El presidente de Kazajistán, Kassym-Jomart Tokayev, declaró este martes el estado de sitio en la ciudad Almatý y la provincia de Mangystau, ante las multitudinarias protestas en rechazo al aumento en los precios del gas.
A través de un comunicado, el Jefe de Estado Kassym-Zhomart Tokayev, indicó que la medida fue tomada a fin de garantizar la seguridad pública; restablecer el orden público y proteger los derechos y libertades de los ciudadanos.
De acuerdo al decreto firmado por el jefe de Estado, la medida entrará en vigor desde este 5 de enero hasta el próximo día 19 del mismo mes, en las zonas se mantendrán desplegados activos de la fuerza pública.
Ante las masivas movilizaciones de ciudadanos que rechazan un aumento del casi 100 por ciento del precio del gas, el presidente Tokayev instó a no caer en provocaciones de incurrir en desórdenes; «espero la prudencia de nuestros ciudadanos, a no sucumbir a las provocaciones de adentro y de afuera», precisó.
Durante la reciente jornada, miles de ciudadanos se movilizaron en la ciudad de Almatý (la más grande del país); donde se registraron casos de ataques de la fuerza pública contra los manifestantes mediante el uso de gases lacrimógenos y granadas aturdidoras; así como quema de vehículos y llantas en principales vías.
El jefe de Estado explicó que los precios del gas se miden con base a la oferta y demanda en las bolsas electrónicas; al mismo tiempo pidió al ministro de Energía presidir una comisión para revisar el tema y tomar medidas prontamente.
Gobierno de Kazajistán dimite tras protestas
Este miércoles 5 de enero, el presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev, aceptó la dimisión del Gobierno kazajo presentada tras las intensas protestas.
Tokáyev asignó al viceprimer ministro, Aliján Smailov, las funciones de primer ministro del país, aceptando así la renuncia de Askar Mamin; si bien el resto del gabinete seguirá ejerciendo sus funciones hasta la formación de un nuevo equipo de Gobierno.
Las últimas horas del papa Francisco. El sufrimiento, conmovedor, de la despedida del Sumo Pontífice quedará para siempre en las imágenes de la última bendición. La respiración forzada. El gesto arrancado de una debilidad evidente. La voz temblorosa. El largo baño de multitudes. ¿Pero, qué ocurrió después?
Fuentes vaticanas confirman que el papa se despertó a las seis y se encontraba razonablemente bien. A las 7 empezó a encontrarse mal. Media hora después, exactamente a las 7:35, se comunicó el fallecimiento. Ahora se confirma que fue un ictus producido en el marco de un grave problema cardiocirculatorio.
Su cuerpo ya estaba debilitado por las infecciones respiratorias que habían provocado su ingreso en el Policlínico Gemelli. Las tres convulsiones sufridas entonces habían puesto en duda la posibilidad de recuperación y en esos días circuló el rumor de que en cuanto su estado mejorara un poco el Papa Francisco sería trasladado de nuevo a la Casa Santa Marta para enfrentarse en el Vaticano con la posibilidad de que el desenlace de la enfermedad fuera fatal para el Papa de gran corazón.
Se le había prescrito una convalecencia con ventilación asistida, y los médicos habían aconsejado el aislamiento. Pero el Pontífice siempre dijo que no pasaría ese tiempo alejado de sus compromisos. Y así fue: se produjo la sorpresa de Bergoglio entre los fieles, el recibimiento que no se le negó al rey Carlos de Inglaterra y, ayer mismo, el domingo, el encuentro con el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance. Y aún el último baño de multitudes: los saludos, las bendiciones, las miradas y las sonrisas a los niños.
Hay quienes el domingo notaron una mayor rigidez, respecto a los días anteriores, en el brazo. Hay quienes vieron detrás del Pontífice a una persona que lo masajeaba. Quienes notaron una respiración aún más dificultosa.
Pero aquello en lo que el Papa Francisco, en el día de Pascua, quiso que el mundo pusiera atención y lo recordara no es un parte médico de una persona frágil y enferma que no quiso ahorrarse esfuerzos, sino el llamamiento por la paz y la humanidad que lanzó al mundo.
Así lo recordó el cardenal vicario para la diócesis de Roma, Baldassare Reina, en el anuncio de la muerte: «Lloramos al testigo del Evangelio, al pastor misericordioso, al profeta de Paz«.
Se despidió de sus fieles
Ayer domingo, luego de reunirse James David Vance, vicepresidente de Estados Unidos, Jorge Mario Bergoglio fue trasladado a la Basílica de San Pedro, donde le esperaban los miles de romanos, peregrinos y turistas.
«Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!», dijo ante el júbilo de los miles de presentes. Tras estas palabras, el Santo Padre dejó que el discurso lo leyera el maestro de ceremonias monseñor Diego Giovanni Ravelli.
Tras impartir la bendición Urbi et Orbi, el Papa dio una nueva sorpresa al subirse al papamóvil, algo que no hacía desde hace meses, para saludar a todos los fieles presentes en la Plaza de San Pedro y en el comienzo de la contigua Vía de la Conciliación. Como si de su despedida se tratara, saludó a todos los presentes.