A diario miles de escolares venezolanos se adentran por las trochas donde operan narcotraficantes para asistir a clases en Cúcuta.

Desde hace más de una semana los niños no pueden cruzar los puentes fronterizos porque el Gobierno de Venezuela los mantiene cerrados. Con la decisión se pretende impedir el ingreso de la ayuda humanitaria.

Más de tres mil escolares que habitan en localidades fronterizas asisten a clases en Cúcuta. Los planteles venezolanos están en ruinas, aseguran los padres de los menores quienes los acompañan en la travesía.

Más de una hora de camino por trochas e inhóspitos parajes los separan de sus hogares hasta los colegios. Los peligrosos caminos son controlados por malandros venezolanos vinculados a los colectivos.

Los progenitores de los escolares solicitan a los organismos internacionales que defiendan el derecho al estudio de sus hijos. Piden a la ONU que se pronuncie.

Escolares en peligro

Los niños se montan en improvisadas lanchas para cruzar el río donde operan bandas de contrabandistas y grupos de narcotraficantes. Se trata de lugares peligrosos donde suelen registrarse asesinatos y enfrentamientos.

Por lo pronto las autoridades venezolanas sólo custodian los puentes para que permanezcan cerrados.

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