Internacional
Arrepentidos de negar la catástrofe del coronavirus

Los negacionistas de la catástrofe
Líderes mundiales como Donald Trump (USA) Jair Bolsonaro (Brasil) Aleksander Lukashenko (Bielorrusia) Gurbanguly Berdimuhamedovn (Turkmenistán); y los bandazos que han dado Boris Johnson (Reino Unido) y Andrés Manuel López Obrador (México); han tratado de minimizar la gravedad del impacto de la Covid-19, pese a los consejos de los científicos; pero los negacionistas de la catástrofe ahora se arrepienten. La devastadora propagación del virus les ha propinado un guantazo; y los ha obligado a rectificar. “Los líderes que han sugerido que los expertos conspiran para engañar al público ponen en riesgo a la población”.
El Covid-19 castiga a quienes lo niegan
Hay líderes mundiales que se han resistido con más dureza a implantar acciones contundentes contra la Covid-19, en contra de las recomendaciones de la comunidad científica. Los casos más significativos son los de Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil, que llegaron a afirmar que el virus se esfumaría con el calor primaveral y que era poco más que una gripe sin importancia. Otros dirigentes, como el bielorruso Aleksander Lukashenko, siguen pensando que el coronavirus es una enfermedad que se combate practicando hockey sobre hielo (el deporte nacional de la exrepública soviética) y bebiendo vodka.
“Los líderes que han sugerido que los expertos conspiran para engañar al público ponen en riesgo a la población”, señala Celeste Kidd, psicóloga de la Universidad de Berkeley. “Cuando se habla de un jefe de Estado también se considera que es alguien que tiene acceso privilegiado a expertos y datos, por lo que se supone que está utilizando una mejor información”, añade.
“Los discursos negacionistas perjudican a la gente”, coincide en resaltar Philipp Schmid, psicólogo del Centro de Investigación Empírica en Economía y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Erfurt. “Las discusiones públicas y las declaraciones de los políticos son altamente persuasivas en la medida en que pueden cambiar las percepciones de riesgo, las actitudes y los comportamientos de los ciudadanos”, matiza Schmid, que resume que estas posturas pueden responder a intereses financieros o de exaltación de su propia imagen. “Las medidas para hacer frente a la propagación del virus perjudicarán a la economía y, por lo tanto, las personas que priorizan los intereses financieros tratarán de silenciar las voces científicas que los amenacen”, indica el psicólogo.
La banalización de la pandemia recuerda al negacionismo que existe en torno al cambio climático. “Si el distanciamiento social es visto como una medida propia de los políticos progresistas, va a ser un problema. Es muy importante que esto no quede atrapado en las mismas guerras ideológicas del cambio climático”, advierte Matthew Hornsey, de la Universidad de Queensland, en Australia, especializado en entender por qué hay quien rechaza los mensajes científicos.
La mayoría de los dirigentes ha ido reculando ante la inexorable realidad que explota en sus hospitales. Pero sus declaraciones les ponen en evidencia:
Donald Trump (EE UU)
“Parece que en abril, en teoría, cuando haga un poco más de calor, desaparecerá milagrosamente [el virus]”, declaró el presidente estadounidense el pasado 10 de febrero, cuando en Estados Unidos, con una población de 327 millones de personas, apenas había 12 casos confirmados y ninguna muerte. Insistió con su postura el 24 de febrero, con referencias a la economía: “El coronavirus está muy controlado en Estados Unidos. ¡La Bolsa comienza a estar muy bien!”, añadió. Después vaticinó: “Va a desaparecer. Un día, como si fuera un milagro, desaparecerá”.
En vídeo, unas declaraciones del presidente de EE UU, Donald Trump, del pasado 24 de marzo: «No vamos a dejar que la cura sea peor que el problema». (VÍDEO: EPV)
Con el tiempo moduló su parecer y atacó a la oposición y a los medios de comunicación, a los que acusó de difundir noticias falsas sobre la expansión del virus, hasta que paulatinamente reconoció la gravedad y el 13 de marzo declaró la emergencia nacional. El desplome de las Bolsas y un estudio del Imperial College de Londres que preveía 2,2 millones de muertos en EE UU si no se tomaban medidas estuvieron, con seguridad, tras el cambio de actitud del presidente.
Dos días después de declarar el estado de alarma, con 3.499 casos confirmados y 63 muertes en un país en el que hay 29 millones de personas sin seguro médico, aseguró: “Es un virus muy contagioso. Es increíble”.
Aquel mes de abril en el que, según Trump, el calor alejaría al virus, ha llegado, y las previsiones de la Casa Blanca han cambiado radicalmente: ahora se calcula que virus matará a entre 100.000 y 240.000 personas en el país. “Quiero que todos los estadounidenses estén preparados para los días difíciles que se avecinan. Estamos atravesando semanas muy difíciles”, ha dicho esta semana.
