros encabezados por Maduro regalan la nacionalidad e identificación venezolana a los narcoterroristas de a tres por locha, a los miles de cubanos infiltrados en tareas militares, de inteligencia, de salud, deportes entre muchas, se la dieron en cuestión de horas a Alex Saab, a grupos de Hezbollah y a más de 2500 guerrilleros que están en todo el territorio nacional que tienen cédula venezolana y están en el Registro electoral. Por cierto Álvaro Díaz Tarazona, alias Edward, vota en la Escuela Primaria Bolivariana Caño Regreso, en la carretera entre La Victoria y El Nula, del estado Apure, zona controlada desde hace muchos años por el ELN.
Indigna generación de militares
Esta generación de militares verdaderamente son tan indignos; y traidores a la patria que en los cuarteles Izan la bandera de Cuba y de Irán más que la de la patria y tampoco dicen nada; el robo diario que nos hacen los cubanos al recibir 100.000 barriles/día del petróleo de la mejor calidad como lo que acaba de denunciar Carlos Vecchio, se sabe que en estos últimos 6 meses han mandado 13 millones de barriles que es un equivalente a 348 millones de dólares, mientras el pueblo se está muriendo de hambre, los médicos no tienen materiales de protección, las humillaciones por las colas de gasolina en donde pasan días para poder abastecerse, mientras a los cubanos les sobra la gasolina de las que nos roban.
También es importante destacar el arduo trabajo de investigación que ha hecho la destacada periodista Sebastiana Barráez quien documentó varias masacres que ha ejecutado la guerrilla colombiana del ELN contra dignos oficiales de nuestras fuerzas Armadas en donde han muerto cientos de oficiales. ¿Esa es la solidaridad que les da el alto mando militar a sus hermanos de armas que han caídos en combate y cobardes emboscadas con los guerrilleros del ELN?
En mis reflexiones desde la cárcel del exilio le pregunto a estos traidores, cobardes, indignos ¿cuántas muertes más quieren llevarse en su historial?, sobran los calificativos despectivos que se merecen, por eso creo firmemente que esa organización criminal internacional no tiene comparación con ninguna dictadura militar latinoamericana y del mundo porque esas dictaduras no entregaron las riquezas de su patria a otros países ni pertenecían a organizaciones criminales internacionales. Los que se autodenominan demócratas y quieren ir a cualquier proceso electoral con estos demonios en el poder, sólo les digo con todo respeto, por más que se tongoneen siempre se les ve el bojote.
Para ser soldado de la patria hay que ser valiente no complaciente; siempre confío en que quedan algunos verdaderos patriotas que nos ayudarán a abrir la puerta para que se dé la intervención de unas fuerzas internacionales liberadoras y se logren los objetivos puntuales. Seguro y comprometido en colaborar con esta única opción, les brindo mis ánimos y esta trinchera de denuncia con lo que nos queda LA PLUMA Y LA PALABRA
ACN/José Gregorio «El Gato» Briceño Torrealba – @josegbricenot
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Opinión
Rafael Irigoyen Crespo, Pipo, ¿Un personaje olvidado?

En 1958 las autoridades de la Universidad de Carabobo le pidieron al joven economista Rafael Irigoyen Crespo que asumiera la dirección de un nuevo proyecto: la Escuela de Administración Comercial y Contaduría Pública, adscrita provisionalmente a la Facultad de Derecho.
El 17 de noviembre del año pasado, mientras interpretábamos la misa rociera en honor a nuestra patrona, la Virgen del Socorro, en la majestuosa Catedral de Valencia, junto a mi grupo Los Amigos de Siempre, ocurrió un episodio que me dejó pensativa. Durante la celebración, Nina Lizarraga de Irigoyen, tía de una de nuestras integrantes y mi hermana de la vida, Moira Chalbaud Lizarraga, llegó con el rostro descompuesto. Siempre la había conocido como una mujer de semblante sereno y sonrisa amable, reflejo de una felicidad que irradiaba incluso en los momentos más difíciles, como la muerte de su hijo Antonio. Sin embargo, aquel día noté en su expresión una incomodidad que nunca antes había visto. A pesar de ello, no pronunció palabra alguna; simplemente nos saludó con su habitual cortesía y se sentó junto a su hermana Margarita, la madre de Moira, algo que me pareció normal en ese momento.
Más tarde supe que venía de un acto en el Colegio de Economistas, donde habían rendido honores post mortem a su esposo, Pipo Irigoyen. Al parecer, durante el homenaje se mencionaron algunas cosas con las que ella no estaba de acuerdo, lo que la llevó a retirarse discretamente. Dejó que su hija permaneciera en el evento para recibir la condecoración en su lugar, mientras ella optó por guardar silencio y alejarse. Pero, ¿qué habría pasado allí que le causó tanta molestia?
Resulta que se otorgó la orden “Luis Delgado Filardo” y a Pipo lo honraron post mortem, lo cual, en principio, no tenía nada de malo. Luis Delgado Filardo fue un colega y amigo de Pipo y de mi padre, una autoridad universitaria de excelente reputación, muy querido y recordado en Valencia. El detalle fue que durante el homenaje afirmaron que Luis fue “el gran propulsor de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Carabobo”, algo que no suena lógico, ya que Luis ingresó a la universidad en 1960, después de que Pipo trabajara el proyecto de la facultad. De hecho, Pipo fue designado como su primer decano y luego sugirió que Luis, su amigo, continuara en la dirección de la Escuela de Economía, ahora adscrita a la FACES.
