Opinión
Nuevo ataque
Nuevo ataque: Por Guillermo Morillo.– Puede considerarse, por hipótesis, que el enemigo imperial está desarrollando una nueva operación en contra de la Revolución venezolana. Ésta se basaría en la devaluación del signo monetario nacional, para producir el alza de los precios por medio de la inflación. Esto lo logran por medio del que, se puede denominar; “ejército dólar”. Que es uno de sus instrumentos de ataque, junto al Ejército regular, Ejército privado”–mercenarios– y el “interno” –empresarios nacionales–. Con esa elevación de precios, se hace imposible la adquisición de cualquier tipo de producto, sean estos: alimentos, medicinas, vestimentas, artículos de limpieza, partes y repuestos, equipos, insumos y materias primas. Todos ellos necesarios para la existencia.
Pero esta acción puede afectar toda la economía del país, esto incluye a su “ejército interno” –los empresarios nacionales que les son afectos–. Lo que los hace vulnerables, por culpa de sus propios patronos, que los sacrifican sin ningún tipo de miramientos, cosa a la que tienen acostumbrado al mundo.
Es posible, que hayan pensado en financiarlos –para evitarles este trance–. Lo que obliga a investigar esta posibilidad.
Aquí debe señalarse, que todas las acciones imperiales, las están financiando con los dólares estadounidenses (US$) de las reservas internacionales que le están robando a nuestro país, sin que tengan que gastar ni un solo centavo de sus arcas. Y peor aun, como no es dinero suyo, no tienen que rendirle cuenta a nadie, ni someterse a ningún tipo de contraloría por parte de su congreso.
Así mismo debe considerarse aquí, que cuando el imperialismo yanqui elimino el “Patrón oro”, y convirtió su moneda; el dólar estadounidense (US$), en divisa de reserva internacional, quedó en capacidad de poder manipular el precio de las monedas nacionales de los países, pues éste depende de las reservas con que cuente. Pero a esto hay que agregarle, que consideran que esa moneda les pertenece, y pueden impedir, según su parecer, que alguna nación la emplee sin su consentimiento, como ha sido declarado públicamente.
Ésta operación, de la que somos víctimas, sería la continuación de una previa con las mismas características. En esa oportunidad se anunciaba que los precios se triplicarían. E incluso, en una anterior, hasta financiaban a los empresarios, en algunos casos los chantajeaban por medio de delincuentes, contratados para tal fin.
Se podía suponer que esas operaciones eran de corto aliento, pues no podían mantener por mucho tiempo la financiación de los nombrados –los empresarios nacionales–. Y tampoco el gasto de los segundos –los dólares americanos (USD). Todo esto por su condición de “monetaristas” –consecuencia de la nueva fase de Capitalismo; que es “financiarista”–, y los obliga al empleo muy comedido de esa divisa, para que no altere la oferta y demanda de ella. Debe recordarse que el ámbito de esa moneda es el mundo entero, por su condición de divisa de reserva y de intercambio comercial.
Esta situación, nos indica, que aquí, lo fundamental, no es la especulación –que no es que no exista–, sino la devaluación de nuestro signo monetario, por parte de maniobras del imperio. También, que el enemigo imperial, no tiene empacho, en sacrificar a una de sus propias fuerzas; su “ejército interno–, los empresarios nacionales, en su mayoría.
Puede suponerse, con gran posibilidad de acertar, que quien orquesta el ataque, consistente en la elevación de los precios, es el neo-imperio. Quien diseñó la operación, y la dirige son ellos, no su ejército interno, que lo que hace es cumplir órdenes. Así mismo, puede suponerse, que están de acuerdo con la operación, pero no estar plenamente conscientes, que, en la medida que resistamos, serán afectados gravemente en sus ingresos. Claro, si no lo están financiando.
Esto nos puede indicar, que debe hacerse una política de aclaratoria de la situación a ese sector del país. De su verdadera situación. La idea básica, no es achacarles a ellos, lo que está sucediendo, y tampoco, amenazarlos con extinguirlos, sino ofrecerles una rendición honrosa, ofrecerles ayuda, eso sí, muy vigilada, por si acaso. Deben tomarse principios del arte de la guerra, con relación a la masa del ejército enemigo.
