Opinión
Grupo Bostón

Leopoldo Puchi.-
Grupo Boston: En medio de las fuertes tensiones que caracterizan las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, pudiera verse como un sinsentido que prospere la iniciativa que se ha propuesto reemprender el Grupo Boston en 2018, dirigida a establecer puentes, generar puntos de contacto y a propiciar entendimientos entre ambos países. Pudiera pensarse incluso que se trata de un esfuerzo quijotesco, fuera de lugar.
Sin embargo, habría que recordar que el Grupo fue creado en 2002, precisamente en un momento álgido, de crudas pugnas. Aun así, fue constituido por diputados de Gobierno y de oposición, de manera paritaria, y por representantes estadounidenses, republicanos y demócratas. Por supuesto, las diferencias se han agudizado con el paso del tiempo, cada día las palabras son más agrias y lo nuevos eventos hacen más difícil que se avance.
Desde la Casa Blanca se le cuestiona al gobierno venezolano lo que consideran es una deriva autoritaria y restrictiva de la actividad democrática y se le acusa de violación de los derechos humanos y del encarcelamiento de opositores. Del mismo modo, se critican las políticas económicas de intervención y regulación estatal y las decisiones que se relacionarían con la inflación y la escasez.
Desde Miraflores se cuestiona la política de Donald Trump, considerada como errática y al margen la legislación internacional, lo que incluiría las medidas de bloqueo financiero hacia Venezuela, así como la militarización de la política exterior. Igualmente se critican las decisiones sobre impuestos que afectarían a la gente, la violación de los derechos humanos y el muro con México.
Es en este cuadro de acusaciones y reproches mutuos que el Grupo Boston se ha propuesto actuar para crear hilos de contacto que se vayan robusteciendo hasta recomponer de algún modo las relaciones. Como se sabe, tanto Venezuela como Estados Unidos tienen relaciones fluidas con países y gobiernos de variado signo, con políticas exteriores distintas a las propias, con formas de Estado diferentes y orientaciones económicas y sociales opuestas. Claro está, ello genera a veces fricciones que en ocasiones se convierten en pugnas. De allí la importancia de procesar esas diferencias de forma inteligente para generar confianza, provocar cambios y establecer lazos de cooperación.
En el caso particular de Venezuela y Estados Unidos, la geografía y una historia común obligan a la convivencia a pesar de las diferencias. Somos países vecinos, los mares territoriales son fronterizos, pocas horas nos separan por avión, con un flujo comercial intenso, un aparato industrial entrelazado y muchos patrones culturales compartidos, con sus defectos y virtudes. Y sobre todo, nos unen los valores republicanos que nos constituyeron como naciones independientes, una historia común de emancipación marcada por los principios de libertad y soberanía nacional. Por todas estas razones, nunca puede considerarse como vano el esfuerzo que se haga por recomponer las relaciones entre los dos países.
Opinión
Boda de Diamantes de la Sociedad Amigos de Valencia

La Valencia de los Techos Rojos
Francisco Cariello Gubaira
Cronista
El próximo 15 de Marzo del presente año, la Sociedad Amigos de Valencia, estará cumpliendo sus “Bodas de Diamantes”, 75 años de permanente e interrumpida labor, siendo una piedra preciosa valenciana, muy brillante, el más duro y límpido, cuyos rayos reflejan de manera brillante el roció de la ciudad.
La Sociedad Amigos de Valencia, es una asociación civil, sin fines de lucro, que tiene por objetivo, defender los intereses de la ciudad, propender a la conservación del patrimonio histórico, cultural y ecológico, así como también divulgar las tradiciones que le son propias a la comunidad valenciana.
La idea de crear la institución, surgió, por iniciativa de un grupo de hombres visionarios, del Rotary Club de Valencia, en el año de 1946, época en que la ciudad comenzaba a perfilarse, como el gran centro industrial y manufacturero del país; lo que requería de la construcción y modernización de las infraestructuras, en todos los niveles, cónsonos a una metrópoli industrial moderna.
Cuando fueron propicias las circunstancias, el prestigioso diario “El Carabobeño”, recogió la bandera olvidada y sugirió la creación de la Sociedad “Amigos de Carabobo”, emprendiendo una campaña denominada “Por un Carabobo Grande”, en el año de 1949.