Cuando en 1962 los Correa Feo nos mudamos a Valencia, una decisión motivada por la fundación de la Escuela de Educación, como he mencionado en otras ocasiones, tuve la oportunidad de conocer a Pipo. En aquel entonces, yo tenía apenas siete años. Mis padres y él eran amigos desde sus tiempos de estudiantes en la Universidad Central. Siempre contaban entre risas que, el día de su boda, Pipo se les acercó diciendo: “Ajá, no me invitaron y me coleé”. Mi madre, de inmediato, señaló con el dedo índice la mesa donde estaban sentados los padres de Pipo, demostrando que había sido invitado con ellos. Este reencuentro con Pipo Irigoyen, su amigo barquisimetano al que ambos conocían desde sus años juveniles en Caracas, fue una sorpresa muy agradable. Aquello marcó el reinicio de una bellísima relación que perduraría en el tiempo.
Pipo era economista. Se había graduado en la Universidad Central de Venezuela y en 1958 llegó a Valencia para contribuir con la construcción de la nueva Universidad de Carabobo, que había sido clausurada en 1904 por el dictador Cipriano Castro y permaneció cerrada durante cincuenta y cuatro años. El 21 de marzo de 1958, se creó la Universidad de Carabobo, con sede principal en Valencia, según el Decreto Nº 100. Para el cargo de rector fue nombrado el Dr. Luis Azcunes, y como vicerrector y secretario, el Dr. Luis Fernando Wadskier. También se designaron los decanos de las facultades que abrieron: Derecho, Ingeniería Industrial y Medicina, a cargo de los doctores Donato Pinto, Víctor Rotondaro y José Valero Lago, respectivamente. Ese mismo año, 1958, le pidieron al joven economista Rafael Irigoyen Crespo que asumiera la dirección de un nuevo proyecto: la Escuela de Administración Comercial y Contaduría Pública, adscrita provisionalmente a la Facultad de Derecho.
Se dice que durante esa época conoció a Nina Lizarraga, una de las bellísimas sobrinas del representante del Ministerio de Educación, el médico Jorge Lizarraga. Se casaron y formaron un hogar hermoso con seis hijos: Nina Isabel, Rafael Gerardo, Claudia, Rafael Hipólito, Rafael Antonio y Sergia.
En 1959, se designaron nuevas autoridades: rector, Dr. Humberto Giugni Maselli; vicerrector, Manuel García; y secretario, Emiro Puchi Albornoz. El nuevo Consejo Universitario designó una comisión integrada por economistas y pedagogos, entre los que se encontraban Rafael Irigoyen Crespo, Jorge Castro Cabrera, Jesús Berbín y Pedro José Mujica, cuya misión era estudiar y comprobar la necesidad técnica y social de crear la Escuela de Economía en la Universidad de Carabobo. Así, el 1 de julio de 1960, se decretó su creación, y fue entonces cuando Pipo llamó a su amigo, el valenciano Luis Delgado Filardo, también graduado en la Universidad Central un año después que él, para que se uniera al proyecto y asumiera la dirección de la Escuela de Economía, adscrita provisionalmente a la Facultad de Derecho.
Paralelamente, se planteó la importancia de crear una facultad especializada, y Pipo Irigoyen se propuso lograrlo. Tras aprobarse el excelente proyecto, Pipo Irigoyen fue designado decano de la nueva Facultad de Ciencias Económicas y Sociales y su amigo Luis Delgado Filardo, esposo de la primera Miss Venezuela valenciana, Gisela Bolaños, continuó como director de la Escuela de Economía, ahora adscrita a la nueva facultad.
Humberto Giugni le propuso a Pipo lanzar su candidatura como Secretario de la Universidad, pero este declinó, prefiriendo continuar en el decanato de la FACES. En su lugar, propuso a su amigo Luis Delgado Filardo, quien aceptó el cargo. Años más tarde, Luis llegó a ser vicerrector de la Universidad de Carabobo, mientras Pipo permaneció en su facultad, dos períodos consecutivos como decano y luego como asesor, siendo posteriormente director de la Oficina de Desarrollo Industrial, (ODIUC).
No quiero quitarle méritos a Luis Delgado Filardo, al contrario, lo que deseo es que Rafael Irigoyen Crespo no sea injustamente olvidado, como a veces siento que sucede con mi padre.
Pipo murió prematuramente el 9 de abril de 1987. Recuerdo claramente que, el último día de su novenario, mi madre, muy triste, me dijo: “La próxima soy yo”. Y tuvo razón. Un año más tarde, el 5 de abril de 1988, nos tocó despedir a mi madre, mi mejor amiga y su amiga de siempre.
La historia no solo se escribe con grandes gestas, sino también con el reconocimiento justo de quienes dedicaron su vida a construir instituciones y legados. Rafael Irigoyen Crespo merece ser recordado no solo como un pionero, sino como un hombre que, con su trabajo y dedicación, dejó una huella imborrable en la Universidad de Carabobo y en la vida de quienes lo conocieron.
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