Internacional
El chavismo y sus delirios de invasión desde Colombia

El chavismo y sus delirios de invasión desde Colombia: Vuelve y juega: cada vez que el gobierno de Venezuela pasa por momentos complejos, aparecen los fantasmas de guerra «planeada desde Colombia». ¿Alguien cree todavía estas historias?
Es una vieja estrategia del chavismo: utilizar a Colombia como un factor que le ayude a superar sus crisis internas. En momentos en que el rechazo a Nicolás Maduro alcanza el 75% (según un estudio realizado por Instituto Venezolano de Análisis de Datos, IVAD), más venezolanos buscan huir de la crisis económica y social y la comunidad internacional aumenta sus críticas y sanciones contra los miembros del gobierno de Nicolás Maduro, el gobierno venezolano (que no se reinventa, rectifica ni moderniza sus estrategias) vuelve a utilizar a Colombia.
El fiscal general de ese país, Tarek Saab, denunció que desde Colombia se planea «el bombardeo militar, la invasión militar» del país, y advirtió que tanto las Fuerzas Armadas, como las instituciones y el pueblo no lo permitirán «jamás».
«Desde Colombia, y así lo denuncio como presidente del poder ciudadano y fiscal general de la República, se está planeando nada más y nada menos que reeditar épocas ya canceladas en la historia de la humanidad, como es el bombardeo militar, la invasión militar, como es la ocupación a sangre y fuego de un país pacífico como Venezuela», aseguró Saab en un acto en el estado Anzoátegui (este).
El que fuera gobernador de esta entidad por el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) advirtió sin embargo que tal escenario no se permitirá porque, dijo, «aquí está la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (ANB) y el pueblo y las instituciones democráticas que no permitiremos que eso jamás ocurra en la patria de (el Libertador Simón) Bolívar».
«Que lo entienda la godarria (sic) colombiana. Aquí vamos a combatir y vamos a resistir. No tenemos miedo», añadió.
Señaló que sus afirmaciones son hechas con «la calma y la reflexión» de quien sabe, agregó «que cada paso que han hecho apunta para el amedrentamiento, para aplicar el terrorismo psicológico teniendo todo el arsenal de propaganda trasnacional a su servicio».
El excanciller venezolano Roy Chaderton apuntó en esta dirección el pasado viernes al defender en una entrevista televisiva la existencia de una «expectativa» de invasión militar al país, aunque no aclaró por parte de quien. «En el intento alocado de invadir nuestro país cada esquina va a ser una trinchera y cada ventana un espacio para un francotirador patriota», afirmó Chaderton.
La semana pasada, las denuncias de golpe contra Venezuela fueron en contra de Estados Unidos y hace poco más de quince días contra España. Miembros del gobierno de Maduro también han acusado a Perú, Argentina y Brasil de intentar derrocarlos.
Otras denuncias
Cuando Nicolás Maduro asumió la presidencia, en 2013, encuentra que suplir el lugar de Hugo Chávez no sería tarea fácil. No sólo debía reunificar al chavismo, profundamente dividido, sino que debía convencer a los venezolanos que todo seguiría igual. Recurrió a todas las estrategias, asumió el lenguaje de Chávez y hasta contó que se le apareció en forma de pajarito.
Nada funcionó, entonces decidió recurrir a las denuncias de golpe. Desde mediados de 2013 el gobierno del presidente Maduro desmantela en promedio cada dos meses una intentona golpista en su contra, de acuerdo con recortes de prensa.
Uno de los más recordados fue aquel de febrero de 2015 cuando la crisis económica comenzaba a desbordar su gobierno. Entonces anunció que había frustrado un ataque aéreo por parte de golpistas. Según dijo el mandatario venezolano, era “un intento de utilizar un grupo de oficiales de la aviación militar para provocar un hecho violento, un atentado, un ataque”.
El plan de golpe denunciado por Maduro tendría varias fases, entre las que se cuenta la “emboscada económica” que ya se está produciendo, dijo, con el desabastecimiento de productos básicos e incitación a saqueos, una crisis a la que se sumarían estos militares y un grupo de opositores. Señaló, además, que los supuestos golpistas “le habían asegurado a Estados Unidos y a su gobierno que una vez que se diera la emboscada económica, la oposición ya estaba en capacidad de hacer ingobernable al país, y venían saqueos, grandes marchas y luego el llamado a una fuerza humanitaria”.
Según la versión oficial, detuvo a más de 20 personas, la mayoría uniformados. Las investigaciones continúan. En abril de 2014, en plenas protestas, denunció otra invasión. Entonces la oposición, encabezada por María Corina Machado y Adrián Arriá, pretendía derrocarlo con la ayuda de sectores de la oligarquía colombiana. Como prueba había correos en los que la líder opositora hablaba de “planes de magnicidio”. Entonces hubo tres detenidos. Hoy las investigaciones siguen en curso.
