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Opinión

Las tentaciones apocalípticas

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asedio y desgaste - acn
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Las tentaciones apocalípticas: Por Leopoldo Puchi.-  En muchas ocasiones se  utiliza el episodio del trasatlántico Titanic ocurrido a principios del siglo pasado como metáfora para describir la situación en la que se encuentra el país. Ciertamente, es una figura retórica útil, en la medida en que sirve para ilustrar una realidad verdaderamente difícil y que refleja al mismo tiempo la ausencia de decisiones de los distintos actores involucrados para hacer frente a la situación.

Como se sabe, la acción combinada de erradas políticas macroeconómicas, descenso de los precios del petróleo y bloqueo financiero ha actuado como una suerte de iceberg que ha golpeado el casco económico y social del país por debajo de la línea de flotación. El Producto Interno Bruto ha caído de forma drástica y el aumento de los precios se ha convertido en hiperinflación.

Es en medio de estas circunstancias que tiene lugar la lucha por el poder entre los diferentes factores, nacionales e internacionales, involucrados en el ajedrez venezolano. Desde el campo de la oposición hay quienes se inclinan o apuestan a una irrupción militar. Del mismo modo, la dimensión geopolítica del conflicto nacional ha alimentado la idea de una intervención extranjera en factores internos, que han visto en las decisiones de la OEA un paso en esa dirección.

Incluso, en un reciente evento de parlamentarios celebrado en la Villa del Rosario, Colombia, hubo diputados venezolanos que invocaron la posibilidad de una intervención armada extranjera, al establecer una absurda identidad entre la situación actual y la decisión de la Nueva Granada “de ayudar a militares venezolanos comandados por Simón Bolívar”.

Sin embargo, para evitar un naufragio de Venezuela el camino a seguir debe apuntar en una dirección diferente a las tentaciones apocalípticas y antinacionales. La respuesta no puede ser la de hundir el barco para salvarlo. Al contrario, habría que trabajar para que en el puente de mando confluya una acción concertada de los factores de Gobierno y oposición, que permita la recuperación económica y alivie las condiciones de vida de la población.

Para ese fin, deben aportar su concurso Gobierno, oposición, Estados Unidos y sus países aliados. El Gobierno, disponiéndose a adoptar medidas de apertura económica, que incluyan un nuevo esquema cambiario a partir de la modificación de la Ley de ilícitos cambiarios para permitir el flujo de importaciones. Igualmente, debe actuar para recomponer todo el cuadro institucional.

Por su parte, a la oposición le correspondería combinar una acción crítica  contundente con una actitud constructiva, que deje de lado estrategias como la de 2017 o la abstención en las recientes elecciones presidenciales. Lo prioritario sería una negociación, que no puede tener como condición previa o meta obligatoria la salida de los actuales gobernantes. En cuanto a Estados Unidos, sería de gran conveniencia que estén disponibles para integrarse, como parte del tablero, a una negociación con Venezuela, que permita crear amplios espacios de cooperación. Zarpar en lugar de naufragar.

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Opinión

Luis Aniano Espinel, nuestro primer cronista digital

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Luis Aniano Espinel
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El pasado 10 de mayo se celebró el día nacional del cronista, en honor a la fecha de nacimiento del escritor, valenciano Enrique Bernardo Núñez, primer cronista de Caracas. El cronista es el hombre que se encarga de recopilar y redactar la información que debe ser recordada, especialmente la del pasado. Durante el siglo XX tuvimos muchos célebres cronistas en Valencia, tanto los oficiales designados por la Municipalidad, como los cronistas espontáneos, que fueron tan buenos o mejores que los oficiales. Ellos plasmaron en papel y con tinta los recuerdos del siglo que nos vio nacer.

Pero el siglo XXI con su arrolladora ola de nuevas tecnologías, con nuevas formas de comunicación y con otras maneras de registrar la historia también trajo los nuevos cronistas, muy distintos a los anteriores ya que están adaptados a las nuevas realidades y que tienen unas herramientas poderosísimas, con las que tienen un alcance y penetración que jamás imaginaron aquellos pares que plasmaban sus recuerdos en una sólida remington o undrwood de cinta rojinegra, carro de hierro y campanita.

Los nuevos cronistas, sin tener el apoyo de municipalidades, universidades, gobiernos o empresas que los financien sino solamente con su afán de divulgar y valiéndose de la internet y especialmente de las redes sociales revivieron el interés de la gente por su pasado. Con ellos la imagen, que vale más que mil palabras, toma un papel preponderante que los viejos cronistas no podían tener. Y entre ellos, como es natural, sólo permanecieron los mejores, y sin duda, el primero de nuestros cronistas de la era digital fue Luis Aniano Espinel.

Caraqueño, y de profesión piloto, se estableció en Valencia a los 25 años. Hombre muy activo, había sido excursionista y explorador. Pero un día ayudando a uno de sus hijos se dio cuenta del desconocimiento de las nuevas generaciones de la historia y tradiciones de la ciudad y le puso manos a la obra.

En su labor divulgadora se encargó de digitalizar y poner a la disposición de cualquier visitante de su redes obras fundamentales para el estudio del pasado valenciano como: Historia de Valencia y De convento a casa de gobierno de Luisa Galíndez, Documentos que hacen historia de Miguel Colombet, Páez en Valencia de Alfonso Marín, Cristal de Tradición de Rafael Saturno Guerra, Valencia bajo el gomecismo de Mujica Sevilla, Historia de la construcción del Teatro Municipal de Luis Cubillán, Imágenes de Valencia de Julio Centeno, Historia del Estado Carabobo de T. Manzo, Valencia su perfil y su recuerdo de Polo, Recado Histórico de Valencia, Cronicones de Valencia de Zerpa. Todos estos libros, hoy agotados y casi imposibles de conseguir están al alcance de todos con sólo un click, gracias a Anaiano.

Pero Aniano también tenía producción propia: Su inconfundible figura con su boina negra y su cámara digital en la mano se le veía en casi cualquier rincón de Valencia. Así dejó un registro fotográfico debidamente comentado con excelente información adicional de icónicos lugares de la Valencia de ayer, y también de la de hoy. Pero allí no se detenía su afán de dejar registro para la posteridad de la vida valenciana: también fijó fotográficamente exposiciones, conferencias, misas, aniversarios y conciertos a los que asistía. Su sitio en la web (Facebook) es una verdadera fototeca valenciana.

También creo un grupo “Gente de Valencia”, el más popular de la web valenciana, con casi treinta mil miembros, donde compartía toda su información gráfica y escrita y daba una ventana para que otros contribuyeran con lo suyo.

Aniano se fue hace 4 años. Por la tecnología de la internet lo tenemos allí, del otro lado del monitor, con sus miles de fotos, con sus descripciones y siempre contestando a quienes le seguían. Un verdadero cronista. Sirvan estas líneas en papel para que su obra no sea olvidada por Valencia.

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