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Alcabalas en tiempos de cuarentena

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podrán grabar los procedimientos - acn
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Con Criterio/Alcabalas en tiempos de Cuarentena: Por Juan Carlos Leòn-Beràstegui.-

En estos días es frecuente encontrarnos con alcabalas móviles;  en las calles, avenidas o acceso a las autopistas. Por ello como abogado te recomiendo; comportarte de manera educada y respetuosa sin dejar que vulneren tus derechos.  No pongas resistencia a la autoridad pues es un delito tipificado en el Código Penal.

Es importante que sepas que ninguna persona; puede ser arrestada o detenida sino en virtud de una orden judicial; a menos que sea sorprendido in-fraganti, según lo establecido en el artículo 44 literal 1°de la Constitución.

En caso de que deseen revisar el vehículo  el Bufete León Berastegui recomienda;  que la revisión se haga en presencia de 2 testigos; y de ser posible aclararle al funcionario que Usted va filmar un video durante la inspección.

Causales de retención de vehículos

La Ley es muy clara en cuanto a las causales de retención del vehículo;  cuando circule en condiciones evidentes de inseguridad y mal funcionamiento.

Cuando no posea documentos que demuestren la propiedad del vehículo; en caso que sea porque se le quedaron los documentos en su casa;  les recomiendo conversen con el funcionario y que les permita que le lleven;  hasta el punto de control el certificado de propiedad del vehículo; el documento de compra venta debidamente Notariado;  o la autorización del propietario por escrito para que demuestre la posesión legal del vehículo. Aunque les recuerdo que  es obligatorio tenerlos  a mano al salir a conducir.

Si el vehículo no posee placas identificadoras será retenido;  a menos que Usted posea el Permiso de Circulación previsto en el Reglamento de la Ley de Transito Terrestre;  expedido por el Instituto Nacional de Transporte Terrestre.

Obligatoriedad de retención de vehiculos

Ahora bien, si el vehículo está involucrado en un accidente de tránsito terrestre; con personas fallecidas o lesionadas obligatoriamente debe ser retenido. O si los documentos que presente ante el funcionario en la Alcabala sean falsos;  o los seriales de identificación del vehículo estén adulterados. Existen otros casos previstos en la Ley pero lo que he señalado son los más frecuentes.

Recuerde que tanto conductor como acompañantes; deben identificarse con la Cedula de Identidad que es el documento probatorio;  y que para circular vehículos  en Venezuela debe poseer  la Licencia de Conducir y el Certificado Médico Vial;  ambos deben estar vigentes. Asi como poseer el Seguro de Responsabilidad Civil del Vehículo.

En la actualidad se encuentra vigente el Decreto 4.160 de fecha 13 de marzo de 2.020;  el cual ha sido prorrogado cada 30 días y que contempla el Estado de Alarma en todo el Territorio Nacional;  un estado de excepción restricciones de circulación en determinadas áreas geográfica ante la pandemia del Covid 19.

Todos estamos obligados a cumplir las disposiciones del Decreto y existe la responsabilidad individual por incumplirlo;  y poner en riesgo la salud de la ciudadanía.

Hago un llamado a la conciencia ciudadana para que todos utilicemos el tapaboca bien colocado;  que tape nariz y boca, antes de salir de nuestras casas o apartamentos;  y únicamente  lo retiremos una vez que estemos nuevamente en nuestro hogar;  siguiendo las indicaciones médicas para ello.

En tiempos de cuarentena deben poseer salvo conducto emitido por el Zodi para trasladarse entre estados o municipios, documento que puede ser solicitado en la alcabala.

ACN/Juan Carlos Leon-Berastegui/@abocorporativo

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Rafael Irigoyen Crespo, Pipo, ¿Un personaje olvidado?

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Rafael Irigoyen Crespo
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En 1958 las autoridades de la Universidad de Carabobo le pidieron al joven economista Rafael Irigoyen Crespo que asumiera la dirección de un nuevo proyecto: la Escuela de Administración Comercial y Contaduría Pública, adscrita provisionalmente a la Facultad de Derecho.

El 17 de noviembre del año pasado, mientras interpretábamos la misa rociera en honor a nuestra patrona, la Virgen del Socorro, en la majestuosa Catedral de Valencia, junto a mi grupo Los Amigos de Siempre, ocurrió un episodio que me dejó pensativa. Durante la celebración, Nina Lizarraga de Irigoyen, tía de una de nuestras integrantes y mi hermana de la vida, Moira Chalbaud Lizarraga, llegó con el rostro descompuesto. Siempre la había conocido como una mujer de semblante sereno y sonrisa amable, reflejo de una felicidad que irradiaba incluso en los momentos más difíciles, como la muerte de su hijo Antonio. Sin embargo, aquel día noté en su expresión una incomodidad que nunca antes había visto. A pesar de ello, no pronunció palabra alguna; simplemente nos saludó con su habitual cortesía y se sentó junto a su hermana Margarita, la madre de Moira, algo que me pareció normal en ese momento.

Más tarde supe que venía de un acto en el Colegio de Economistas, donde habían rendido honores post mortem a su esposo, Pipo Irigoyen. Al parecer, durante el homenaje se mencionaron algunas cosas con las que ella no estaba de acuerdo, lo que la llevó a retirarse discretamente. Dejó que su hija permaneciera en el evento para recibir la condecoración en su lugar, mientras ella optó por guardar silencio y alejarse. Pero, ¿qué habría pasado allí que le causó tanta molestia?