Los promotores inmediatos del movimiento, recomendaron al culto y caballero Don Ramón Ruiz Miranda, Gobernador del Estado Carabobo, para responder con el decreto respectivo, a la sugestión formulada, siendo el magno propósito de la Sociedad, la coordinación de todo lo que Valencia, haya de realizar y presentarse a la oportunidad de conmemorar el 400 aniversario de la Fundación de la Ciudad.
Las delegaciones representativas de todas las instituciones políticas, municipales, diocesanas, militares, comerciales, industriales, culturales, profesionales, educacionales y obreras, fueron convocadas al Salón Legislativo del Capitolio de Valencia y con ellos quedo constituido la Sociedad “Amigos de Valencia”; nombre atribuido a la propuesta de Don Luis Taborda.
La institución, siendo autónoma, con personalidad jurídica y patrimonio propio, ha sabido sugerir y asesorar a las autoridades correspondientes, respecto a las obras que Valencia ha necesitado, para cada momento preciso, con proyección a futuro. Con un documento, fechado el 9 de Mayo de 1950, se refería a las obras necesarias que debían cumplirse con motivo del Cuatricentenario de Valencia, ejerciendo toda la influencia de la que fue capaz, para la construcción del Gran Parque Metropolitano de Valencia, la Reforestación de los Cerros de Valencia, con la siembra de más de cien mil árboles, campañas de extinción de incendios y creación de los cortafuegos y de un cuerpo de bombero forestales; la construcción del Cuartel de Policía, el Saneamiento del Rio Cabriales, el proyecto de construcción del Jardín Botánico de Valencia, la dotación de una red adecuada de cloacas en la ciudad, la construcción del Estadio de Beisbol José Bernardo Pérez, sugirió la construcción del acueducto, la construcción del gran Paseo Cuatricentenario de Valencia, la rehabilitación de la Biblioteca Pública de Valencia a su antiguo esplendor, la Reforma del Capitolio de Valencia, Reparación de la Escuela Artesanal, la Escuela Experimental Industrial Carabobo, la pavimentación de calles con 30 cuadras de concreto, la pavimentación de 98 calles con asfalto, Aceras e Iluminación de la Avenida Bolívar, la ampliación de la Avenida Carabobo, la construcción de un hotel de primera categoría y la creación de una Universidad Privada, entre muchas obras más.
Igualmente en el transcurso de los años, la Sociedad ha concedido la entrega de diplomas, medallas, insignias, botón de oro y pergaminos de honor, como reconocimiento hacia los hijos ilustres de Valencia, sus benefactores y miembros destacados de la colectividad valenciana, que han dado un aporte desinteresado y permanente para con su ciudad.
También, se han realizado estudios de problemas diversos, se han reconocido méritos de personas e instituciones, se ha promovido la cultura a todos los niveles, se ha asesorado a organismos de gobierno, se ha velado por el mantenimiento del orden social estable en la ciudad. Se han editado trabajos y libros, se han promovido conciertos, se han organizado exposiciones artísticas. Se han denunciado males que aquejan a la ciudad, se han dado a conocer los problemas de Valencia.
En toda su historia de vida, la Sociedad no ha tenido una sede propia. En un principio las reuniones las efectuaban los sábados a las 6 de la tarde en el Hotel Carabobo; varias veces en la residencia de Don Alfonso Marín. Luego el 28 de Octubre de 1953, se muda a una casona en la Avenida Constitución cruce con Calle Vargas. El 17 de Agosto de 1960, se traslada al Museo de la Casa Páez hasta el año 2013, luego funcionaria en la Fundación Cipriano Jiménez Macia hasta el año 2020 y actualmente se reúne en el Patio de la Casa de la promotora cultural Cora Páez de Topel.
Quince Presidentes han pasado por la institución: Francisco Alvarado Escorihuela, 1950-1952; Luis Augusto Carvallo, 1952-1954; Armando Branger Esclusa, 1954-1956; Alfonso Marín, 1956-1958; Manuel Salvador Barreto Lima, 1958-1960; Luis Blanco Gásperi, 1960-1964; Oscar Romer, 1964-1966; José Regino Peña, 1966-1970; Pedro José Perdomo, 1970-1972; Fabián de Jesús Díaz, 1972-1978; Fernando Castillo Orduz, 1978-1984; Federico Monsalve Jaén, 1984-1990; Emilio Granella Villanueva, 1990-1994; Subdelia Páez de Sevilla, 1994-2020 y Anamaria Correa de Ramos, 2021 hasta la actualidad.
Francisco Cariello Gubaira – Cronista
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