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La Pira: Super alimento oxigenante cerebral

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El súper alimento oxigenante cerebral que pasa desapercibido para muchos. Amaranthus venezolano, planta pira, La yerba caracas, pira o bledo; esta hierba, que ha sido subestimada desde tiempos coloniales, posee una altísimo cantidad de nutrientes.

El súper alimento oxigenante cerebral que pasa desapercibido para muchos. La planta pira forma parte del paisaje urbano de Caracas, Venezuela.

Es común caminar por las calles de Caracas y ver a la planta pira en los rincones, creciendo obstinadamente; sin que nadie la haya sembrado. Lo poco común es que los andantes sepan que es un súper alimento oxigenante cerebral.

La yerba caracas, pira o bledo son los nombres con los que se conoce popularmente en Venezuela a esta planta; de la familia de las amarantáceas, de crecimiento espontáneo durante todo el año;  según el libro ‘Caracas, pira o bledo. Guía para el cultivo’.

La palabra pira es una voz tomada del cumanagoto;  pueblo indígena perteneciente a los caribes que vivía en el centro y el oriente venezolano.

Amaranthus venezolano

Su nombre científico es amaranthus (del griego ‘que no se marchita’; ‘símbolo de la inmortalidad y deseos de salud’) y en el país suramericano prosperan las especies Amaranthus dubius, A. hybridus y A. tricolor.

Muchas veces ignorada, crece en muchas aceras caraqueñas. 

Su tallo es marrón oscuro, verde o rojizo (puede llegar a 50 centímetros de altura);  sus hojas son ovaladas y posee espigas compactas. Si bien se han descrito 70 tipos de esta planta, en Venezuela se conocen 12.

Este seudocereal, rico en vitaminas, antioxidantes y minerales;  a pesar de sus innumerables cualidades beneficiosas para la salud, después de la Conquista fue desapareciendo de la dieta básica de los venezolanos;  por ello, algunos consideran que consumirlo en la actualidad es una acto de resistencia.

Valle de sangre

La pira comenzó a cultivarse hace unos 5.000 o 7.000 años en la actual América. Según la publicación ‘Caracas, una yerba, una ciudad’; posiblemente los primeros en sembrarla fueron los mayas;  seguidos por los aztecas, los incas y los caribes, que se encontraban en el noroeste de Venezuela.

Esta planta, utilizada con «fines médicos, gastronómicos y espirituales» por los habitantes originarios;  detalla la citada publicación, fue llamada por los conquistadores bledo (del latín ‘blifus’); debido al parecido con esa especie europea.

La pira está relacionada con el paisaje urbano de la capital venezolana. 

«La yerba caracas era consumida en todo el territorio toromaima», continúa el texto.  El cronista venezolano Freddys Hurtado cita al gobernador de la provincia de Venezuela (1576-1586), Juan de Pimentel;  quien escribió que los toromaimas eran una «tribu que vivía en las inmediaciones del Valle de Caracas»;  con el nombre propio de un pájaro llamado «toro» que en su canto parecía decir ‘mayma’, según el blog La columna de Caricuao.

La variedad de espiga roja se encontraba en la actual capital venezolana;  por lo que llamaban a esta ciudad el «lago de sangre» debido a que era ampliamente cultivada por los toromaimas.

Yerba caracas

Pimentel, en su ‘Relación geográfica’, de 1578, escribe lo siguiente: «Llámase toda esta provincia generalmente Caracas, porque los primeros cristianos que a ella vinieron con los primeros indígenas que hablaron fue de una nación llamada Caracas y esta nación de indios tomó este nombre porque en su tierra hay muchos bledos que en su lengua llaman Caracas».

Este semicereal crece al lado de viejos muros caraqueños. 

Es posible que la contextura de los aborígenes se debiera al consumo de este súper alimento rico en fibra y proteínas, por lo que fue «sustituida o eliminada de la dieta indígena por razones políticas, militares y religiosas», prosigue la citada publicación.

Eudaldo Useche, miembro del Centro de Pensamiento Crítico y de la Escuela de la Sociedad Justa comenta que aún no se conoce la importancia de este rubro, que era el principal cultivo del territorio que ocupaba buena parte del actual valle de Caracas.

«Los españoles acabaron con ellas», afirma el entrevistado, explicando que generalmente era arrasada de estas tierras a través de la quema y tala.

La planta que resiste

A 526 años de la conquista y colonización en América, catalogada por algunos historiadores como genocidio, Carlina Canelo, estudiante de Agroecología en la Universidad Bolivariana de Venezuela y parte del Movimiento Agrourbano Siembra Venezuela, considera que para hablar sobre la pira es importante conocer su contexto histórico: «Es resistencia».

«Modificaron su uso por el del trigo, los pocos que consumían eran la resistencia, los que aún cultivaban su cultura y sus tradiciones», que fueron arrasadas por los conquistadores europeos.

«La gente cree que es ‘monte’. Eso viene desde la Colonia. Quedamos alienados culturalmente», afirma esta joven de 25 años.

La pira es de crecimiento espontáneo. 

En Venezuela son pocos o desconocidos los intentos de cultivarla para el consumo animal y humano, a pesar de que el Estado ha tratado de incentivar su siembra en los dos últimas décadas.

¿Qué tiene la pira?

