Internacional
«Expulsar a Venezuela de la OEA sería un error» dice HRW

A propósito de la Asamblea General, que se realiza entre este lunes y mañana en Washington; José Miguel Vivanco, director para las Américas de la organización Human Rights Watch (HRW); repasó los principales temas que serán tratados por la organización; y entre otras cosas señala que “Expulsar a Venezuela de la OEA sería un error”.
José Miguel Vivanco, director para las Américas de la organización Human Rights Watch (HRW); considera que sería un error expulsar a Venezuela de la Organización de Estados Americanos (OEA); y explica por qué.
Con más de 30 años dedicados a la defensa de los derechos humanos; el abogado chileno es una de las voces más autorizadas para analizar lo que ocurre en la región.
A propósito de la Asamblea General de la OEA, que se realiza entre hoy y mañana en Washington; Vivanco repasó los principales temas que allí se tratarán.
¿Cuáles son los principales desafíos democráticos de la región?
Hay una peligrosa y cada vez mayor desilusión con las instituciones democráticas; por su incapacidad para producir resultados y satisfacer expectativas sociales legítimas; que van desde la desigualdad de oportunidades hasta la inseguridad, y también la impunidad frente a los abusos. Sin embargo, quizás el fenómeno más reciente es el masivo rechazo que provocan los escándalos de corrupción. Lo importante es comprender que no hay mejores antídotos contra el abuso de poder que la máxima libertad de expresión; incluyendo la libertad de prensa, acompañada por instituciones judiciales fuertes, competentes e independientes.
También hace falta perfeccionar la legislación para promover la transparencia; luchar contra el conflicto de intereses, garantizar la corrección del financiamiento electoral, etc. Cuando la democracia se desprestigia, hay riesgo de populismo y por desgracia esa pesadilla es recurrente en el hemisferio.
La asamblea debatirá sobre la situación de Venezuela. ¿Qué carta puede jugar la OEA en esta crisis?
La región tiene un papel fundamental frente a la crisis venezolana y debe utilizar los mejores espacios; especialmente la OEA; para exigir el cumplimiento de obligaciones jurídicas colectivas de protección de la democracia y los DD HH. Es importante que haya cada vez mayor fiscalización y presión multilateral sobre la dictadura; para impedir que logre consolidarse. Una resolución fuerte de la OEA, que rechace y desconozca la reelección fraudulenta de Maduro; condene las sistemáticas violaciones de los DD HH y, sobre todo, la arbitrariedad total de un régimen; que hace lo que se le da la gana, sin rendir cuentas a nadie; sería un gran logro estratégico para profundizar el aislamiento de esa dictadura.
¿Expulsar a Venezuela de la OEA es una posibilidad que conduzca a algo?
A primera vista, pareciera una buena idea, especialmente porque sugiere la imposición de una sanción potente; a un gobierno que no merece pertenecer a un club de países; que deben cumplir unos estándares mínimos de conducta democrática. Sin embargo, creo que sería un error. Hay que mantener a Maduro en la OEA para seguir presionándolo con los mecanismos de control que existen; precisamente, para enfrentar circunstancias anormales. En lugar de expulsarlo definitivamente, habría que suspenderlo e imponerle sanciones; que, por ejemplo, lo inhabiliten para participar en cualquier evento regional. Entre suspensión y expulsión, hay una diferencia.
Durante la asamblea se nombrará a tres jueces de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. ¿Qué opina de los candidatos?
Solo tengo comentarios acerca de la candidata que propuso Bolivia, la señora Nardi Suxo; quien se desempeñó durante muchos años como ministra del presidente Evo Morales; y luego como embajadora de Bolivia ante Naciones Unidas en Ginebra. En esa función, a partir de abril del 2015, la embajadora Suxo votó ocho veces; en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en contra de resoluciones; que buscaban condenar atrocidades contra la población civil en Siria. En octubre del 2017, la embajadora Suxo votó incluso contra una resolución que condenaba el uso de armas químicas por parte del régimen sirio; solo seis países, además de Bolivia, y todos con un pésimo récord en derechos humanos; votaron en contra. Los jueces de la Corte Interamericana deben ser reconocidos juristas, con un claro compromiso con los derechos humanos. El récord de la doctora Suxo como embajadora sugiere, por el contrario; que ella no ha sido postulada por su compromiso con los DD.HH., sino por su lealtad al presidente Morales. Creo que sería un grave error que la OEA la elija jueza de la Corte Interamericana.
