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No hay nada más sabroso que un huevo frito

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Secretos para el mejor huevo frito, estrellado o cocido  y de otras cuatro maneras básicas.  Se puede tomar de mil maneras, pero siempre cocinado. «Comerlo crudo no tiene sentido porque, en este caso, la avidina, que es una proteína del huevo, impide que absorbamos la biotina, una vitamina que mejora el aspecto de nuestra piel».

Estos son los trucos definitivos para los amantes de la yema y la clara

La disyuntiva de si fue antes el huevo o la gallina no es ajena a la cocina. De lo que no hay duda es de que actualmente estas aves van poco a la cazuela, mientras que los huevos no dejan de aparecer en cazos, sartenes y hornos. Cada día más, ahora que ya están liberados de cierta mala fama que arrastraron no hace tanto tiempo y que aseguraba que estaban detrás de subidas aceleradas del colesterol. Hoy en día, los científicos han hecho las paces con el huevo y no hay excusa que valga para no aprender a cocinarlo de diez.

«El mito proviene de una mala conclusión de un estudio en los años setenta, que emparejaba el consumo de huevo con problemas cardiovasculares. Es un alimento rico en colesterol, pero ese contenido no se transmite al colesterol sanguíneo. Hoy en día, sabemos que son las grasas saturadas y las trans las que hacen sufrir al corazón», explica Susana León, técnico superior en dietética y coach nutricional. «No solo eso: el huevo aporta doce gramos de proteína por cada cien de producto. Además, es rico en antioxidantes y refuerza nuestro sistema inmunológico, entre otras virtudes», explica León.

No hay nada más sabroso que un huevo frito

Se puede tomar de mil maneras, pero siempre cocinado. «Comerlo crudo no tiene sentido porque, en este caso, la avidina, que es una proteína del huevo, impide que absorbamos la biotina, una vitamina que mejora el aspecto de nuestra piel». Es mejor tomarlo en preparaciones que sean bajas en grasa, aunque «un huevo frito puede formar parte sin problema alguno de una dieta equilibrada, si se toma de vez en cuando». En cualquier caso, lo tomemos como lo tomemos, también interesa que esté bien hecho. Por eso, aquí van unos cuantos chefs que nos explican cómo clavar las recetas más populares del huevo. Con ellas, además de ser bueno estará rico.

El frito: del bol a la sartén

«El huevo frito debe tener una yema de diez. Para eso, lo primero es que tiene que ser fresco, estar a temperatura ambiente y cascarse en un bol para que no se rompa la yema. Lo pasamos desde el bol, con cuidado, a una sartén con aceite de oliva virgen extra a temperatura alta, para que la clara se haga lo antes posible y la yema quede perfecta. Para retirar el exceso de grasa, mejor sacar el huevo a un plato con papel absorbente», opina Roberto Hernández, de Latasia, un restaurante madrileño que es un referente en cocina viajera con una base tradicional.

Pisto, y no tomate, para el huevo al plato

Chema Soler es el cocinero de La Gastro, un local de Madrid en el que se elabora alta gastronomía en formato de tapa, y también es un gran aficionado al huevo al plato: «Yo le pongo vieiras», comenta. Pero, claro, esto no es lo habitual. Además de esta peculiaridad, tiene una serie de trucos para que esta receta quede perfecta. «Pongo un poco de aceite en la base del plato para que la clara no se pegue. Además, cambio la tradicional salsa de tomate por pisto, para que quede más sabroso. Y el resto no tiene historia, tan solo hay que cocinarlo durante 12 minutos a 180 grados en el horno, para que la clara quede cuajada pero la yema no».

Móntate tu mismo el huevo estrellado

Sergio Hernández está al frente del restaurante Taramara de Madrid, que apuesta por la cocina tradicional bien hecha y ofrece un truco infalible para hacer unos buenos huevos estrellados. «Separo la clara de la yema para cocinar cada una por su lado. Frío la clara como si se tratara de un huevo frito y, tras sacarla de la sartén, pongo la yema encima, sin cocinar, para que quede untuosa al romperse sobre las patatas fritas». Más que deconstruida, es auténtica cocina reconstruida.

Los secretos para hacer el mejor huevo frito, estrellado, cocido y de otras cuatro maneras básicas

Clavar el huevo cocido es cuestión de tiempo

La mexicana Cynthia Pariente es la cocinera de La Gastro Salvaje, un local ubicado en la animadísima calle Ponzano de Madrid, y para ella el huevo cocido tiene más intríngulis del que pueda parecer. «La clave está en el agua, que tiene que estar hirviendo al introducir los huevos. Una vez dentro, hay que bajar a los 100 grados para que la yema no se quede dura y porosa. Si lo que queremos es que se mantenga blandita, es recomendable, además, no mantener el huevo más de 8 minutos dentro del agua».

Huevo a baja temperatura «on the rocks»

El huevo a baja temperatura está de moda y Axel Smyth, del restaurante Casa Elena, situado en Cabañas de la Sagra (Toledo) -donde se practica una cocina de proximidad y se apuesta por el slow food- da su fórmula perfecta. «Lo cocino a 64 grados durante 45 minutos, luego lo pongo en agua con hielo inmediatamente para cortarle la cocción y no se pase. Hay que pelarlo con mucho cuidado porque estará muy líquido».