Junto a ello, uno de los contraataques contra esta acción enemiga, podría ser; develarla. Explicarla detalladamente con puntos y comas a toda la población. Esto contrarrestaría el efecto de esa acción. Evitaría que se le pueda achacar la situación al gobierno, por parte de los sectores enemigos internos.
Pero la divulgación del tipo de ataque del que somos víctimas, no puede ser solamente por medios convencionales. Aunque justo es reconocer que son necesarios, esto es: prensa, radio, televisión, cine. Debe ser denunciado por todos los sectores y niveles del gobierno o del Estado. El enemigo ha desarrollado técnicas de propaganda muy buenos que puede ser dominado por cualquier persona de los medios nombrados, pero lo que no necesariamente pueden conocer, son las formas ocultas de esas formas de transmitir. Por este motivo hay que ir más allá, pero teniendo el cuidado de no emplear esas detestables formas de manejo de la conducta.
Aquí se está hablando de la necesidad de la “técnica del rumor”, “boca- oído” ó “radio bemba”. Esto potenciado últimamente con las redes sociales. Deben emplearse todos los medios desde nuestro lado: mítines relámpagos en sitios concurridos; entradas de estaciones de Metro; transporte colectivo en general; mercados populares. Con sus respectivas medidas de protección de seguridad, para evitar agresiones a los comunicadores. “Megafoneros” en áreas concurridas y en los barrios. Activistas del PSUV, Polo Patriótico y partidos aliados. Para ello deben ser capacitados para transmitir esa información.
Para desplegar estas acciones, debe partirse, como en las ciencias y artes militares, de considerar la peor de las situaciones. Quiere decirse; considerar que no le llegamos nadie por medios convencionales.
La información debe ser elaborada por especialistas en la materia. Esto incluye a expertos en “Guerra psicológica”. (Caracas, 28 de abril de 2020)
ACN/Opinión gm
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Opinión
Comienza el año 2025
Por: Cora Paez de Topel
El mes de enero es significativo por cuanto representa el principio del año en curso, celebrándose en las fechas especiales del calendario cristiano el 1º de enero como la festividad del Año Nuevo /Jornada Mundial de la Paz. El 6 de enero es el Día de Reyes, a lo que se unió la celebración del Día Nacional del Deporte. La fecha especial del 14 de enero es la celebración de la Divina Pastora, patrona de Barquisimeto, con una gran procesión de fieles en oración que siguen a la venerable imagen hasta llevarla al templo. El 15 de enero es el Día del Maestro
Son festividades arraigadas en nuestra cultura cristiana que nos invitan a celebrarlas con fervor para impulsar la solidaridad con nuestro prójimo, no tanto como un reto sino como un vínculo de plena confianza en el ser humano, dispuesto a tenderle la mano a los más necesitados, tal como señalan las Bienaventuranzas de la Ley de Dios. “Dar de comer al hambriento”. Dar de beber al sediento”. “Dar refugio al peregrino”. Son 10 que nos llaman a dejar a un lado el egoísmo para centrarnos en nuestros hermanos cuando requieran ayuda.
Los retos de la civilización nos llaman a dejar a un lado el atraso social, representado en la pobreza material de tantos que carecen de un techo donde cobijarse, o de un salario digno para cubrir las necesidades alimenticias y sanitarias. Tanto dinero malgastado en políticas públicas que no cumplen a cabalidad la función que les corresponde, limitándose a darles puestos a funcionarios del gobierno electos por el partido que los representa, pero no siempre por el programa social que los convoca.
En nuestro país la política se ha visto obligada a silenciarse para no caer en provocaciones. Hablar bien o mal del gobierno es un acto que debe mantenerse en la esfera de quienes comparten puntos de vista similares. La realidad de los presos políticos no es otra que la de ciudadanos que se atrevieron a discrepar con sólo palabras, sin tomar en cuenta el riesgo que estaban asumiendo ante un gobierno represor de la disidencia.
Continuando con la Doctrina Cristiana, al referirse al ejercicio de la autoridad de manera legítima, especifica el fundamento de ejercer el bien común. Por tanto, los regímenes políticos deben estar determinados por la libertad de decisión de los ciudadanos y respetar el principio del Estado de Derecho.
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