Salud y Fitness
Exposición solar prolongada: principal factor del melanoma
Exposición solar prolongada: principal factor del melanoma, que es un tipo de cáncer de piel sumamente agresivo, que puede surgir a cualquier edad.
Representa 4% de los tumores malignos de la piel y su incidencia en el mundo se ha incrementado en los últimos 25 años, ubicándolo como responsable de 75% de las muertes por cáncer de piel.
Al presentar una gran predisposición a propagarse a otras partes del cuerpo o tejidos, es considerado como uno de los tumores más letales.
Muy a pesar de lo alarmante de estos datos, expertos como la doctora María Elvira Loyo, especialista en dermatología clínica, quirúrgica y estética, y director médico de la línea Galderma en Venezuela, sostienen que el melanoma puede ser prevenible porque su aparición depende en gran medida de la exposición al sol.
¿Cómo y por qué aparece el cáncer de piel?
Advierte la dermatóloga que para todo tipo de cáncer existe una base genética que puede ser activada por diversas causas de orden medioambiental, así como no usar protección solar adecuada.
“Uno de los factores principales es la exposición solar prolongada antes de los 18 años de edad”.
Pero en países tropicales como Venezuela, donde toda la población lleva sol desde muy temprana edad: ¿qué hacer? El cuidado diario de la piel es básico y de suma importancia, así como el diagnóstico precoz.
“Como dermatólogo y pediatra, recomiendo a las madres no llevar a sus hijos de menos de dos años a la playa. Y para aquellos que viven allá, usar protector solar diariamente, gorra y manga larga”.
Cuidado con el “bronceado”
Otro factor importante a considerar es la raza del individuo.
Explica la doctora Loyo que en la medida en que el fototipo de la persona sea más bajo en una escala del 1 al 6 habrá mayores probabilidades de cáncer de piel, porque ese individuo tiene menos melanina, la cual sirve para protegernos de la radiación ultravioleta del sol.
Las personas que en la escala Fitzpatrick (llamada así por su creador, el Dr. Thomas Fitzpatrick, de la Universidad de Harvard) pertenecen al fototipo 1, tienen menor cantidad de melanina, siempre se queman y nunca se broncean; su piel se torna “rojo camarón”; son muy blancos, rubios o pelirrojos, de ojos claros.
Es decir: al tener menor cantidad de melanina, tienen mayor sensibilidad al sol, aumentando así el riesgo de cáncer de piel.
“Por el contrario, el individuo Fitzpatrick 6 es el que, frente al sol, siempre se broncea y nunca se quema. Suelen ser individuos de tez oscura y ojos oscuros, porque tienen mucha melanina en el cuerpo”.
En Venezuela, el promedio de la población está entre los fototipos 3 y 4: algunos son individuos claros, sin ser rubios, de cabello y ojos oscuros, que algunas veces se queman y otras se broncean.
“Cuando no hay bronceado sino quemadura solar, eso activa los elementos de daño en el ADN, por la radiación ultravioleta. Con un sustrato genético para esta patología, fácilmente se puede activar un cáncer de piel”, advierte la dermatóloga.
El abecedario de los lunares
Cualquier lesión que aparezca de la nada, debe ser consultada con el dermatólogo. Incluso aquellas que parecen acné y que luego de dos meses no se han curado.
“Hay lesiones de cáncer de piel que no son típicas. Pero en general con melanomas hablamos de lunares.
Hay un A, B, C, D, E de las lesiones de piel por el cual un individuo debería consultar al dermatólogo:
Asimetría: la forma del lunar es desigual.
Borde: es irregular, dentado, desigual, o borroso.
Color: el lunar tiene varios tonos, de color negro, marrón y tostado. Puede presentar zonas blancas, grises, rojas o azules.
Diámetro: suele ser mayor a 6 milímetros o aumentar su tamaño.
Evolución: cambio de tamaño, forma, color o aspecto; crecimiento en un área de la piel que era normal, sangrado, picor o dolor.
“El melanoma suele aparecer sobre lunares previos, pero no es una condición sine qua non. Puede aparecer de la nada, sobre una piel indemne, sin lesión médica previa”, señala la dermatóloga, representante de Galderma.
“Hay que tomar en cuenta que no siempre lo que tú crees que es un lunar o una mancha, lo son. Puedes estar subestimando algo que sea importante”.
Radiación Ultravioleta: enemiga #1
Recomienda la especialista evitar la radiación ultravioleta B, que se produce entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde.
“La radiación solar no es un rayo que rebota cuando llega a un toldo”.
“Es energía lumínica que se distribuye en el ambiente. Un toldo da sombra, pero no evita que la radiación lumínica lo atraviese, incluyendo la ropa. La radiación lumínica atraviesa el tejido, aunque no te queme”.
Por eso crearon las telas anti UV, pero tampoco bloquean el 100% de la radiación”.
Señala que la radiación UV menos cancerígena es la del tipo A, hasta las 9 de la mañana o pasadas las 4 de la tarde. “Es la que da el bronceado, pero lamentablemente también produce fotoenvejecimiento y manchas”.