Resulta que se otorgó la orden “Luis Delgado Filardo” y a Pipo lo honraron post mortem, lo cual, en principio, no tenía nada de malo. Luis Delgado Filardo fue un colega y amigo de Pipo y de mi padre, una autoridad universitaria de excelente reputación, muy querido y recordado en Valencia. El detalle fue que durante el homenaje afirmaron que Luis fue “el gran propulsor de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Carabobo”, algo que no suena lógico, ya que Luis ingresó a la universidad en 1960, después de que Pipo trabajara el proyecto de la facultad. De hecho, Pipo fue designado como su primer decano y luego sugirió que Luis, su amigo, continuara en la dirección de la Escuela de Economía, ahora adscrita a la FACES.

Cuando en 1962 los Correa Feo nos mudamos a Valencia, una decisión motivada por la fundación de la Escuela de Educación, como he mencionado en otras ocasiones, tuve la oportunidad de conocer a Pipo. En aquel entonces, yo tenía apenas siete años. Mis padres y él eran amigos desde sus tiempos de estudiantes en la Universidad Central. Siempre contaban entre risas que, el día de su boda, Pipo se les acercó diciendo: “Ajá, no me invitaron y me coleé”. Mi madre, de inmediato, señaló con el dedo índice la mesa donde estaban sentados los padres de Pipo, demostrando que había sido invitado con ellos. Este reencuentro con Pipo Irigoyen, su amigo barquisimetano al que ambos conocían desde sus años juveniles en Caracas, fue una sorpresa muy agradable. Aquello marcó el reinicio de una bellísima relación que perduraría en el tiempo.

Pipo era economista. Se había graduado en la Universidad Central de Venezuela y en 1958 llegó a Valencia para contribuir con la construcción de la nueva Universidad de Carabobo, que había sido clausurada en 1904 por el dictador Cipriano Castro y permaneció cerrada durante cincuenta y cuatro años. El 21 de marzo de 1958, se creó la Universidad de Carabobo, con sede principal en Valencia, según el Decreto Nº 100. Para el cargo de rector fue nombrado el Dr. Luis Azcunes, y como vicerrector y secretario, el Dr. Luis Fernando Wadskier. También se designaron los decanos de las facultades que abrieron: Derecho, Ingeniería Industrial y Medicina, a cargo de los doctores Donato Pinto, Víctor Rotondaro y José Valero Lago, respectivamente. Ese mismo año, 1958, le pidieron al joven economista Rafael Irigoyen Crespo que asumiera la dirección de un nuevo proyecto: la Escuela de Administración Comercial y Contaduría Pública, adscrita provisionalmente a la Facultad de Derecho.

Se dice que durante esa época conoció a Nina Lizarraga, una de las bellísimas sobrinas del representante del Ministerio de Educación, el médico Jorge Lizarraga. Se casaron y formaron un hogar hermoso con seis hijos: Nina Isabel, Rafael Gerardo, Claudia, Rafael Hipólito, Rafael Antonio y Sergia.

En 1959, se designaron nuevas autoridades: rector, Dr. Humberto Giugni Maselli; vicerrector, Manuel García; y secretario, Emiro Puchi Albornoz. El nuevo Consejo Universitario designó una comisión integrada por economistas y pedagogos, entre los que se encontraban Rafael Irigoyen Crespo, Jorge Castro Cabrera, Jesús Berbín y Pedro José Mujica, cuya misión era estudiar y comprobar la necesidad técnica y social de crear la Escuela de Economía en la Universidad de Carabobo. Así, el 1 de julio de 1960, se decretó su creación, y fue entonces cuando Pipo llamó a su amigo, el valenciano Luis Delgado Filardo, también graduado en la Universidad Central un año después que él, para que se uniera al proyecto y asumiera la dirección de la Escuela de Economía, adscrita provisionalmente a la Facultad de Derecho.

Paralelamente, se planteó la importancia de crear una facultad especializada, y Pipo Irigoyen se propuso lograrlo. Tras aprobarse el excelente proyecto, Pipo Irigoyen fue designado decano de la nueva Facultad de Ciencias Económicas y Sociales y su amigo Luis Delgado Filardo, esposo de la primera Miss Venezuela valenciana, Gisela Bolaños, continuó como director de la Escuela de Economía, ahora adscrita a la nueva facultad.

Humberto Giugni le propuso a Pipo lanzar su candidatura como Secretario de la Universidad, pero este declinó, prefiriendo continuar en el decanato de la FACES. En su lugar, propuso a su amigo Luis Delgado Filardo, quien aceptó el cargo. Años más tarde, Luis llegó a ser vicerrector de la Universidad de Carabobo, mientras Pipo permaneció en su facultad, dos períodos consecutivos como decano y luego como asesor, siendo posteriormente director de la Oficina de Desarrollo Industrial, (ODIUC).

No quiero quitarle méritos a Luis Delgado Filardo, al contrario, lo que deseo es que Rafael Irigoyen Crespo no sea injustamente olvidado, como a veces siento que sucede con mi padre.

Pipo murió prematuramente el 9 de abril de 1987. Recuerdo claramente que, el último día de su novenario, mi madre, muy triste, me dijo: “La próxima soy yo”. Y tuvo razón. Un año más tarde, el 5 de abril de 1988, nos tocó despedir a mi madre, mi mejor amiga y su amiga de siempre.

La historia no solo se escribe con grandes gestas, sino también con el reconocimiento justo de quienes dedicaron su vida a construir instituciones y legados. Rafael Irigoyen Crespo merece ser recordado no solo como un pionero, sino como un hombre que, con su trabajo y dedicación, dejó una huella imborrable en la Universidad de Carabobo y en la vida de quienes lo conocieron.

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