Mirando un poco más atrás, a 2013, Maduro hizo varias denuncias: en marzo dijo que los planes no eran sólo en su contra, pues los golpistas también irían por su entonces rival en los comicios presidenciales, Henrique Capriles. El culpable: Washington, que buscaba desestabilizar al país. En abril volvió a retomar la conspiración, luego de su triunfo en las urnas, y desbarató de nuevo planes golpistas; en mayo descubrió un plan para asesinarlo, esta vez por parte del expresidente Uribe.
En junio se intensificaron las denuncias, que se repitieron hasta final de año y se extendieron por todo 2014. En enero de este año la situación no cambió. El presidente venezolano denunció que había planes golpistas, y en la cumbre de la Celac en Costa Rica denunció que existía una conspiración internacional en su contra. Capriles, por su parte, denunció que era el mandatario quien buscaba un autogolpe.
Justo cuando Colombia pone nuevos controles migratorios y evidencia la grave crisis humanitaria del vecino país, el gobierno de Maduro vuelve con lo mismo. La semana pasada, el presidente, Juan Manuel Santos, reiteró que para su Gobierno las elecciones presidenciales que se celebrarán en Venezuela el 22 de abril, por decreto de la oficialista Asamblea Nacional Constituyente (ANC), no tendrán validez.
Comandante colombiano desmintió invasión a Venezuela
El comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, general Alberto Mejía, negó este lunes que haya un plan para invadir y bombardear a Venezuela, tal y como denunció el fiscal general designado por la asamblea nacional constituyente, Tarek William Saab. Mejía dijo que están focalizados en resolver problemas de los colombianos.
“Tenemos tantos problemas en nuestro país que estamos dedicados y focalizados. Solo nos interesa solucionar los problemas del pueblo colombiano”, dijo el general Mejía en rueda de prensa al ser preguntado sobre ese tema.
Saab denunció este lunes que desde Colombia se planea “el bombardeo militar y la invasión militar” a Venezuela. Advirtió que tanto las Fuerzas Armadas, como las instituciones y el pueblo no lo permitirán “jamás”.
Lea también: Comunidad internacional no reconocerá presidenciales sin acuerdo
ACN/diarios
Internacional
Demócratas divididos sobre guerra Israel-Irán mientras Trump anuncia intervención

Tras casi dos años de profundas divisiones respecto a la guerra en Gaza y el apoyo a Israel, los demócratas se encuentran ahora divididos sobre la política estadounidense hacia Irán, y los progresistas exigían una oposición unificada antes de que el presidente Donald Trump anunciara que Estados Unidos atacó el programa nuclear de Teherán.
Los dirigentes del partido se mostraban más cautelosos en su actuar, precisó Associated Press en una nota.
Los dirigentes estadounidenses de todos los partidos han coincidido durante dos décadas en la postura de que no se puede permitir que los iraníes tengan un arma nuclear.
La República Islámica de Irán, enemiga de Estados Unidos desde hace mucho tiempo, ha apoyado a grupos que han matado a estadounidenses en Oriente Medio y amenaza con destruir a Israel.
Pero el anuncio de Trump del sábado de que Estados Unidos había atacado tres instalaciones nucleares podría convertirse en una nueva desavenencia del Partido Demócrata, de la misma forma que divide profundamente a la base aislacionista de Trump —los partidarios de «MAGA» («Devolvamos la grandeza a Estados Unidos»)— de los conservadores más radicales.
Si bien los progresistas habían expresado una clara oposición a una acción militar, la dirigencia del partido se inclinó por la vía más segura y había exigido la intervención del Congreso antes de que Trump usara la fuerza contra Irán.
Muchos demócratas prominentes con aspiraciones presidenciales para 2028 guardan silencio, hasta el momento, sobre la guerra entre Israel e Irán.
«Como que se están cuidando las espaldas», dijo Joel Rubin, exsubsecretario de Estado adjunto durante el gobierno del presidente demócrata Barack Obama y quien ahora trabaja como estratega de política exterior.
«Las bases más combativas del Partido Demócrata son tan hostiles a la guerra de Israel en Gaza que resulta muy difícil mostrarse como alguien que respaldaría una guerra no autorizada en apoyo a Israel sin enfrentar represalias».
Los demócratas progresistas usaron las ideas y palabras de Trump
El representante demócrata Ro Khanna había calificado la consideración de Trump de un ataque como «un momento decisivo para nuestro partido», y había presentado un proyecto legislativo junto con el representante republicano Thomas Massie que exigía al presidente republicano «poner fin» al uso de las fuerzas armadas estadounidenses contra Irán, a menos que fuera «explícitamente autorizado» por una declaración de guerra del Congreso.
Khanna utilizó los propios argumentos que vertió Trump durante su campaña sobre dar prioridad a los intereses estadounidenses cuando el congresista habló con Theo Von, un comediante que apoya al presidente y es popular en la «manosfera» —una red de sitios web, podcasts, foros, videos, blogs y comunidades en línea que promueven una masculinidad idealizada y se oponen al feminismo—.
