Estados Unidos y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), han lanzado este martes un programa destinado a ayudar a millones de migrantes venezolanos a reubicarse legalmente en el territorio de Brasil.
El programa, denominado «Integración Económica de Ciudadanos Vulnerables de Venezuela en Brasil»; tiene como objetivo ayudar a los migrantes venezolanos que huyen de la crisis política y económica en Venzuela, para facilitarles el acceso al empleo; capacitación empresarial y cursos de idiomas entre otros beneficios, según informaciones de la agencia Reuters.
La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), dijo este martes que proporcionará unos 4 millones de dólares; al programa lanzado por el Administrador Adjunto de USAID para América Latina, John Barsa.
El programa, también fue respaldado por la Subsecretaria Adjunta del Departamento de Estado norteamericano para asuntos del hemisferio occidental, Carrie Filipetti.
“Integración Económica de Ciudadanos Vulnerables Venezolanos”
Desde el 2018, millones de migrantes venezolanos huyeron de la aguda crisis políticas y económica y cruzaron las fronteras tanto a Brasil como a Colombia en busca de mejores condiciones económicas.
La gran mayoría de los migrantes venezolanos, continuaron su periplo hacia otros países latinoamericanos de habla hispana.
Se espera que este programa, también ayude a los componentes operativos del Ejército y la Fuerza Aérea del Brasil; a trasladar a los migrantes venezolanos del estado fronterizo de Roraima a áreas de Brasil con más oportunidades de trabajo.
El gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica ha otorgado más de 656 millones de dólares en ayuda humanitaria; para el apoyo a los migrantes venezolanos diseminados en los diversos países de latinoamérica, especialmente en Colombia y Brasil.
Las últimas horas del papa Francisco. El sufrimiento, conmovedor, de la despedida del Sumo Pontífice quedará para siempre en las imágenes de la última bendición. La respiración forzada. El gesto arrancado de una debilidad evidente. La voz temblorosa. El largo baño de multitudes. ¿Pero, qué ocurrió después?
Fuentes vaticanas confirman que el papa se despertó a las seis y se encontraba razonablemente bien. A las 7 empezó a encontrarse mal. Media hora después, exactamente a las 7:35, se comunicó el fallecimiento. Ahora se confirma que fue un ictus producido en el marco de un grave problema cardiocirculatorio.
Su cuerpo ya estaba debilitado por las infecciones respiratorias que habían provocado su ingreso en el Policlínico Gemelli. Las tres convulsiones sufridas entonces habían puesto en duda la posibilidad de recuperación y en esos días circuló el rumor de que en cuanto su estado mejorara un poco el Papa Francisco sería trasladado de nuevo a la Casa Santa Marta para enfrentarse en el Vaticano con la posibilidad de que el desenlace de la enfermedad fuera fatal para el Papa de gran corazón.
Se le había prescrito una convalecencia con ventilación asistida, y los médicos habían aconsejado el aislamiento. Pero el Pontífice siempre dijo que no pasaría ese tiempo alejado de sus compromisos. Y así fue: se produjo la sorpresa de Bergoglio entre los fieles, el recibimiento que no se le negó al rey Carlos de Inglaterra y, ayer mismo, el domingo, el encuentro con el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance. Y aún el último baño de multitudes: los saludos, las bendiciones, las miradas y las sonrisas a los niños.
Hay quienes el domingo notaron una mayor rigidez, respecto a los días anteriores, en el brazo. Hay quienes vieron detrás del Pontífice a una persona que lo masajeaba. Quienes notaron una respiración aún más dificultosa.
Pero aquello en lo que el Papa Francisco, en el día de Pascua, quiso que el mundo pusiera atención y lo recordara no es un parte médico de una persona frágil y enferma que no quiso ahorrarse esfuerzos, sino el llamamiento por la paz y la humanidad que lanzó al mundo.
Así lo recordó el cardenal vicario para la diócesis de Roma, Baldassare Reina, en el anuncio de la muerte: «Lloramos al testigo del Evangelio, al pastor misericordioso, al profeta de Paz«.
Se despidió de sus fieles
Ayer domingo, luego de reunirse James David Vance, vicepresidente de Estados Unidos, Jorge Mario Bergoglio fue trasladado a la Basílica de San Pedro, donde le esperaban los miles de romanos, peregrinos y turistas.
«Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!», dijo ante el júbilo de los miles de presentes. Tras estas palabras, el Santo Padre dejó que el discurso lo leyera el maestro de ceremonias monseñor Diego Giovanni Ravelli.
Tras impartir la bendición Urbi et Orbi, el Papa dio una nueva sorpresa al subirse al papamóvil, algo que no hacía desde hace meses, para saludar a todos los fieles presentes en la Plaza de San Pedro y en el comienzo de la contigua Vía de la Conciliación. Como si de su despedida se tratara, saludó a todos los presentes.