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Reconstruir el pluripartidismo

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Reconstruir el pluripartidismo: Por Leopoldo Puchi.- Numerosos errores han conducido a la oposición a la situación en que se encuentra, caracterizada por la disminución de su influencia, debilitamiento de la capacidad de movilización, deterioro de la imagen de su dirigencia, pérdida de posiciones institucionales en gobernaciones y alcaldías. Todo esto como consecuencia del abandono de la línea electoral adoptada desde 2006, que había dado buenos resultados.

Pudiera pensarse desde el sector gubernamental que este debilitamiento del contrincante es beneficioso para sus intereses. Sin embargo, el desmoronamiento de la oposición tiene objetivamente un impacto negativo que debería tomarse en consideración, en la medida en que la vitalidad de un sistema político depende de la existencia de una pluralidad que permita la contraposición de los diversos intereses sociales a través de organizaciones y partidos.

La experiencia histórica muestra que la pluralidad es consustancial a las formas de organización democrática de las sociedades, lo que se expresa por medio de la existencia de múltiples organizaciones. Entre esas asociaciones destacan las de carácter político, que adquieren la forma de partidos o de organizaciones no gubernamentales. Sin la existencia de la dinámica pluripartidista no hay competencia real entre visiones distintas ni en la lucha por el poder.

Por lo general, el pluripartidismo se da al interior de un sistema compartido de premisas básicas, constituido a partir no solo de referencias jurídicas sino también de pactos sociales implícitos y de coordenadas que definen los límites del modelo económico y social que le sirve de fundamento. La dinámica Gobierno-oposición permite la vigilancia de las acciones del Estado y limita las posibilidades de abusos, atropellos y hechos de corrupción.

Por todas estas razones se hace necesario revitalizar el multipartidismo en Venezuela. Por supuesto, hay organizaciones de oposición que han decidido mantenerse definitivamente fuera del sistema y no piensan reintegrarse a la vida electoral e institucional. Pero hay un número importante de partidos que se ha mantenido dentro del sistema y han participado en los recientes procesos. Y también hay organizaciones y dirigentes que han concluido en la necesidad de reintegrarse al sistema, luego de constatar la equivocación cometida con los llamados a la abstención.

En la actualidad, el rumbo que luce con mayores probabilidades para canalizar esa reintegración es el de las elecciones de relegitimación que tendrían lugar luego de aprobada la reforma constitucional. Se elegiría el año entrante un nuevo presidente, un nuevo parlamento y los cargos regionales y municipales. Se plantearía así la posibilidad de una alternancia en las posiciones de gobierno dentro del sistema, sin rupturas. Si se quiere estabilizar el sistema, habría que trabajar en esa dirección con empeño. Establecer compromisos que hagan viable y competitiva esta opción. Es ineludible, por lo tanto, que se realicen conversaciones y se emprendan negociaciones.

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Walk the talk

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Walk the talk
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Por: Gabriel Capriles Fanianos.

“Vive como piensas, o terminarás pensando como vives”

En algún momento de nuestra vida la inteligencia nos abre un horizonte de crecimiento personal. Nos hace ver que en lo real hay asuntos a los que vale la pena prestar atención para desentrañar su belleza, su bondad, su verdad. Sucede con la persona que se asombra ante la naturaleza, con el hombre que frente a su hijo se reconoce como padre, etc. A medida que conoce lo real se deja cautivar. Descubre su grandeza. Se convierte en su fiel defensor. Para una Sophie Scholl, por ejemplo, valdrá la pena dar la vida por la verdad. Para un Juan Pablo II valdrá la pena dar la vida por Cristo. Para el Principito valdrá la pena cuidar a su rosa. Es entonces cuando estos grandes personajes nos transmiten una experiencia: vivir como se piensa.

Roy Harley, uno de los sobrevivientes de los Andes, está convencido de esta pauta de conducta que los ingleses llaman Walk the talk. Dice: “siento, sí, que el testimonio lo debemos dar con la vida diaria y con lo que hacemos con ella, en homenaje a lo que vivimos: nos tocó experimentar algo muy particular y creo que el mensaje lo tenemos que dar todos los días de forma permanente con lo que hacemos, no con lo que decimos”.

A diferencia de lo que dice Roy, hoy sucede con frecuencia lo contrario. No se vive como se piensa, sino que la persona termina pensando como vive. En vez de profundizar en aquello que nos enamora, en vez de llegar a lo esencial, se invita a la mediocridad: al todo da igual. Sucede lo que dice Oscar Wilde: “en estos tiempos que corren, la gente sabe el precio de todo y el valor de nada”.

El relativismo, todo da igual, desperdiga la atención en miles de cosas que demandan nuestra atención, pero no nos invita a detenernos en lo importante. Nos sumerge en la tiranía de lo urgente, en la que el hombre no llega a la profundidad de nada, sino que se va adaptando a la superficie de todo. Se crean formas de vida estereotipadas. Y aquí es cuando decimos: “se llega a pensar como se vive”.

Ante esta superficialidad que conduce a una vida mínima, a una vida que no sabe dar todo de sí, ofrecemos un antídoto: detenernos de vez en cuando, profundizar en lo real, pensar. Esto nos ayudará a interesarnos por las cosas y a descubrir poco a poco su grandeza. Esa grandeza con la que llegaremos a tener conciencia de lo que las cosas valen y por la que las personas están dispuestas a arriesgarse, a emprender grandes recorridos, dejando un surco profundo en la historia de la humanidad.

 X: @gabcapriles

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