«Eso le va a costar a este país mucho dinero que debería gastarse aquí en casa», expresó Khanna, quien se dice que se encuentra entre los muchos demócratas que tienen la mirada puesta en las primarias del partido de 2028.
Bernie Sanders, el senador independiente de Vermont que buscó dos veces la nominación presidencial demócrata, había señalado el objetivo declarado de Trump durante su discurso inaugural de ser conocido como «un pacificador y un unificador».
«Apoyar la guerra de Netanyahu contra Irán sería un error catastrófico», opinó Sanders en referencia al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Sanders volvió a presentar un proyecto de ley que prohíbe el uso de fondos federales para una guerra contra Irán, insistió en que una intervención militar estadounidense sería imprudente e ilegal, y ha acusado a Israel de atacar sin provocación.
Chuck Schumer, líder demócrata en el Senado, firmó una iniciativa legislativa similar presentada por Sanders en 2020, pero esta vez se ha abstenido de hacerlo hasta ahora.
Algunos creen que el partido debería adoptar una postura clara contra la guerra.
«Los líderes del Partido Demócrata deben intensificar su oposición a la guerra con Irán y exigir una votación en el Congreso», dijo Tommy Vietor, exasesor de Obama, en X.
Los demócratas tradicionales se muestran cautelosos, pero críticos
El firme apoyo del gobierno demócrata del presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris a la guerra de Israel contra Hamás pesó sobre la candidatura del partido a la Casa Blanca en 2024, incluso con las críticas a la gestión israelí de la crisis humanitaria en Gaza.
Trump aprovechó las divisiones para ganarse el apoyo de los votantes árabe-estadounidenses y de los judíos ortodoxos en su camino de regreso a la Casa Blanca.
Hoy, la guerra entre Israel e Irán es la última prueba para un partido que lucha por reconstruir su coalición antes de las elecciones intermedias del próximo año y del inminente inicio de la carrera presidencial de 2028.
El partido buscará cerrar la brecha entre una base activista escéptica ante las intervenciones extranjeras y ya crítica del apoyo estadounidense a Israel, y los demócratas e independientes más tradicionales que conforman un bloque considerable —aunque no siempre expresivo— de votantes.
En una declaración tras los primeros ataques israelíes, Schumer manifestó que Israel tiene derecho a defenderse y que «el compromiso de Estados Unidos con la seguridad y la defensa de Israel debe ser férreo mientras ellos se preparan para la respuesta de Irán».
La senadora demócrata Jacky Rosen también se mostró cautelosa al responder a la acción israelí y declaró que «Estados Unidos debe mantener su apoyo a Israel, como lo ha hecho durante décadas, en este momento peligroso».
Otros demócratas han condenado los ataques de Israel y acusado a Netanyahu de sabotear las negociaciones con Irán sobre su programa nuclear. También le recuerdan al público que, en 2018, Trump se retiró de un acuerdo nuclear negociado durante el gobierno de Obama que limitaba el enriquecimiento de uranio de Teherán a cambio del levantamiento de sanciones económicas.
«Trump creó el problema», dijo el senador demócrata Chris Murphy en X.
«La única razón por la que Irán estaba tan cerca de obtener un arma nuclear es porque Trump destruyó el acuerdo diplomático que impuso importantes restricciones verificables a su programa nuclear».
La resistencia de los progresistas
Una encuesta realizada en septiembre por el Pearson Institute for the Study and Resolution of Global Conflicts (Instituto Pearson para el Estudio y Resolución de Conflictos Globales) y The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research (The Associated Press-Centro NORC para la Investigación de Asuntos Públicos), una organización apartidista de investigación, encontró que aproximadamente la mitad de los demócratas respondieron que Estados Unidos «apoyaba demasiado» a Israel y que aproximadamente 4 de cada 10 opinaron que su nivel de apoyo «era adecuado».
Los demócratas tendían más que los independientes y los republicanos a decir que el gobierno israelí tenía «mucha» responsabilidad en la continuación de la guerra entre Israel y Hamás.
Aproximadamente 6 de cada 10 demócratas y la mitad de los republicanos sentían que Irán era un adversario con el que Estados Unidos estaba en conflicto.
Yassamin Ansari, representante demócrata de Arizona, quien es iraní-estadounidense, expresó que los iraníes son víctimas involuntarias del conflicto porque no existen refugios ni infraestructura para proteger a los civiles de los misiles dirigidos, como los hay en Israel.
«El pueblo iraní no es el régimen y no debería ser castigado por sus acciones», publicó Ansari en X, al tiempo que criticó a Trump por fomentar el miedo entre la población iraní.
«El pueblo iraní merece la libertad del régimen bárbaro y los israelíes merecen seguridad».
Crédito Associated Press
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