Sucesos

El FBI halló una nevera llena de penes y un cuerpo cosido como Frankenstein

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Funcionarios del FBI localizaron un pipote lleno de cabezas humanas, una nevera repleta de penes y un cadáver cosido como Frankenstein.

El macabro hallazgo lo realizaron en un centro de recursos biológicos en Arizona, Estados Unidos. Todo ello se efectuó en el año 2013, pero la información no había sido divulgada debido a demandas de familiares de las víctimas. Ese año las autoridades federales iniciaron una investigación. Tras el hallazgo de horripilantes prácticas, el centro lo clausuraron.

Ahora los espeluznantes detalles son públicos.  En una declaración jurada de Mark Cwynar, exagente del FBI, aseguró que vio “varias escenas inquietantes”.

Allí encontró  “cabezas infectadas”, “un cubo lleno de cabezas, brazos y piernas”. También una nevera “llena de genitales masculinos”. El ex funcionario consideró macabro lo que consiguió colgado a una pared. Se trataba de la cabeza de una mujer cosida en el torso de un hombre, “al estilo de Frankenstein”.

Según la agencia Reuters, los agentes encontraron 1.755 partes de cuerpos humanos.  Después llenaron 142 bolsas con un peso total de 10 toneladas. Matthew Parker, otro exagente del FBI que trabajó en el caso, dijo a Reuters que  “parecía una tienda de chatarras. Donde habían destruido y despedazado cuerpos“.

Como Frankenstein

Más de 30 personas demandaron al centro.  El demandante Troy Harp, señaló que entregó los cuerpos de su madre y abuela. Creía que serían usados para investigaciones científicas.

“Para investigar acerca del cáncer, la leucemia y cualquier otra cosa, utilizando células de muestra”, dijo Harp. “Eso es lo que me dijeron”. Otros 21 cadáveres los utilizó el Ejército de los Estados Unidos para experimentos de explosiones. Estudiaban los efectos de las bombas de carreteras.

Los documentos revelan que el citado centro valoraba los cadáveres en 5.000 dólares. En casi todo Estados Unidos la venta de partes del cuerpo humano no transplantables es legal. A menos que se trate de fetos.

En los últimos años, Arizona y Colorado han promulgado leyes para regular a los intermediarios en estas transacciones. Sin embargo, casi ningún estado tiene reglas explícitas sobre cómo deben almacenarse o venderse los cadáveres donados.

El propietario del centro, Stephen Gore, se declaró culpable. Después de declararse culpable. Lo sentenciaron a un año de cárcel diferida y cuatro años de libertad condicional.

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