Jair Bolsonaro (Brasil)
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, negó al principio de forma tajante la gravedad de la pandemia y calificó las reacciones de “histeria” en un país habitado por 209 millones de personas. Entre sus frases más destacadas durante las últimas semanas: “Es apenas una pequeña gripe o resfriado”; “va a morir gente, lo siento, pero no podemos parar una fábrica de automóviles porque hay accidentes de tránsito”, o “el brasileño no se contagia, es capaz de bucear en una alcantarilla, salir y no pasa nada».
Ante la cifra de más 600 infectados, el pasado 20 de marzo, el Senado declaró al país en estado de calamidad pública. Los gobernadores de los Estados de manera gradual, desde mediados de marzo, recomendaron a la ciudadanía que se quedara en casa y ordenaron la prohibición de grandes aglomeraciones, el cierre de escuelas, los centros comerciales, los cines y los estadios. Unas acciones en línea con los consejos de distanciamiento social del ministro de Salud de Brasil, que comenzó a tomar protagonismo en la gestión de la crisis por encima de Bolsonaro que, pese a la evidencia, no comulgaba con estas premisas.
Hasta el pasado domingo, Bolsonaro, que defiende que la cuarentena se restrinja a los grupos de riesgo, se paseó por varios mercados y difundió que había que seguir trabajando. “La muerte está ahí, si Dios quiere. No te puedes quedar parado. Si no mueres de la enfermedad, mueres de hambre”, declaró el político entre comerciantes.
Pero hubo un giro horas después: hizo una declaración pública, e inédita, en la que reconoció que es “el mayor desafío» de su generación. En los dos últimos días, en su cuenta de Twitter, prácticamente solo difunde las acciones que realiza contra el virus como enviar equipamiento a los hospitales y distribuir test, aunque mantiene como prioritaria la actividad laboral y este jueves ha aprobado una renta básica para 60 millones de trabajadores informales durante tres meses. “¡Juntos, con coraje, serenidad y patriotismo, ganaremos la batalla contra esta epidemia y sus efectos! ¡Lucharemos con todas nuestras fuerzas para proteger a nuestra nación!”, publicó el pasado miércoles.
Aleksander Lukashenko (Bielorrusia)
Para el presidente de Bielorrusia, lo mejor contra el coronavirus es el hockey, beber vodka, tomar saunas y trabajar con un tractor en el campo. Lukashenko, al frente desde hace 26 años de un país con 9,5 millones de habitantes, ha calificado la respuesta a la pandemia como una “psicosis de Occidente”. Ha minimizado las medidas de distanciamiento social y asiste a multitudinarios partidos de hockey sobre hielo. “Es mejor morir de pie que vivir de rodillas”, ha declarado el dirigente, que ha mantenido la celebración de partidos de la liga de fútbol bielorrusa para expectación del resto del mundo.
En Bielorrusia hay muy pocos infectados respecto a otros países europeos, y Lukashenko mira asombrado lo que hacen sus vecinos, e incluso protestó cuando Rusia cerró la frontera. ”En esta vida todo es posible. Pero lo importante es no caer en el pánico”, decía el líder bielorruso el 24 de marzo. “Lo que más temo es que la gente enferme de psicosis, por lo que sucede en los medios de comunicación”. Los eventos deportivos siguen permitidos y las universidades continúan las clases.
Gurbanguly Berdimuhamedovn (Turkmenistán)
El Gobierno de Turkmenistán, que tiene frontera con Irán —uno de los primeros países en detectar infectados desde China—, ha desterrado la palabra coronavirus de la Administración y medios independientes denuncian que las autoridades ocultan la pandemia y detienen a quien hable de la crisis en público o lleve mascarilla.
LOS BANDAZOS DEL REINO UNIDO Y MÉXICO
Dirigentes como Boris Johnson, en el Reino Unido, y Andrés Manuel López Obrador, en México; han sido noticia por sus bandazos a la hora de afrontar la crisis, pero no han negado su gravedad.
A principios de marzo, el primer ministro británico optó por evitar medidas drásticas; con una estrategia que consistía en dejar que la población se fuera inmunizando; poco a poco a través de contagios controlados; una medida que dividió a la comunidad científica y que ha terminado por abandonar ante la avalancha de casos; que incluso han recaído sobre él, siendo uno de los más de 29.000 contagiados del país.
De igual forma, al presidente de México le ha costado dimensionar los efectos de la enfermedad. Ha pasado el mes de marzo entre besos, abrazos y muestras de estampitas religiosas, y ha asegurado que el coronavirus no afectara a la economía de un país con 129 millones de habitantes, 52 millones de ellos viviendo en la pobreza. “Dirán que soy un soñador, pero quiero que los sueños se conviertan en realidad y tengo el sueño de que nuestro pueblo no va a sufrir ni padecer. Quiero que nuestro pueblo sea feliz”, dijo el 16 de marzo, antes de que definitivamente se declarara la emergencia sanitaria el pasado martes.
