Opinión

Pregunta

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Edgar Darío Núñez Pino.-

Un montón de preguntas me agobian, pero hoy quería comentar la preocupación de muchos valencianos que me escriben, sobre la situación de nuestros espacios públicos, el abandono no sólo físico sino espiritual. Quería decirles al nuevo alcalde y su equipo, que existen maneras no tan difíciles de recomponer la atribulada escena cultural en la ciudad. Que la gestión cultural en las grandes ciudades, como estoy aprendiendo acá, consiste en la creación de convivencia y espacios de encuentro. Quería recomendarle que instale a Páez en su sitio histórico, para iniciar la reconciliación de la ciudad con su pasado (si es que eso les interesa, ojalá que sí).

Pero nada de eso ahorita importa. Un montón de preguntas me agobian. Nada de eso existe si nuestra gente sufre. Nada tiene sentido si toda una generación de nuevos valencianos no se alimenta adecuadamente, prometiendo un futuro desnutrido y doloroso para la ciudad.

¿Alguien se preocupa por la cantidad de valencianos que se acuestan a dormir sin comer? pero quizás, como lo veo yo, lo peor es ¿qué podemos esperar de una generación creciendo en escasez, miedo e ignorancia?

Los centros culturales quedaron reducidos a un trabajo galerístico, pero casi no hay pedagogía ni formación. Duele decirlo, pero no hay apuesta al futuro.

Hagan una simple búsqueda en la ciudad. ¿Cuántos museos están abiertos? O mejor ¿Cuántos museos existen? ¿Cuántos centros culturales, públicos o privados, tienen alguna actividad formal y continua? Y la cereza del helado: ¿Cuántos valencianos asisten a estos sitios? Ergo, ¿En la situación actual, esa asistencia mejorará? ¿En 15 años habrá valencianos sensibles y cultos?

¿De qué vale opinar sobre la cultura valenciana, si sus artistas empobrecidos emigran, o lloran cada noche porque no tienen los implementos básicos para crear (y a veces ni para comer completo)? ¿Tiene algún sentido que cuando un artista o intelectual de la ciudad muere, sus familias y amigos deben hacer grandes esfuerzos económicos e institucionales para poder inhumarlo?

¿Por qué no existe una institución no gubernamental que auxilie al movimiento cultural en las vicisitudes de la vida?

En fin. Son tantas las preguntas que me hago, que me hacen. No tengo las respuestas y eso me agobia aún más.

Quisiera pensar que las cosas cambiarán, que esa generación de niños valencianos pasando trabajo y hambre, también les de hambre de libertad en un futuro no muy lejano.

NOTA LUCTUOSA: Disculpen este par de líneas tan personales, pero la intempestiva fragilidad de la vida humana puede desconcertar. Se nos fue Luis Noguera, un maestro del dibujo con una técnica exquisita y capaz de crear viajes y texturas en sus trabajos. Luis fue mi amigo, su ayuda desinteresada formó mi criterio y me ayudó a comprender la complejidad de la plástica. Te extrañaré querido amigo, gracias.

Edgar Darío Núñez Pino edgardarionp@gmail.com

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