Opinión

Oswaldo Payá: un mártir por la democracia en cuba

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Por: Cora Paez de Topel

Una figura relevante en el audaz combate por la democracia en Cuba fue Oswaldo Payá, enérgico luchador social, católico comprometido en la búsqueda de la libertad de la isla, su país natal, donde nació en el año  1952 y falleció en el  2012 en un sospechoso accidente de tránsito, cuando se desplazaba junto con otros tres acompañantes para asistir a uno de esos encuentros políticos que centraban su preocupación y su vehículo, un Hyundai rentado,  fue embestido por el que los estaba siguiendo, lanzándolos al  vacío en su ruta hacia Varadero.

El apasionante libro sobre Oswaldo Payá,  cuya fotografía es el centro de la portada,  está escrito por David E. Hoffman, Premio Pulitzer, relata la historia de Cuba desde la independencia hasta las dictaduras de Gerardo Machado y Fulgencio Batista, hasta la toma del poder por parte de Fidel Castro en Enero de 1959, al descender de la Sierra Maestra con el ejército rebelde de la guerrilla, secundado por Raúl Castro y el Che Guevara, asegurando que su lucha era por la libertad de Cuba, retomar la Constitución de 1940, garantizar los derechos individuales y elecciones libres.

La falsedad de esas palabras comenzaron a verse al poco tiempo, puesto que desde la toma del poder Fidel Castro desató una ola de violencia con las ejecuciones forzadas de los disidentes y el discurso anti-capitalista y anti-imperialista, siempre llevando el fusil al hombro y al uniforme militar.  El paredón cubano sirvió de frente a las miles de víctimas acusadas por Fidel y sus militantes, dando inicio a la Revolución que él lideró desde su base.  Se proclamó Comandante en Jefe, volteando el destino de Cuba hacia la dictadura comunista y personalista.

Para fortalecer su posición, se afilió al Partido Comunista soviético, anunciando que él era un nacionalista y reformador social.  Colocó a su hermano Raúl Castro a cargo de la inteligencia militar, conocida como el G-2, una policía secreta para detectar cualquier amenaza a la revolución.

La firmeza de la Iglesia Católica en Cuba, bajo la advocación de la Virgen de La Caridad del Cobre, comenzó a ser violentada, en la medida que el Comunismo fue cobrando fuerza por la vía de las armas.  Las cartas pastorales en las iglesias de La Habana, leídas por el Obispo y por los sacerdotes, señalaban que el gran enemigo del cristianismo es el Comunismo, puesto que es materialista y ateo.  La iglesia de San Francisco en La Habana fue ocupada por las milicias, como también sus edificios anexos, al igual que seminarios católicos, publicaciones y sedes de la juventud católica, así como otras iglesias y templos.

A los 17 años de edad, en febrero 1969, Oswaldo Payá recibió una orden para enlistarse en el Servicio Militar por tres años, junto con otros cientos de jóvenes, la mayoría cristianos no comprometidos con el régimen.  Los subieron a un camión y los llevaron a recolectar caña de azúcar en pesadas jornadas de 12 horas en campos cercados con alambres de púas.  Una vez cumplida la cosecha, otra tarea los esperaba en la Isla de Pinos, rica en mármol y otros tipos de piedra que tenían que picar para levantar paredes y muros.

Oswaldo Payá y otros fieles cristianos encontraron una manera pacífica de luchar contra la tiranía comunista.  Redactaron unos boletines titulados Pueblo de Dios, en los cuales promovían la libertad de conciencia y la supremacía de Dios y los repartían a los fieles en las puertas de la iglesia, al igual que el código de peticiones apoyado por el Proyecto Varela.   La visita del Papa Juan Pablo II a La Habana en Enero de 1998 confrontó la dictadura de Fidel.  Oswaldo Payá no fue invitado a ninguna de las reuniones, sino que por el contrario fue puesto bajo la vigilancia de la seguridad del Estado.

Oswaldo Paya:  un martir por la democracia en cuba.

El Comité para la Defensa de la Revolución tenía informantes en cada esquina, como una red de inteligencia en la que cada comité de cuadra tenía dos fuentes que le reportaban al Departamento de Seguridad del Estado.  State Security era parte del Ministerio del Interior, la cual incluía también inteligencia extranjera y ramas de contrainteligencia, empleando un personal de unos 10.000 a 15.000 acuartelados en Villa Marista, en el sur de La Habana.  Los calabozos de la estación eran conocidos como el tanque, donde cientos de prisioneros eran encerrados, tan apretados puesto que no había espacio para sentarse.

La Stasi fue la policía secreta bajo el modelo de la Alemania Oriental.  Patronaba la frontera, mantenía un archivo que contenía el record de los miles de disidentes.  Estaba entrenada en los aspectos técnicos de la vigilancia secreta, con videos cámaras, enfatizando la represión y el miedo.

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