La pira posee los siguientes componentes:

  • Calcio, fósforo, hierro, magnesio, potasio, hierro, zinc, cobre, vitamina B1 o tiamina, B2 o rivoflavina, B3, A y C (mayor que la presente en la naranja).
  • Aminoácidos como la lisina, que se encuentra en la carne, el pescado, los huevos.
  • Ácido fólico.
  • Calorías, proteínas, carbohidratos, fibra y ceniza.
  • Es baja en colesterol y tiene mayor fibra que el maíz, el arroz y el trigo.

Propiedades medicinales

Jenny Vásquez es médico chamán del pueblo wayú, en la Guajira venezolana. Explica que esta hierba ancestral sirve para limpiar el aparato digestivo y que es utilizada por los indígenas para hacer un jugo nutritivo que acompañan con sus comidas.

«Hay que volver a nuestros ancestros que usaban las plantas medicinales para sanar», afirma.

Este semicereal sirve para combatir la diarrea, las hemorragias internas, la menstruación excesiva, las úlceras en la piel, la fiebre, la irritación de garganta, los parásitos, las tos y la depresión. Además, es utilizada en la estimulación neuronal y en la oxigenación cerebral, por lo que podría mejorar la memoria y la concentración.

Nombre en otros países

  • Colombia: ataco morado.
  • México: amaranto y pigüicha.
  • Bolivia: coimi.
  • Perú: quiwicha.
  • Rusia: lebedá.

ACN/RT/Nathali Gómez

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Traidores del arte: los grandes robos de arte de Latinoamérica y otras curiosidades

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traidores del arte - Agencia Carabobeña de Noticias
Claribel Terré Morell. (Fotos: EFE).
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La escritora y periodista cubano-argentina Claribel Terré Morell lleva más de tres décadas dedicada a crear un archivo de robos de arte registrados en todo Latinoamérica, ahora reúne una selección en ‘Traidores del arte’, un libro que recoge testimonios de artistas, ladrones, marchantes y otros personajes del mundillo.

«Desde hace más de 30 años tengo un archivo de crímenes de arte. Mi abuela acostumbraba a recortar todo lo que salía en la prensa y yo lo heredé», explica a Efe Terré, que está en España para participar en la I Jornada Internacional de Mercado del Arte.

La pasión de Terré Morell por los robos de arte tiene otras dos facetas: un podcast -con el mismo nombre del libro ahora publicado- y una columna semanal en el diario argentino Clarín.

‘Traidores del arte’ acaba de ser publicado en Argentina por Óperaprima y pronto llegará a otros países. En el libro, la periodista pone la lupa sobre los robos de arte más importantes de la región y en ocasiones continúa las investigaciones sobre casos pasados.

«No todo está en internet y lo que está es copia y pega -explica- y eso distorsiona toda la historia».

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Traidores del arte: los grandes robos de arte de Latinoamérica

Entre los casos más conocidos que se encuentran en el libro están el supuesto cerebro argentino detrás del famoso robo de la Mona Lisa a comienzos del siglo XX; el de una escultura de Rodin en Chile, o la espectacular sustracción de varias obras del Museo Nacional de Bellas Artes de Asunción (Paraguay).

Para este último, por ejemplo, los ladrones excavaron un túnel de 25 metros de largo que, atravesada una avenida para llevarse obras de Tintoretto, Murillo, Courbet o Adolphe Piot. Algunas de aquellas obras se han recuperado, pero otras no.

El libro trata de llamar la atención sobre la necesidad de reforzar la legislación y la seguridad de las obras en la región. «El patrimonio -argumenta la autora- necesita ser buscado, y necesita ser recuperado. Tenemos que estar involucrados todos».

Expolio

traidores del arte - Agencia Carabobeña de NoticiasNo hay datos fiables sobre el arte expoliado en América Latina que ha acabado en casas de subastas de Estados Unidos y Europa. Antiguamente, era posible quedarse con lo que te encontrabas en el campo y ahora mismo existen grandes colecciones de arte colombino y precolombino de carácter privado que están «en un limbo», explica.

Terré Morell recoge en el libro una entrevista con Luis Emilio Onfray Fabresbó, un chileno que con veinte años robó una escultura de Rodin en Chile y la devolvió el día después. «No soy un ladrón, soy un artista», se defendió.

La escritora y periodista nacida en Cuba y nacionalizada argentina entrevista también a artistas, coleccionistas, marchantes, detectives, peritos, falsificadores y otros personajes de las bambalinas del mundo del arte. Además de periodista y escritora, Terré Morell, es jefa de Prensa de la Bienal Sur y conoce el sector al dedillo.

Interés sobre el tema

¿Por qué el público muestra tanto interés por este tipo de información? «Siempre, siempre ha existido interés sobre estos temas. El público siempre quiere sangre -se ríe-«. En muchos casos se habla del ‘robo del siglo’ , un apelativo que se ha usado demasiadas veces, apunta.

Terré Morell ha incluido también en el libro historias más peculiares que ahondan en la relación de varios presidentes latinoamericanos con el arte, con casos como el cuadro que representa desnudos al expresidente de Uruguay José Mujica y su esposa.

O el único retrato para el que posó Fidel Castro, pintado por Guayasamín, o el museo que erigió en Bolivia Evo Morales, que pintaba en sus ratos libres, aunque era «un pintor malo», relata.

‘Traidores del arte’ reúne otras anécdotas como las extrañas adquisiciones de colecciones latinoamericanas en América Latina que incluye el supuesto pene de Napoleón, pelos del Che Guevara, o la colección de vellos púbicos del que fuera presidente de Venezuela Francisco de Miranda. Muchas de ellas «historias fascinantes, divertidas y ridículas», afirma.

ACN/MAS/EFE

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