El Gobierno de Ecuador propuso recientemente reformar la Ley de Comunicación. ¿Ve esta iniciativa como un avance?
Es un enorme avance y así se lo dije al presidente Lenín Moreno cuando me reuní con él. Aunque subsisten algunas limitaciones, desaparecen los peores lastres de una ley perversa; que fue la piedra angular del régimen orweliano e intolerante de Rafael Correa.
Entre otros, se eliminan la Supercom (órgano censor); la figura del linchamiento mediático; la obligación de los medios de cubrir temas que el gobierno consideraba de interés público; se incorporan estándares internacionales en libertad de expresión. A diferencia de su antecesor, Moreno ha mostrado una actitud de pleno respeto por la libertad de expresión y ha impulsado prácticas que demuestran amplia tolerancia democrática.
ACN/diarios
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Internacional
Demócratas divididos sobre guerra Israel-Irán mientras Trump anuncia intervención

Tras casi dos años de profundas divisiones respecto a la guerra en Gaza y el apoyo a Israel, los demócratas se encuentran ahora divididos sobre la política estadounidense hacia Irán, y los progresistas exigían una oposición unificada antes de que el presidente Donald Trump anunciara que Estados Unidos atacó el programa nuclear de Teherán.
Los dirigentes del partido se mostraban más cautelosos en su actuar, precisó Associated Press en una nota.
Los dirigentes estadounidenses de todos los partidos han coincidido durante dos décadas en la postura de que no se puede permitir que los iraníes tengan un arma nuclear.
La República Islámica de Irán, enemiga de Estados Unidos desde hace mucho tiempo, ha apoyado a grupos que han matado a estadounidenses en Oriente Medio y amenaza con destruir a Israel.
Pero el anuncio de Trump del sábado de que Estados Unidos había atacado tres instalaciones nucleares podría convertirse en una nueva desavenencia del Partido Demócrata, de la misma forma que divide profundamente a la base aislacionista de Trump —los partidarios de «MAGA» («Devolvamos la grandeza a Estados Unidos»)— de los conservadores más radicales.
Si bien los progresistas habían expresado una clara oposición a una acción militar, la dirigencia del partido se inclinó por la vía más segura y había exigido la intervención del Congreso antes de que Trump usara la fuerza contra Irán.
Muchos demócratas prominentes con aspiraciones presidenciales para 2028 guardan silencio, hasta el momento, sobre la guerra entre Israel e Irán.
«Como que se están cuidando las espaldas», dijo Joel Rubin, exsubsecretario de Estado adjunto durante el gobierno del presidente demócrata Barack Obama y quien ahora trabaja como estratega de política exterior.
«Las bases más combativas del Partido Demócrata son tan hostiles a la guerra de Israel en Gaza que resulta muy difícil mostrarse como alguien que respaldaría una guerra no autorizada en apoyo a Israel sin enfrentar represalias».
Los demócratas progresistas usaron las ideas y palabras de Trump
El representante demócrata Ro Khanna había calificado la consideración de Trump de un ataque como «un momento decisivo para nuestro partido», y había presentado un proyecto legislativo junto con el representante republicano Thomas Massie que exigía al presidente republicano «poner fin» al uso de las fuerzas armadas estadounidenses contra Irán, a menos que fuera «explícitamente autorizado» por una declaración de guerra del Congreso.
Khanna utilizó los propios argumentos que vertió Trump durante su campaña sobre dar prioridad a los intereses estadounidenses cuando el congresista habló con Theo Von, un comediante que apoya al presidente y es popular en la «manosfera» —una red de sitios web, podcasts, foros, videos, blogs y comunidades en línea que promueven una masculinidad idealizada y se oponen al feminismo—.
«Eso le va a costar a este país mucho dinero que debería gastarse aquí en casa», expresó Khanna, quien se dice que se encuentra entre los muchos demócratas que tienen la mirada puesta en las primarias del partido de 2028.
Bernie Sanders, el senador independiente de Vermont que buscó dos veces la nominación presidencial demócrata, había señalado el objetivo declarado de Trump durante su discurso inaugural de ser conocido como «un pacificador y un unificador».