Para escalfar bien, prepara un buen remolino

Julio Miralles es el chef de Zalacaín, el mítico restaurante de Madrid que vive una segunda juventud. Para conseguir un huevo escalfado impecable, insta a trabajar con huevos «muy, muy, pero que muy frescos». El resto es «añadir un chorrito de vinagre en el agua y mover con una varilla el agua formando una espiral. Echamos entonces el huevo, que gira, de modo que la clara envuelve mejor la yema». Y de ahí a la tostada para un brunch de escándalo.

Para la tortilla francesa ideal, unos toquecitos bastan

Es un hecho conocido en el sector que muchos chefs piden a sus aprendices que hagan una tortilla francesa para comprobar su nivel culinario. Para superar el reto de la tortilla perfecta, Miguel Cobo, con una estrella Michelin en Cobo Vintage (Burgos) por su cocina creativa de raíces castellana y cántabra, aporta un truco infalible. «Lo fundamental es batir a conciencia el huevo para que no sufle demasiado y coja bien la forma. La sartén debe ser antiadherente, estar bien engrasada y el aceite ha de esta a una temperatura alta. No hay que volverse loco. Simplemente, dando unos toques en el mango de la sartén, la tortilla va cogiendo la forma que necesita».

ACN/Buenavida

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Traidores del arte: los grandes robos de arte de Latinoamérica y otras curiosidades

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Claribel Terré Morell. (Fotos: EFE).
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La escritora y periodista cubano-argentina Claribel Terré Morell lleva más de tres décadas dedicada a crear un archivo de robos de arte registrados en todo Latinoamérica, ahora reúne una selección en ‘Traidores del arte’, un libro que recoge testimonios de artistas, ladrones, marchantes y otros personajes del mundillo.

«Desde hace más de 30 años tengo un archivo de crímenes de arte. Mi abuela acostumbraba a recortar todo lo que salía en la prensa y yo lo heredé», explica a Efe Terré, que está en España para participar en la I Jornada Internacional de Mercado del Arte.

La pasión de Terré Morell por los robos de arte tiene otras dos facetas: un podcast -con el mismo nombre del libro ahora publicado- y una columna semanal en el diario argentino Clarín.

‘Traidores del arte’ acaba de ser publicado en Argentina por Óperaprima y pronto llegará a otros países. En el libro, la periodista pone la lupa sobre los robos de arte más importantes de la región y en ocasiones continúa las investigaciones sobre casos pasados.

«No todo está en internet y lo que está es copia y pega -explica- y eso distorsiona toda la historia».

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Traidores del arte: los grandes robos de arte de Latinoamérica

Entre los casos más conocidos que se encuentran en el libro están el supuesto cerebro argentino detrás del famoso robo de la Mona Lisa a comienzos del siglo XX; el de una escultura de Rodin en Chile, o la espectacular sustracción de varias obras del Museo Nacional de Bellas Artes de Asunción (Paraguay).

Para este último, por ejemplo, los ladrones excavaron un túnel de 25 metros de largo que, atravesada una avenida para llevarse obras de Tintoretto, Murillo, Courbet o Adolphe Piot. Algunas de aquellas obras se han recuperado, pero otras no.

El libro trata de llamar la atención sobre la necesidad de reforzar la legislación y la seguridad de las obras en la región. «El patrimonio -argumenta la autora- necesita ser buscado, y necesita ser recuperado. Tenemos que estar involucrados todos».

Expolio

traidores del arte - Agencia Carabobeña de NoticiasNo hay datos fiables sobre el arte expoliado en América Latina que ha acabado en casas de subastas de Estados Unidos y Europa. Antiguamente, era posible quedarse con lo que te encontrabas en el campo y ahora mismo existen grandes colecciones de arte colombino y precolombino de carácter privado que están «en un limbo», explica.

Terré Morell recoge en el libro una entrevista con Luis Emilio Onfray Fabresbó, un chileno que con veinte años robó una escultura de Rodin en Chile y la devolvió el día después. «No soy un ladrón, soy un artista», se defendió.

La escritora y periodista nacida en Cuba y nacionalizada argentina entrevista también a artistas, coleccionistas, marchantes, detectives, peritos, falsificadores y otros personajes de las bambalinas del mundo del arte. Además de periodista y escritora, Terré Morell, es jefa de Prensa de la Bienal Sur y conoce el sector al dedillo.

Interés sobre el tema

¿Por qué el público muestra tanto interés por este tipo de información? «Siempre, siempre ha existido interés sobre estos temas. El público siempre quiere sangre -se ríe-«. En muchos casos se habla del ‘robo del siglo’ , un apelativo que se ha usado demasiadas veces, apunta.

Terré Morell ha incluido también en el libro historias más peculiares que ahondan en la relación de varios presidentes latinoamericanos con el arte, con casos como el cuadro que representa desnudos al expresidente de Uruguay José Mujica y su esposa.

O el único retrato para el que posó Fidel Castro, pintado por Guayasamín, o el museo que erigió en Bolivia Evo Morales, que pintaba en sus ratos libres, aunque era «un pintor malo», relata.

‘Traidores del arte’ reúne otras anécdotas como las extrañas adquisiciones de colecciones latinoamericanas en América Latina que incluye el supuesto pene de Napoleón, pelos del Che Guevara, o la colección de vellos púbicos del que fuera presidente de Venezuela Francisco de Miranda. Muchas de ellas «historias fascinantes, divertidas y ridículas», afirma.

ACN/MAS/EFE

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