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Salud y Fitness

Consumir leche ayuda a prevenir la osteoporosis

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La osteoporosis es una enfermedad sistémica que se caracteriza por la disminución de la densidad mineral, afectando al hueso y volviéndolo más frágil.

Se trata de una “enfermedad silenciosa”, porque no presenta síntomas hasta que ocurre una fractura.

Sus causas son diversas, pero la principal es la disminución de la densidad ósea debido a la pérdida de calcio y otros minerales.

La edad es uno de los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de la osteoporosis, ya que la pérdida de masa ósea comienza a partir de los 30 años y se acelera en las mujeres después de la menopausia.

De acuerdo con la Dra. Inés Pérez, médico especialista y jefe corporativo de Medicina Ocupacional de Grupo San Simón y Fundación San Simón, la osteoporosis es cinco veces más frecuente en mujeres que en hombres.

Señala que también es común cuando hay una menopausia precoz (en menores de 45 años).

Pero es a partir de los 65 años que se deben extremar los cuidados para evitar fracturas por osteoporosis.

Agrega que las personas con antecedentes familiares, y aquellas que han tomado ciertos medicamentos en forma crónica –como los corticosteroides-, así como quienes presentan bajo peso corporal por desnutrición, también tienen un mayor riesgo de desarrollar osteoporosis.

“En el caso de la mujer, se debe más que nada a factores hormonales y al hecho de que durante el embarazo, el bebé requiere de calcio para la formación de sus huesos y este lo obtiene de la madre”.

“Ello hace que la mujer tenga un mayor riesgo de descalcificación o una menor densidad ósea con respecto a un hombre”, señala la especialista.

Fortalecer los huesos para prevenir fracturas

El tratamiento de la osteoporosis se centra en fortalecer los huesos y prevenir fracturas.

Es por ello que los especialistas recomiendan una ingesta diaria de entre 1000 mg y 1300 mg de calcio para los adultos.

Explica la especialista de Grupo San Simón que la leche es una fuente importante de calcio por lo que constituye una buena opción, además de otros alimentos como el yogur, el queso y los vegetales.

Destaca que en el caso de la leche completa San Simón, viene enriquecida con vitaminas A y D, al igual que las presentaciones de leche descremada y deslactosada UHT de larga duración, ampliamente recomendadas para fortalecer los huesos.

“El brócoli, la col rizada, la espinaca y la acelga, las sardinas, así como algunos frutos secos contienen calcio”.

“Sin embargo, se necesita consumir unas proporciones elevadas de estos alimentos para llegar al equivalente de calcio que proporcionan la leche o el queso”, afirma la doctora Pérez.

En el caso de los niños, cuyo consumo de vegetales a veces no es suficiente, es muy importante suplementar con productos lácteos enriquecidos con vitamina D.

“En el caso de los niños mayores de un año, y también en adultos mayores, la recomendación es consumir un vaso de leche al día, unos 200 a 250 cc de leche”, apunta la especialista.

Complementar la alimentación diaria con leche

La leche es una excelente fuente de calcio, esencial para la formación y mantenimiento de huesos fuertes y uno de los nutrientes más importantes para la salud ósea.

Además, es una buena fuente de vitamina D que ayuda al cuerpo a absorber y utilizar el calcio, sobre todo para los adultos mayores que son los más propensos a padecer osteoporosis.

En cuanto al consumo de leche para los niños, señala la Dra. Pérez que pueden hacerlo a partir del primer año de edad, recordando la recomendación de la OMS de alimentarlos a través de la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses.

Finalmente, mantener un estilo de vida saludable que incluya una dieta rica en calcio y vitamina D; hacer ejercicio regularmente y evitar el consumo de tabaco y alcohol, son recomendaciones a seguir para mantener huesos fuertes, resalta la especialista.

Nota de prensa

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Salud y Fitness

Unas 153.000 muertes anuales en el mundo se asocian a olas de calor entre 1999 y 2019

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muertes anuales por calor en el mundo - Agencia Carabobeña de Noticias
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Las muertes anuales por calor en el mundo son más de 153.000 entre 1990 y 2019. Según estima un estudio, el cual destaca que Asia cuenta más de la mitad de los fallecimientos. Pero Europa tiene el exceso de mortalidad más elevado respecto al número de residentes.

