El lago de agua dulce más grande de Israel, el Mar de Galilea, se desbordó durante el pasado fin de semana, debido a las abundantes lluvias en la zona, y después de un invierno particularmente abundante que ha causado el primer desbordamiento de ese cuerpo de agua dulce en los últimos 300 años.
Según los funcionarios israelíes que miden el nivel del agua todos los días en el lago, el nivel estaba a 209,01 metros debajo del nivel del mar el domingo, solo 21 centímetros debajo de la «línea roja superior», por encima de la cual el lago empezaría a desbordarse.
La lluvia desde principios de enero fué tan abundante que el nivel del agua subió 3,12 metros y había continuado aumentando a medida que la nieve se derretía en los picos de los Altos del Golán, con un flujo constante hacia el lago.
Otro factor que gatilló el desbordamiento del Mar de Galilea fue el feriado de Pascua de una semana completa, durante el cual el agua no se bombea desde el Mar de Galilea; el agua no se considera kosher para la Pascua, ya que el lago podría contener productos de trigo fermentado o hametz.
Los expertos citados por los medios en idioma hebreo dijeron que el nivel del agua sobrepasó la línea roja superior de 208.8 metros bajo el nivel del mar, por primera vez en los últimos 300 años; causando el raro fenómeno del desbordamiento del mar de Galilea.
Eso significa que las autoridades tendrán que intervenir con un plan de acción, que implica abrir las compuertas de la presa en Kibbutz Degania, permitiendo que el agua fluya hacia el río Jordán. Eso solo ha sucedido dos veces; en 1969 y en 1992, desde que se construyó la presa en el año 1931.
AHORA #Israel#MarDeGalilea
Insólito
Después de 300 años se desbordó el Mar de Galilea..
Este mar nunca tiene olas..
Es el mismo donde Jesús caminó sobre sus aguas, multiplicó los panes y peces y donde se le apareció a sus discípulos según la Biblia..pic.twitter.com/6XoJuKfHYz
Las últimas horas del papa Francisco. El sufrimiento, conmovedor, de la despedida del Sumo Pontífice quedará para siempre en las imágenes de la última bendición. La respiración forzada. El gesto arrancado de una debilidad evidente. La voz temblorosa. El largo baño de multitudes. ¿Pero, qué ocurrió después?
Fuentes vaticanas confirman que el papa se despertó a las seis y se encontraba razonablemente bien. A las 7 empezó a encontrarse mal. Media hora después, exactamente a las 7:35, se comunicó el fallecimiento. Ahora se confirma que fue un ictus producido en el marco de un grave problema cardiocirculatorio.
Su cuerpo ya estaba debilitado por las infecciones respiratorias que habían provocado su ingreso en el Policlínico Gemelli. Las tres convulsiones sufridas entonces habían puesto en duda la posibilidad de recuperación y en esos días circuló el rumor de que en cuanto su estado mejorara un poco el Papa Francisco sería trasladado de nuevo a la Casa Santa Marta para enfrentarse en el Vaticano con la posibilidad de que el desenlace de la enfermedad fuera fatal para el Papa de gran corazón.
Se le había prescrito una convalecencia con ventilación asistida, y los médicos habían aconsejado el aislamiento. Pero el Pontífice siempre dijo que no pasaría ese tiempo alejado de sus compromisos. Y así fue: se produjo la sorpresa de Bergoglio entre los fieles, el recibimiento que no se le negó al rey Carlos de Inglaterra y, ayer mismo, el domingo, el encuentro con el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance. Y aún el último baño de multitudes: los saludos, las bendiciones, las miradas y las sonrisas a los niños.
Hay quienes el domingo notaron una mayor rigidez, respecto a los días anteriores, en el brazo. Hay quienes vieron detrás del Pontífice a una persona que lo masajeaba. Quienes notaron una respiración aún más dificultosa.
Pero aquello en lo que el Papa Francisco, en el día de Pascua, quiso que el mundo pusiera atención y lo recordara no es un parte médico de una persona frágil y enferma que no quiso ahorrarse esfuerzos, sino el llamamiento por la paz y la humanidad que lanzó al mundo.
Así lo recordó el cardenal vicario para la diócesis de Roma, Baldassare Reina, en el anuncio de la muerte: «Lloramos al testigo del Evangelio, al pastor misericordioso, al profeta de Paz«.
Se despidió de sus fieles
Ayer domingo, luego de reunirse James David Vance, vicepresidente de Estados Unidos, Jorge Mario Bergoglio fue trasladado a la Basílica de San Pedro, donde le esperaban los miles de romanos, peregrinos y turistas.
«Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!», dijo ante el júbilo de los miles de presentes. Tras estas palabras, el Santo Padre dejó que el discurso lo leyera el maestro de ceremonias monseñor Diego Giovanni Ravelli.
Tras impartir la bendición Urbi et Orbi, el Papa dio una nueva sorpresa al subirse al papamóvil, algo que no hacía desde hace meses, para saludar a todos los fieles presentes en la Plaza de San Pedro y en el comienzo de la contigua Vía de la Conciliación. Como si de su despedida se tratara, saludó a todos los presentes.