Opinión
Cañería obstruidas
Cañerías obstruidas: Por Josué D. Fernández A.- El gran armazón de conductos indispensables para domesticar las aguas, ya sean blancas o negras, es una de las cosas más importantes que ha hecho falta resolver en sitios poblados; aunque poco perceptible comúnmente, excepto cuando se trancan y la fetidez inunda el ambiente. Todo resulta de la necesidad de aprovechar el líquido en justa medida como fuente de vida, o para controlar excesos peligrosos debido a inesperadas catástrofes, abusos o abandonos de servicios públicos, o de las insustituibles facilidades domésticas de hoy. Lamentablemente, también se sabe de obstrucciones violentas en otros canales, a decir los de la prensa, radio, televisión, la gigante Internet, como daño a propósito de regímenes dictatoriales.
Desde la perspectiva de comunicación y enlace de partes, incluyendo el entendimiento entre semejantes, las cañerías sugieren un modelo de conexiones especiales, en función de factores clave tal las cargas que resistirán, la circulación fluida, y la mayor eficiencia posible. La asociación entre cañerías y canales para el entendimiento viene al caso porque alerta sobre elementos críticos para alcanzar objetivos superiores como la paz y la libertad de un pueblo, por ejemplo, de grave pronostico por atores prolongados e indolentes, en diálogos a la venezolana, por 17 años, desde 2002, cuando el mandamás de entonces renunció después de rebasar intolerables excesos.
El diálogo a la venezolana es un “pasatiempo”, en el sentido estricto de la palabra, que lo que ha dejado son dudas, muchas dudas, sobre su seriedad y el cumplimiento posterior de acuerdos si los llegara a haber algún día. La duda afligida de Juan Luis Guerra, al interpretar el tema “Frío, frío”, para anticipar el futuro con su enamorada, sirve a la par como descripción de las adivinanzas sin solución que rondan en Venezuela. Un fragmento de esa letra de Romeo Santos, va de seguida para entender mejor esta situación.
https://www.youtube.com/watch?v=csFSJXc3crg
“Frío, tibio o caliente”, en el diálogo venezolano no hay respuesta ni en esas aproximaciones debido a la falta de solidaridad y compromiso con quienes padecen los desafueros del régimen, a los cuales le constan en huellas en sus huesos que las prórrogas a la tiranía son de su exclusivo provecho para proseguir con encarcelamientos, torturas, apropiación ilegítima del tesoro nacional, y acentuada convivencia con los cómplices que les brindan sostén. .
Para destapar tapones de cañerías, en los manuales se habla del preparado invasivo del “Diablo Rojo”, o soda caustica, en casos extremos, tal vez parecidos a las intervenciones armadas de afuera en situaciones igualmente trancadas. Sin embargo, los especialistas de lado y lado advierten que ese remedio podría provocar males peores con dificultades añadidas para retomar la normalidad a corto plazo. La solución con urgencia de esos atascos es lo que espera la mayoría venezolana, en atención a los que más los sufren. Ponerle fin a la rochela, pareciera la única posibilidad que queda por ensayar.
Las fórmulas rápidas de “Diablo Rojo” e invocaciones similares con frecuencia ocasionan problemas inesperados, y siempre será preferible prevenir mediante auténticos diálogos sanos y mantener cañerías en buen estado, que fluirían como corriente de río. El testimonio en música celta se escucha en el clásico de 1988 “Orinoco Flow”, de la cantante new age, la irlandesa Enya, con el que finalizan los Saldos de hoy. Gracias por su sintonía pacientes y apreciados oyentes. Amigas y amigos se les quiere.
Narración completa y temas musicales editados, en grabación por:
El artículo adosado forma parte de“SALDOS”, segmento de la revista “Estamos en el Aire”, transmitida a las 4:30 de la tarde, cada sábado, para el entretenimiento general a partir de saldos que deja la actualidad local e internacional, por Radio Rumbos 670am.en Caracas, Venezuela,, Para participación directa por los teléfonos +58 212 284.04.94 y 285.27.35, por Twitter, @jodofeal, https://www.youtube.com/user/fernandezjosue o en https://comunicadorcorporativo.blogspot.com/
Ampliaciones al pinchar imágenes de abajo – SALDOS
No deje de leer: Ola de frío en Francia activa refugios para personas que viven en la calle(Opens in a new browser tab)
Opinión
¿Qué podemos aprender de la sociedad de la nieve?