La investigación, encabezada por Yumung Guo de la Universidad de Monash (Australia) y con participación española, utilizó datos de la Red de Investigación Colaborativa Multipaís Multiciudad (MCC), que incluían las muertes diarias y las temperaturas de 750 localidades de 43 países.

Aunque Asia registró el mayor número de muertes estimadas, 74.939 (48,9 %), Europa tuvo la mayor tasa ajustada a la población, con 655 fallecimientos por cada diez millones de residentes y para este continente el número total fue de 48.318 (31,5 %). Indica el estudio que publica Plos Medicine.

Durante las estaciones cálidas de 1990 a 2019, el exceso de muertes relacionadas con las olas de calor representó en el mundo 153.078 muertes al año. Un total de 236 por cada diez millones de residentes o el 1 % de las muertes mundiales.

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Las muertes anuales por calor en el mundo

Los datos indican una carga sustancial de muertes estimadas en el sur y el este de Europa. Así como en la zona comprendida entre el norte de África, la península arábiga y el sur de Asia.

En el sur de Europa, se contabilizaron 10.170 fallecimientos anuales relacionados con las olas de calor, con una tasa ajustada a la población de 668 casos por cada diez millones de residentes, cifras que en el Este del continente fueron 24.709 y 820, respectivamente.

A nivel nacional, Grecia, Malta e Italia registraron los mayores índices de exceso de mortalidad durante ese periodo de 30 años, agrega el estudio.

muertes anuales por calor en el mundo - Agencia Carabobeña de Noticias

Latinoamérica y el Caribe

En Latinoamérica y el Caribe, las muertes anuales fueron 3.405 y si se ajustan por la población fueron 62 por cada diez millones de residentes.

Con los datos de la MCC, los investigadores estimaron el exceso de muertes por olas de calor en todo el mundo entre 1990 y 2019 y trazaron la varianza de estas muertes en los distintos continentes.

La mortalidad relacionada con las olas de calor mostró “complejas disparidades regionales, de tal forma que el sur y el este de Europa o las zonas de clima polar y alpino, y/o sus residentes tenían ingresos elevados presentaron la mayor carga acumulada”, señala la investigación.

Sin embargo, en ciertas localidades de Oceanía o aquellas con clima tropical o bajos ingresos se observó el mayor descenso a lo largo de décadas.

Comparación

La investigación indica que, en comparación con 1850-1990, la temperatura global de la superficie terrestre aumentó 1,14 grados en el periodo 2013-2022 y se espera que aumente entre 0,41 y 3,41 grados de 2081 a 2100.

Con el creciente impacto del cambio climático, las olas de calor no solo aumentan en frecuencia, sino también en gravedad y magnitud.

“Las olas de calor se asocian a una carga de mortalidad sustancial que varía espaciotemporalmente en todo el mundo en los últimos 30 años”, afirman los autores y sugieren que debería haber una planificación de adaptación localizada y una gestión del riesgo en todos los niveles de gobierno.

Estos resultados -agregan- “indican el beneficio potencial de las acciones gubernamentales para mejorar la adaptación y la resiliencia del sector de la salud, teniendo en cuenta las desigualdades entre las comunidades”.

muertes anuales por calor en el mundo - Agencia Carabobeña de Noticias

Es crucial abordar los efectos desiguales

En el contexto del cambio climático, es crucial abordar los efectos desiguales de las olas de calor sobre la salud humana. Para lo que es necesario un enfoque integral que no solo considere los riesgos inmediatos para la salud, sino que aplique estrategias a largo plazo para minimizar la vulnerabilidad y la desigualdad.

Estas estrategias deberían incluir políticas de mitigación del cambio climático, planes de acción contra el calor, planificación urbana y estructura verde. Programa de apoyo social, servicios sanitarios y de salud pública, concienciación educativa, y compromiso y participación de la comunidad, sugieren los autores.

Las olas de calor recuerdan los firmantes, aumentan el riesgo de muerte por sobrecarga térmica del cuerpo humano. Además, provocan disfunciones de múltiples órganos, así como agotamiento, calambres e insolación.

El estrés térmico también puede agravar enfermedades crónicas preexistentes y provocar muertes prematuras, trastornos psiquiátricos y otras consecuencias.

En el estudio también participaron, entre otros, los españoles Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC. La Fundación para la Investigación del Clima y el Centro de Investigación Biomédica en Red Epidemiología y Salud Pública. 

ACN/MAS/EFE

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