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Plaza de Toros: La parada preferida de los delincuentes

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“Los delincuentes son buenos para lo malo” repetía una señora a su compañera de trabajo mientras abrazaba con fuerza su cartera. Esa  esa la estrategia de defensa personal que asumieron los ciudadanos que esperan por un colectivo en una de las paradas más inseguras del sur de Valencia, Monumental, conocida como Plaza de Toros.

Un nutrido grupo de trabajadores y estudiantes coinciden cada mañana pero en especial en horas de la tarde, en esta concurrida parada a la que llegan unidades colectivas y camiones de todo modelo y marca, con destino hacia La Isabelica, Flor Amarillo, Las Palmitas y el municipio Los Guayos.

Como si se tratase de una carrera de caballos. Los usuarios al salir de la última estación del Metro de Valencia (Monumental)  se empujan para lograr subir a la escalera que los conduce a la salida y así asegurar su llegada a la parada en donde no solo aguardan empelados  y universitarios, sino también delincuentes.

Quince, veinte y hasta en algunos casos, media hora esperan los ciudadanos por un transporte que los lleva a su casa, pero esta estadía en esa parada implica un alto riesgo, no solo está latente la posibilidad de no poder subir al colectivo en el que se aglomeran las personas para entrar, sino que además está presente “la caza” de los maleantes que fingen ser trabajadores para robar a cualquiera que muestre su teléfono o saque efectivo.

Pero este no es el único modus operandi de los asaltadores. Ellos saben aprovechar “las oportunidades” y la crisis del transporte es una de ellas. En el momento en el que una unidad se acerca y e colector grita su destino, de manera inmediata y muchas veces antes del anuncio, inicia una estampida que se dirige hacia la puerta del colectivo.

Todos centran su atención en ocupar un puesto o un espacio en el transporte, pocos o ninguno enfoca su mirada en quien tienen a su lado, el que es “amigo de lo ajeno” aprovecha para hurtar de  carteras y bolsillo todo lo que le sea posible. Los zarcillos también forman parte de su selección.

No hay presente ningún cuerpo del Estado en esa parada que garantice la seguridad de quienes todos los días salen de su casa para cumplir con sus compromisos. “Aquí estaba un día unos PTJ (Antigua Policía Técnica Judicial) pero solo un día”, dijo la señora cuando ya se preparaba para correr y subir al camión 350, un transporte improvisado que surgió en respuesta a la escasez de colectivos.

Ana Ramos/ACN

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