Las experiencias difíciles llevan a cuestionarnos el sentido de la vida: su significado, su valor. Y la actitud que tomamos frente a ellas, como señala el psiquiatra Viktor Frankl, nos conduce a descubrir un significado más profundo de la realidad y de nuestra existencia. Esto fue justamente lo que vivieron los 16 sobrevivientes de los Andes, cuyo testimonio recoge Pablo Vierci en su libro La sociedad de la nieve y que recientemente el director español Juan Antonio Bayona ha llevado a la gran pantalla. Aquí les comparto algunas enseñanzas que nos transmite esta historia:
Espíritu de cooperación
Al caer el avión, luego de recuperarse de la caída, Marcelo -capitán del equipo de Rugby- comienza a organizar a la gente: unos atienden a los heridos, otros mueven los cadáveres, otros buscan y reúnen comida. Y en todo ello observamos un espíritu de cooperación que va a estar presente hasta el final de esta historia.
Llama la atención que en una situación tan difícil la solución no consistió en un “sálvese quien pueda”. En una época como la nuestra, invadida por el individualismo, la película nos recuerda: el hombre es un ser con los demás. Uno de los sobrevivientes, Javier Methol, dirá en su testimonio: “El resto de los chicos podría haberme desechado, abandonado a un costado. Porque ¿qué es lo que surge primero en una situación como ésa? Es el egoísmo, el sálvese quien pueda, yo me arreglo con mi grupo de afines y el resto que reviente, ¿No es la reacción usual en el nadador que se está ahogando y que hunde al que lo viene a rescatar? Pero en la montaña ocurrió exactamente lo contrario a lo que ocurre en la sociedad. ¿Y eso también fue casual?” (P. 204).
Espiritualidad
Cuando escasea o falta lo material, es más probable que la persona se encuentre con los recursos de su espíritu y con bienes inmateriales. En su testimonio Adolfo Strauch nos habla de un sexto sentido. Dice: “cuando vives en la ausencia total de elementos materiales, les permites espacio a otras sensaciones, a nuevos sentidos, que es lo que quiero rescatar cuando vengo a la montaña” (p. 144).
Se trata del despertar de una sensibilidad espiritual que nos permite estar atentos a grandes valores y que muchas veces nos pasan desapercibidos. Algo importante que sobrepasa lo material: “No tengo nada, estoy con hambre, tirito de frío, estoy solo, perdido, con la muerte pisándome los talones, y sin embargo puedo experimentar una felicidad diferente”. Allí arriba, señala Coche Inciarte, “encontré la paz que debería encontrar en la vida” (p. 11).
Sentido
La juventud de los sobrevivientes se manifestó en sus ganas de vivir pero, sobre todo, en su esfuerzo por encontrarle un sentido a todo el sufrimiento que estaban padeciendo. Señala Coche Inciarte: “Y hoy, cada vez que subo a la montaña me formulo las mismas preguntas, las que se afirman con los años, cuanto más viejo me pongo: «Cómo hicieron esos jovencitos para soportarlo? ¿Por qué lo lograron?». Y, fundamentalmente, «para qué lo hicieron»” (p. 67).
Ciertamente, cuesta comportarse como un ser humano cuando tienes que sobrevivir comiendo carne humana y congelándote del frío. Pero a pesar de esas dificultades, en esta historia los sobrevivientes dan lo mejor de sí. Luego del rescate la pregunta final de la película hace pensar en el valor y el significado de lo que han vivido juntos, pero también en la misión -personalísima- que cada uno tiene por delante. Bien lo dirá Nando: “Para mí, el verdadero milagro es que, al vivir tanto tiempo esquivando la muerte, rozándola siempre, aprendimos de la forma más poderosa lo que significa estar vivo”. (P. 401).