«Apoyar la guerra de Netanyahu contra Irán sería un error catastrófico», opinó Sanders en referencia al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Sanders volvió a presentar un proyecto de ley que prohíbe el uso de fondos federales para una guerra contra Irán, insistió en que una intervención militar estadounidense sería imprudente e ilegal, y ha acusado a Israel de atacar sin provocación.
Chuck Schumer, líder demócrata en el Senado, firmó una iniciativa legislativa similar presentada por Sanders en 2020, pero esta vez se ha abstenido de hacerlo hasta ahora.
Algunos creen que el partido debería adoptar una postura clara contra la guerra.
«Los líderes del Partido Demócrata deben intensificar su oposición a la guerra con Irán y exigir una votación en el Congreso», dijo Tommy Vietor, exasesor de Obama, en X.
Los demócratas tradicionales se muestran cautelosos, pero críticos
El firme apoyo del gobierno demócrata del presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris a la guerra de Israel contra Hamás pesó sobre la candidatura del partido a la Casa Blanca en 2024, incluso con las críticas a la gestión israelí de la crisis humanitaria en Gaza.
Trump aprovechó las divisiones para ganarse el apoyo de los votantes árabe-estadounidenses y de los judíos ortodoxos en su camino de regreso a la Casa Blanca.
Hoy, la guerra entre Israel e Irán es la última prueba para un partido que lucha por reconstruir su coalición antes de las elecciones intermedias del próximo año y del inminente inicio de la carrera presidencial de 2028.
El partido buscará cerrar la brecha entre una base activista escéptica ante las intervenciones extranjeras y ya crítica del apoyo estadounidense a Israel, y los demócratas e independientes más tradicionales que conforman un bloque considerable —aunque no siempre expresivo— de votantes.
En una declaración tras los primeros ataques israelíes, Schumer manifestó que Israel tiene derecho a defenderse y que «el compromiso de Estados Unidos con la seguridad y la defensa de Israel debe ser férreo mientras ellos se preparan para la respuesta de Irán».
La senadora demócrata Jacky Rosen también se mostró cautelosa al responder a la acción israelí y declaró que «Estados Unidos debe mantener su apoyo a Israel, como lo ha hecho durante décadas, en este momento peligroso».
Otros demócratas han condenado los ataques de Israel y acusado a Netanyahu de sabotear las negociaciones con Irán sobre su programa nuclear. También le recuerdan al público que, en 2018, Trump se retiró de un acuerdo nuclear negociado durante el gobierno de Obama que limitaba el enriquecimiento de uranio de Teherán a cambio del levantamiento de sanciones económicas.
«Trump creó el problema», dijo el senador demócrata Chris Murphy en X.
«La única razón por la que Irán estaba tan cerca de obtener un arma nuclear es porque Trump destruyó el acuerdo diplomático que impuso importantes restricciones verificables a su programa nuclear».
La resistencia de los progresistas
Una encuesta realizada en septiembre por el Pearson Institute for the Study and Resolution of Global Conflicts (Instituto Pearson para el Estudio y Resolución de Conflictos Globales) y The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research (The Associated Press-Centro NORC para la Investigación de Asuntos Públicos), una organización apartidista de investigación, encontró que aproximadamente la mitad de los demócratas respondieron que Estados Unidos «apoyaba demasiado» a Israel y que aproximadamente 4 de cada 10 opinaron que su nivel de apoyo «era adecuado».
Los demócratas tendían más que los independientes y los republicanos a decir que el gobierno israelí tenía «mucha» responsabilidad en la continuación de la guerra entre Israel y Hamás.
Aproximadamente 6 de cada 10 demócratas y la mitad de los republicanos sentían que Irán era un adversario con el que Estados Unidos estaba en conflicto.
Yassamin Ansari, representante demócrata de Arizona, quien es iraní-estadounidense, expresó que los iraníes son víctimas involuntarias del conflicto porque no existen refugios ni infraestructura para proteger a los civiles de los misiles dirigidos, como los hay en Israel.
«El pueblo iraní no es el régimen y no debería ser castigado por sus acciones», publicó Ansari en X, al tiempo que criticó a Trump por fomentar el miedo entre la población iraní.
«El pueblo iraní merece la libertad del régimen bárbaro y los israelíes merecen seguridad».
Crédito Associated Press
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