Opinión

Protesta contra el soldado asesino que crucificó a Jesús en el Calvario

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Protesta contra el soldado asesino que crucificó a Jesús en el Calvario: Por Coromoto Álvarez.– La procesión de la iglesia en las calles para defender los valores humanos   sobre libertad, igualdad y fraternidad, postulados de la Revolución Francesa, debe traducirse en protesta contra el soldado asesino que repite la escena de crucificar a Jesús en el Calvario.

Cuando terminan los rezos en los siete templos y la gente toma la vía pública con las imágenes de Nuestro Señor en el Santo Sepulcro este Sábado de Gloria en la víspera del Domingo de Resurrección, comienza la indagatoria contestataria que rompe la vida contemplativa de quienes consideran que el Vía Crucis del ciudadano de a pie debe traspasar las barreras de la resignación que imponen los sarracenos con sus latigazos y crucifixiones tal cual ocurrió con Jesús de Nazaret, el gran disidente que pagó con su vida la osadía que cometió por ejercer el derecho de  expresar su creencia contra los dioses de los romanos.

Fuimos testigos del gran desfile de quienes expresaban en la iglesia y plaza Bolívar de Chacao las súplicas en voz baja sobre cambios y propuestas requeridas para liberar a los venezolanos del yugo, de la miseria, del hambre y de la esclavitud, en concordancia con el contenido auténticamente patriótico de los documentos esenciales de la Conferencia Episcopal Venezolana para impedir que avance la herida que anda con mayores índices de mortalidad entre los sobrevivientes de la hambruna cuya heroicidad se apaga lentamente a merced del gendarme innecesario cruel y perverso del nuevo imperio.

Entre quienes marcharon al lado del Santo Sepulcro participaron en conversatorios y polémicas para descubrir si hay verdades y mentiras al descubierto cuando Jesús en la Cruz expresaba sobre el papel de sus lacayos: ‘’ Perdónales Señor, que no saben lo que hacen´´. De allí nacieron las dudas para sancionar o no a los responsables de las masacres en Venezuela, pandilleros depredadores que, sin duda alguna, sentenciados por la justicia divina hoy reposan en las pailas del infierno…Y el que falta por vender su alma al diablo. Sin duda alguna, en la tierra como en el cielo, según pregonan  feligreses desafiantes de nuestra triste realidad, aún al borde del precipicio, más temprano que tarde el bien triunfará sobre el mal.

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