Superación
En su testimonio Carlitos Páez cuenta cómo esta experiencia fue “una catapulta de la que salí disparado para alcanzar otros horizontes, un gran salto desde la penumbra hasta la vida”. Él, siendo un joven mimado y no acostumbrado a enfrentarse a esa clase de sufrimientos, descubrió en la montaña que valía la pena luchar por una meta y ponerse un estilo de vida exigente. Dice de sí mismo: “el jovencito de antes comenzó a diluirse lentamente; cada día crecía un año, cada minuto un día. Como contrapartida debía trabajar, tenía tareas fijas que yo mismo había elegido” (p. 244). Para Tintín Vizintín, “esta es la fórmula que define los Andes, nunca hubo resignación”. (P. 332). Los sobrevivientes fueron combativos, emprendieron sobre todo una gran lucha interior, de no tumbarse, de no rendirse. Por eso señala Gustavo Zerbino que “lo único que nosotros tenemos para decir es que cada uno puede lograr lo mismo que nosotros si se propone remontar la cuesta y salir de su cordillera”. (P. 184).
Agradecimiento y Generosidad
La creación de una comunidad, la ayuda del uno al otro, iba despertando en los sobrevivientes una actitud de agradecimiento que conducía a la generosidad. Gustavo Zerbino, por ejemplo, fue acumulando los recuerdos de aquellos que se morían no porque se lo hubieran pedido sino porque a él le daba la gana. Allí, en sus palabras: “nadie pedía, todos daban”. (P. 177).
Daniel Fernández, también observa esta actitud de agradecimiento y de generosidad: “El grupo funcionó con tanta generosidad, con los afectos tan a flor de piel, que, si veías que uno se caía, indefectiblemente te aproximabas, te sentabas a su lado, y comenzabas a hablarle, para que, juntos, volvieran a recuperar la esperanza”. (p. 95).
Humildad
Una de las grandes lecciones que aprendió Moncho Sabella en la montaña fue la de la humildad: “¿Por qué me salvé? (…) porque aprendí desde el primer momento que nos salvábamos si manteníamos la humildad”. (P. 129). Allá arriba en la montaña nadie buscaba protagonismo. Al bajar a la civilización no comprenden por qué la gente habla de héroes, si allá arriba lo que había era un equipo: “en la sociedad de la nieve no había protagonismo”. Fue precisamente esto, la humildad, lo que Moncho va a denominar el núcleo de esta historia.
Heroísmo
Al bajar a la civilización la gente dice: “qué personas tan solidarias aquellos sobrevivientes de los Andes”. Sin embargo, Adolfo Strauch nos recuerda que todos tenemos dentro esa solidaridad. Señala que “en lo más hondo del corazón, si te van quitando elementos, llegas al corazón desnudo, donde el ser humano se entrega por el otro. Cuando la muerte golpea las chapas del fuselaje, las cosas banales se desvanecen, y personas comunes son capaces de gestos extraordinarios» (p. 112).
De esta solidaridad que se despertó allá en la montaña surgió lo que llamaron el héroe humilde, personajes como Numa y Enrique Platero. “Numa nos enseñó -dice Moncho Sabella- el heroísmo anónimo al entregar a los otros más de lo que se reservaba para sí mismo. En ese balance de solidaridad y egoísmo, que es lo que te permitía morir o vivir, él inclinaba la balanza a favor de los otros y en detrimento de sí mismo. (P. 136). En el momento en que muere Numa, como vemos en la película, los sobrevivientes ven que su mano sostiene un papel que dice: “no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos”.
Coherencia
En el libro Roy Harley señala que él sólo veía necesario dar testimonio de esta historia con su vida. Dice: “siento, sí, que el testimonio lo debemos dar con la vida diaria y con lo que hacemos con ella, en homenaje a lo que vivimos: nos tocó experimentar algo muy particular y creo que el mensaje lo tenemos que dar todos los días en forma permanente con lo que hacemos, no con lo que decimos” (p. 275). Y destaca que lo importante en este caso es la coherencia de vida: “los ingleses lo llaman Walk the talk. O el otro lema: si no vives como piensas, acabarás pensando como vives (…) walk the talk, haz lo que dices, es una buena pauta de conducta para gente que padeció lo que nosotros padecimos”. P. 276.
Finalmente, una emoción que nos transmite constantemente la película es la de la frustración, pues allá en la montaña los sobrevivientes se encuentran con “nada”. Lo que genera una paradoja. En el mundo de hoy las personas tienen cubierto su “derecho de recibir”, y se sienten vacíos. Allá en la montaña los sobrevivientes se sintieron en el deber de dar, y se sintieron llenos. La película quizás plantea un cambio, quizás nos muestra un camino hacia una felicidad inesperada.
Gabriel Capriles Fanianos. X: @gabcapriles
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