ACN/Reuters/AFP/Ángeles Lucas/ElPáis
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Internacional
Corte Suprema de EE.UU. limita la capacidad de los tribunales para emitir órdenes judiciales a nivel nacional

Limitan capacidad a tribunales para emitir órdenes judiciales a nivel nacional, por parte de la Corte Suprema de Estados Unidos en respaldó al esfuerzo del presidente Donald Trump al verse restringido y que han obstaculizado su agenda durante meses.
Sin embargo, indicó este viernes 27 de junio, que el controvertido plan del presidente para eliminar de hecho la ciudadanía por nacimiento podría no implementarse nunca.
La Corte Suprema le concedió a Trump una parte importante de lo que buscaba: limitó la capacidad de los demandantes para solicitar órdenes judiciales a nivel nacional que suspendan temporalmente la aplicación de una política por parte del gobierno.
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Limitan capacidad a tribunales para emitir órdenes judiciales a nivel nacional
Estas órdenes judiciales son el centro de la batalla que el presidente, que lleva meses en el poder judicial federal, mantiene por sus intentos de redefinir unilateralmente las políticas migratorias del país, recortar el gasto público y asumir el control de agencias independientes.
En ese sentido, la decisión representó una victoria significativa para Trump en el alto tribunal y podría tener implicaciones duraderas no solo para el resto de su administración, sino también para futuros presidentes de ambos partidos.
Así decidieron los jueces
La jueza Amy Coney Barrett, la más reciente jueza que fue designada de Trump a la Corte Suprema, redactó la contundente opinión.
“Los tribunales federales no ejercen una supervisión general del poder ejecutivo; resuelven casos y controversias conforme a la autoridad que les ha otorgado el Congreso”, escribió Barrett en representación de la mayoría. “Cuando un tribunal concluye que el poder ejecutivo ha actuado ilegalmente, la solución no es que el tribunal también se exceda en sus facultades”.
En su opinión discrepante en nombre de los tres miembros liberales de la corte, la jueza Sonia Sotomayor afirmó que la mayoría había seguido “vergonzosamente” la estrategia de la administración en el caso, lo que describió como un intento de imponer una política “manifiestamente inconstitucional” al no pedir a los jueces que la aprobaran, sino limitar el poder de los jueces federales en todo el país.
Advirtió que, según el fallo, “ningún derecho está a salvo en el nuevo régimen legal que crea la Corte”.
“Una amenaza existencial para el Estado de derecho”
En una mordaz disidencia individual escrita por la jueza Ketanji Brown Jackson, la designada por el expresidente Joe Biden acusó a sus colegas conservadores de crear “una amenaza existencial para el Estado de derecho” al permitir que Trump “violara la Constitución”.
Advirtió que “la anarquía ejecutiva florecerá” si ahora se exige a los jueces de tribunales inferiores que permitan a un presidente “actuar ilegalmente”.
“Con el tiempo, el poder ejecutivo se volverá completamente incontenible y nuestra querida República constitucional dejará de existir”, escribió Jackson.
Continuó: “Quizás la degradación de nuestro régimen de Estado de derecho ocurriría de todos modos. Pero la complicidad de esta Corte en la creación de una cultura de desprecio por los tribunales inferiores, sus fallos y la ley (tal como la interpretan) sin duda acelerará la caída de nuestras instituciones de gobierno, lo que facilitará nuestra desaparición colectiva”.
Reacción del Gobierno
El presidente Trump calificó el viernes la decisión como una “gran victoria”.
“¡GRAN VICTORIA en la Corte Suprema de Estados Unidos! Incluso el fraude de la ciudadanía por nacimiento ha sido, indirectamente, duramente afectado”, publicó Trump en Truth Social. “Felicitaciones a la secretaria de Justicia Pam Bondi, al procurador general John Sauer y a todo el Departamento de Justicia”.
Bondi respondió al fallo judicial del viernes, respaldando el esfuerzo del presidente Donald Trump por restringir las órdenes judiciales de tribunales inferiores que han obstaculizado su agenda durante meses.
“Hoy, la Corte Suprema investigó a los tribunales de distrito para DETENER el aluvión interminable de órdenes judiciales a nivel nacional contra el presidente Trump. Esto no habría sido posible sin el trabajo incansable de nuestros excelentes abogados @TheJusticeDept y nuestro procurador general, John Sauer”, escribió Bondi en X. “Este Departamento de Justicia continuará defendiendo con celo las políticas de @POTUS y su autoridad para implementarlas”.
ACN/MAS/CNN
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