Rey Felipe de España pidió al presidente Donald Trump de Estados Unidos; «a trabajar conjuntamente para restablecer la democracia en Venezuela”.
“Trabajemos juntos para restablecer la democracia en Venezuela”; pidió el Rey Felipe de España al presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump; según declaraciones del monarca español en el Salón Oval de la Casa Blanca; al salir de una reunión con el mandatario estadounidense.
La visita del Rey a Washington forma parte de una gira; que los reyes de España comenzaron en Nueva Orleans (Luisiana); y siguieron en San Antonio (Texas)
Felipe VI, rey de España, se refirió este miércoles sobre la situación de Venezuela; y exhortó a Donald Trump, presidente de Estados Unidos; a tomar medidas en conjunto para restablecer la democracia en el país. Las declaraciones las ofreció el monarca español en el Salón Oval de la Casa Blanca; al salir de una reunión con el mandatario estadounidense.
Rey Felipe: Venezuela es una tarea básica
“Venezuela es una tarea básica donde podemos trabajar en conjunto para que nuestro esfuerzo, en diversos aspectos, contribuya a restablecer la democracia”, dijo el rey español.
Felipe también explicó que durante su visita al país norteamericano pudo visitar varios estados como Texas y Louisiana.
“Como usted sabe, estamos visitando algunos lugares de su país, ya hemos estado en Texas y Louisiana y este es un perfecto final para esta grandioso recorrido. Valoramos mucho nuestra común historia, a la que usted ha hecho referencia, son muchos nuestros intereses comunes y hacemos votos porque continuemos compartiendo esfuerzos en diferentes áreas de cooperación”.
La visita del rey a Washington forma parte de una gira que los reyes de España comenzaron en Nueva Orleans (Luisiana) y siguieron en San Antonio (Texas) con motivo del tricentenario de ambas ciudades, la segunda de ellas fundada por españoles.
Las últimas horas del papa Francisco. El sufrimiento, conmovedor, de la despedida del Sumo Pontífice quedará para siempre en las imágenes de la última bendición. La respiración forzada. El gesto arrancado de una debilidad evidente. La voz temblorosa. El largo baño de multitudes. ¿Pero, qué ocurrió después?
Fuentes vaticanas confirman que el papa se despertó a las seis y se encontraba razonablemente bien. A las 7 empezó a encontrarse mal. Media hora después, exactamente a las 7:35, se comunicó el fallecimiento. Ahora se confirma que fue un ictus producido en el marco de un grave problema cardiocirculatorio.
Su cuerpo ya estaba debilitado por las infecciones respiratorias que habían provocado su ingreso en el Policlínico Gemelli. Las tres convulsiones sufridas entonces habían puesto en duda la posibilidad de recuperación y en esos días circuló el rumor de que en cuanto su estado mejorara un poco el Papa Francisco sería trasladado de nuevo a la Casa Santa Marta para enfrentarse en el Vaticano con la posibilidad de que el desenlace de la enfermedad fuera fatal para el Papa de gran corazón.
Se le había prescrito una convalecencia con ventilación asistida, y los médicos habían aconsejado el aislamiento. Pero el Pontífice siempre dijo que no pasaría ese tiempo alejado de sus compromisos. Y así fue: se produjo la sorpresa de Bergoglio entre los fieles, el recibimiento que no se le negó al rey Carlos de Inglaterra y, ayer mismo, el domingo, el encuentro con el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance. Y aún el último baño de multitudes: los saludos, las bendiciones, las miradas y las sonrisas a los niños.
Hay quienes el domingo notaron una mayor rigidez, respecto a los días anteriores, en el brazo. Hay quienes vieron detrás del Pontífice a una persona que lo masajeaba. Quienes notaron una respiración aún más dificultosa.
Pero aquello en lo que el Papa Francisco, en el día de Pascua, quiso que el mundo pusiera atención y lo recordara no es un parte médico de una persona frágil y enferma que no quiso ahorrarse esfuerzos, sino el llamamiento por la paz y la humanidad que lanzó al mundo.
Así lo recordó el cardenal vicario para la diócesis de Roma, Baldassare Reina, en el anuncio de la muerte: «Lloramos al testigo del Evangelio, al pastor misericordioso, al profeta de Paz«.
Se despidió de sus fieles
Ayer domingo, luego de reunirse James David Vance, vicepresidente de Estados Unidos, Jorge Mario Bergoglio fue trasladado a la Basílica de San Pedro, donde le esperaban los miles de romanos, peregrinos y turistas.
«Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!», dijo ante el júbilo de los miles de presentes. Tras estas palabras, el Santo Padre dejó que el discurso lo leyera el maestro de ceremonias monseñor Diego Giovanni Ravelli.
Tras impartir la bendición Urbi et Orbi, el Papa dio una nueva sorpresa al subirse al papamóvil, algo que no hacía desde hace meses, para saludar a todos los fieles presentes en la Plaza de San Pedro y en el comienzo de la contigua Vía de la Conciliación. Como si de su despedida se tratara, saludó a todos los presentes.