Sobre Galderma y Cetaphil
Galderma, especialista mundial en dermatología avanzada para cada historia de piel, y Cetaphil, formulada para la hidratación y protección UV en pieles sensibles, están comprometidos en todos los aspectos del cuidado de la piel, por lo que ofrecer información relevante y oportuna sobre la prevención de enfermedades cutáneas, forma parte de su responsabilidad por brindar bienestar y salud a todos sus pacientes.
Cetaphil es una línea creada para el cuidado diario de la piel, diseñada sobre tres pasos fundamentales: higiene, humectación y protección solar; este último disponible próximamente en Venezuela.
Nota de prensa
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Salud y Fitness
Unas 153.000 muertes anuales en el mundo se asocian a olas de calor entre 1999 y 2019
Las muertes anuales por calor en el mundo son más de 153.000 entre 1990 y 2019. Según estima un estudio, el cual destaca que Asia cuenta más de la mitad de los fallecimientos. Pero Europa tiene el exceso de mortalidad más elevado respecto al número de residentes.
La investigación, encabezada por Yumung Guo de la Universidad de Monash (Australia) y con participación española, utilizó datos de la Red de Investigación Colaborativa Multipaís Multiciudad (MCC), que incluían las muertes diarias y las temperaturas de 750 localidades de 43 países.
Aunque Asia registró el mayor número de muertes estimadas, 74.939 (48,9 %), Europa tuvo la mayor tasa ajustada a la población, con 655 fallecimientos por cada diez millones de residentes y para este continente el número total fue de 48.318 (31,5 %). Indica el estudio que publica Plos Medicine.
Durante las estaciones cálidas de 1990 a 2019, el exceso de muertes relacionadas con las olas de calor representó en el mundo 153.078 muertes al año. Un total de 236 por cada diez millones de residentes o el 1 % de las muertes mundiales.
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Las muertes anuales por calor en el mundo
Los datos indican una carga sustancial de muertes estimadas en el sur y el este de Europa. Así como en la zona comprendida entre el norte de África, la península arábiga y el sur de Asia.
En el sur de Europa, se contabilizaron 10.170 fallecimientos anuales relacionados con las olas de calor, con una tasa ajustada a la población de 668 casos por cada diez millones de residentes, cifras que en el Este del continente fueron 24.709 y 820, respectivamente.
A nivel nacional, Grecia, Malta e Italia registraron los mayores índices de exceso de mortalidad durante ese periodo de 30 años, agrega el estudio.
Latinoamérica y el Caribe
En Latinoamérica y el Caribe, las muertes anuales fueron 3.405 y si se ajustan por la población fueron 62 por cada diez millones de residentes.
Con los datos de la MCC, los investigadores estimaron el exceso de muertes por olas de calor en todo el mundo entre 1990 y 2019 y trazaron la varianza de estas muertes en los distintos continentes.
La mortalidad relacionada con las olas de calor mostró “complejas disparidades regionales, de tal forma que el sur y el este de Europa o las zonas de clima polar y alpino, y/o sus residentes tenían ingresos elevados presentaron la mayor carga acumulada”, señala la investigación.
Sin embargo, en ciertas localidades de Oceanía o aquellas con clima tropical o bajos ingresos se observó el mayor descenso a lo largo de décadas.
Comparación
La investigación indica que, en comparación con 1850-1990, la temperatura global de la superficie terrestre aumentó 1,14 grados en el periodo 2013-2022 y se espera que aumente entre 0,41 y 3,41 grados de 2081 a 2100.
Con el creciente impacto del cambio climático, las olas de calor no solo aumentan en frecuencia, sino también en gravedad y magnitud.
“Las olas de calor se asocian a una carga de mortalidad sustancial que varía espaciotemporalmente en todo el mundo en los últimos 30 años”, afirman los autores y sugieren que debería haber una planificación de adaptación localizada y una gestión del riesgo en todos los niveles de gobierno.
Estos resultados -agregan- “indican el beneficio potencial de las acciones gubernamentales para mejorar la adaptación y la resiliencia del sector de la salud, teniendo en cuenta las desigualdades entre las comunidades”.
Es crucial abordar los efectos desiguales
En el contexto del cambio climático, es crucial abordar los efectos desiguales de las olas de calor sobre la salud humana. Para lo que es necesario un enfoque integral que no solo considere los riesgos inmediatos para la salud, sino que aplique estrategias a largo plazo para minimizar la vulnerabilidad y la desigualdad.
Estas estrategias deberían incluir políticas de mitigación del cambio climático, planes de acción contra el calor, planificación urbana y estructura verde. Programa de apoyo social, servicios sanitarios y de salud pública, concienciación educativa, y compromiso y participación de la comunidad, sugieren los autores.
Las olas de calor recuerdan los firmantes, aumentan el riesgo de muerte por sobrecarga térmica del cuerpo humano. Además, provocan disfunciones de múltiples órganos, así como agotamiento, calambres e insolación.
El estrés térmico también puede agravar enfermedades crónicas preexistentes y provocar muertes prematuras, trastornos psiquiátricos y otras consecuencias.
En el estudio también participaron, entre otros, los españoles Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC. La Fundación para la Investigación del Clima y el Centro de Investigación Biomédica en Red Epidemiología y Salud Pública.
ACN/MAS/EFE
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