La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que aparecerán más casos de la viruela del mono, una enfermedad que se ha detectado a 92 pacientes en 12 países no endémicos, en su mayoría en Europa.
“La situación está evolucionando de tal modo que la OMS cree que habrá más casos de viruela de mono que se identifiquen a medida que la vigilancia se extiende en países que no son endémicos”, afirmó la OMS en una nota epidemiológica que circuló este domingo.
De acuerdo a los casos reportados no se ha podido establecer que alguno de los afectados haya estado en alguna zona endémica de esta enfermedad.
Cabe destacar que el contagio se ha identificado principalmente (aunque no exclusivamente) entre hombres que tienen sexo con otros hombres.
“La identificación de casos confirmados o sospechosos sin vínculos de viajes a áreas endémicas es un hecho muy inusual”, precisó la organización.
Así mismo, la OMS indicó que está trabajando en directivas para proteger a los trabajadores sanitarios de primera línea y a otros empleados de la sanidad que pueden estar más expuestos que otros; como los que se ocupan de tareas de limpieza.
Es de mencionar que la secuencia genómica obtenida del hisopado de un caso en Portugal; ha revelado una similitud con el virus de la viruela exportado de Nigeria y que causó brotes en el Reino Unido, Israel y Singapur entre 2018 y 2019.
Primer caso de viruela del mono en Suiza
Igualmente, las autoridades sanitarias suizas informaron de un primer caso detectado en el país de viruela del mono.
El caso fue confirmado el viernes en el cantón central de Berna, en una persona que estuvo expuesta al virus en el extranjero; señaló la televisión nacional suiza RTS.
El paciente se encuentra aislado en su domicilio, mientras que se ha intentado rastrear a sus contactos; para informarles del contagio y analizar posibles cadenas de transmisión.
Las últimas horas del papa Francisco. El sufrimiento, conmovedor, de la despedida del Sumo Pontífice quedará para siempre en las imágenes de la última bendición. La respiración forzada. El gesto arrancado de una debilidad evidente. La voz temblorosa. El largo baño de multitudes. ¿Pero, qué ocurrió después?
Fuentes vaticanas confirman que el papa se despertó a las seis y se encontraba razonablemente bien. A las 7 empezó a encontrarse mal. Media hora después, exactamente a las 7:35, se comunicó el fallecimiento. Ahora se confirma que fue un ictus producido en el marco de un grave problema cardiocirculatorio.
Su cuerpo ya estaba debilitado por las infecciones respiratorias que habían provocado su ingreso en el Policlínico Gemelli. Las tres convulsiones sufridas entonces habían puesto en duda la posibilidad de recuperación y en esos días circuló el rumor de que en cuanto su estado mejorara un poco el Papa Francisco sería trasladado de nuevo a la Casa Santa Marta para enfrentarse en el Vaticano con la posibilidad de que el desenlace de la enfermedad fuera fatal para el Papa de gran corazón.
Se le había prescrito una convalecencia con ventilación asistida, y los médicos habían aconsejado el aislamiento. Pero el Pontífice siempre dijo que no pasaría ese tiempo alejado de sus compromisos. Y así fue: se produjo la sorpresa de Bergoglio entre los fieles, el recibimiento que no se le negó al rey Carlos de Inglaterra y, ayer mismo, el domingo, el encuentro con el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance. Y aún el último baño de multitudes: los saludos, las bendiciones, las miradas y las sonrisas a los niños.
Hay quienes el domingo notaron una mayor rigidez, respecto a los días anteriores, en el brazo. Hay quienes vieron detrás del Pontífice a una persona que lo masajeaba. Quienes notaron una respiración aún más dificultosa.
Pero aquello en lo que el Papa Francisco, en el día de Pascua, quiso que el mundo pusiera atención y lo recordara no es un parte médico de una persona frágil y enferma que no quiso ahorrarse esfuerzos, sino el llamamiento por la paz y la humanidad que lanzó al mundo.
Así lo recordó el cardenal vicario para la diócesis de Roma, Baldassare Reina, en el anuncio de la muerte: «Lloramos al testigo del Evangelio, al pastor misericordioso, al profeta de Paz«.
Se despidió de sus fieles
Ayer domingo, luego de reunirse James David Vance, vicepresidente de Estados Unidos, Jorge Mario Bergoglio fue trasladado a la Basílica de San Pedro, donde le esperaban los miles de romanos, peregrinos y turistas.
«Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!», dijo ante el júbilo de los miles de presentes. Tras estas palabras, el Santo Padre dejó que el discurso lo leyera el maestro de ceremonias monseñor Diego Giovanni Ravelli.
Tras impartir la bendición Urbi et Orbi, el Papa dio una nueva sorpresa al subirse al papamóvil, algo que no hacía desde hace meses, para saludar a todos los fieles presentes en la Plaza de San Pedro y en el comienzo de la contigua Vía de la Conciliación. Como si de su despedida se tratara, saludó a todos los presentes.