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Salud y Fitness

La apnea del sueño es un trastorno grave para los pacientes obesos

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En la predisposición a la obesidad interfieren múltiples factores, entre los que destacan los trastornos metabólicos, componentes hereditarios, hábitos alimentarios poco saludables, sedentarismo y tabaquismo.

Actualmente la obesidad se considera un problema de salud pública que ha adquirido proporciones de epidemia global.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad se define como el aumento excesivo de la grasa corporal.

La doctora Rhayniveth Sequera, especialista en cirugía general, fellowship de cirugía bariatrica y metabólica de la Clínica Piedra Azul, afirma que a medida que aumenta el Índice de Masa Corporal (IMC), aumenta también el riesgo de padecer otras enfermedades, comprometiendo la vida del paciente; entre ellas la diabetes mellitus, los infartos agudos al miocardio, eventos cardiovasculares y la apnea del sueño, por nombrar solo algunas.

Y es precisamente la apnea del sueño uno de los trastornos más comunes que se presentan al aumentar el IMC

Estimándose en aproximadamente 50 % los pacientes con sobrepeso o algún grado de obesidad que sufren de esta alteración, mientras que cerca de 70 % de los pacientes con apnea del sueño son obesos.

Por su parte, la doctora Moravia Rodríguez, médico cirujano especialista en Otorrinolaringología de la Clínica Piedra Azul, y MSC en Epidemiología y Salud Pública, señala que la apnea del sueño es un trastorno potencialmente grave que provoca la detención de la respiración en un ciclo que se repite varias veces durante el sueño.

Agrega que, bien sea porque el cuerpo reacciona por sí solo o porque la pareja mueve a la persona para hacerlo reaccionar, el paciente con apnea del sueño vuelve a respirar y comienza nuevamente un breve período de sueño.

“Por estadística, el ser hombre también es un factor de riesgo en el caso de la apnea del sueño. Los hombres roncan de dos a tres veces más que las mujeres, aunque ellas, luego de la menopausia y más aquellas con sobrepeso, aumentan sus probabilidades de tener apnea del sueño”, comenta la especialista.

Enfatiza que el paciente con obesidad y apnea del sueño, no duerme normalmente y disminuye tanto la calidad como la cantidad de sueño.

“En el paciente obeso existen depósitos de grasa acumulados alrededor de la vía respiratoria superior, tendiendo a colapsarse y cerrarse durante el sueño; disminuye así el oxígeno en sangre, mientras los tejidos más importantes del organismo, como el cerebro y el corazón, se ven afectados.”

Describe que estos pacientes son roncadores, hacen quejidos durante la noche, tosen, se despiertan y, a largo plazo, tienen una calidad de vida deteriorada porque durante el día presentan somnolencia, poca capacidad de concentración, mayor riesgo de tener accidentes laborales y de tránsito porque tienden a quedarse dormidos en todas partes.

 

Tipos de apnea y tratamientos

La doctora Rodríguez explica que existen tres tipos de apnea, siendo la más común la Apnea obstructiva del sueño, que ocurre cuando los músculos de la garganta se relajan de tal forma que, al pasar el aire, se colapsan, haciendo que el paciente ronque y reciba menos oxígeno.

El segundo tipo es la Apnea central del sueño, que se produce cuando el cerebro no envía las señales correctas a los músculos que controlan la respiración.

“Al cerebro simplemente se le olvida que el diafragma tiene que moverse y el paciente deja de respirar”, apunta la especialista de la Clínica Piedra Azul

 

El tercer tipo de apnea del sueño se da por una mezcla de las anteriores.

“La obstrucción puede verse empeorada si el paciente tiene el tabique desviado, o si son niños con los adenoides o las amígdalas grandes”.

“Usualmente los síntomas son iguales en cualquiera de los tres tipos, pero estos implican ronquidos fuertes, episodios en los cuales la persona deja de respirar durante el sueño. Quien lo sufre no lo siente, pero quien duerme junto a la persona que tiene apnea, sí.”

En cuanto al tratamiento a aplicar, Rodriguez señala que originalmente se recurría a la uvuloplastia para remover la úvula, o “campanilla”, que cuelga al fondo del paladar.

Con el tiempo se determinó que el éxito de esta cirugía es muy bajo, sea en pacientes obesos o no.

“Actualmente se practica la polisomnografía nocturna, un estudio que mide los parámetros cerebrales, respiratorios, oxigenación y otros durante el sueño del paciente”, señala la especialista.

Esto permite conocer cuántas veces deja de respirar la persona, en una noche.

“Un ciclo de dejar de respirar y volver a hacerlo, puede repetirse en un paciente entre 6 a 50 veces en una noche. Si un paciente es obeso y quiere evaluar su apnea del sueño, se recomienda este estudio”, señala.

Por su parte, la doctora Rhayniveth Sequera agrega que, sobre la base del diagnóstico, existen tratamientos como el uso de dispositivos de presión positiva o Continuous Positive Airway Pressure (CPAP, por sus siglas en inglés).

Se trata de una mascarilla conectada a un aparato que va a ventilar al paciente a unas presiones mayores que la del aire del ambiente, de manera que garantice que la vía aérea se mantendrá siempre abierta.

“Es muy efectivo, pero los pacientes usualmente refieren que es incómodo al tener que dormir con una mascarilla, y no siempre lo toleran. El tratamiento ideal es que la causa sea tratada y, en el caso de los pacientes obesos o con sobrepeso, cambien su calidad de vida bajando de peso, con hábitos más saludables, dieta, ejercicios, evitar el alcohol, entre otros”, dice la especialista en obesidad.

Las especialistas ofrecen su consulta en la Clínica Piedra Azul (@clinicapiedraazul), institución que presta servicios de salud ofreciendo modernas instalaciones y las opciones médicas acordes a las necesidades de cada paciente, de manera efectiva y personalizada, a costos accesibles para los pacientes.

Está ubicada en la avenida principal Los Guayabitos, Sector Piedra Azul en Caracas; a 200 mts. del Expreso Baruta.

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Salud y Fitness

Unas 153.000 muertes anuales en el mundo se asocian a olas de calor entre 1999 y 2019

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muertes anuales por calor en el mundo - Agencia Carabobeña de Noticias
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Las muertes anuales por calor en el mundo son más de 153.000 entre 1990 y 2019. Según estima un estudio, el cual destaca que Asia cuenta más de la mitad de los fallecimientos. Pero Europa tiene el exceso de mortalidad más elevado respecto al número de residentes.

La investigación, encabezada por Yumung Guo de la Universidad de Monash (Australia) y con participación española, utilizó datos de la Red de Investigación Colaborativa Multipaís Multiciudad (MCC), que incluían las muertes diarias y las temperaturas de 750 localidades de 43 países.

Aunque Asia registró el mayor número de muertes estimadas, 74.939 (48,9 %), Europa tuvo la mayor tasa ajustada a la población, con 655 fallecimientos por cada diez millones de residentes y para este continente el número total fue de 48.318 (31,5 %). Indica el estudio que publica Plos Medicine.

Durante las estaciones cálidas de 1990 a 2019, el exceso de muertes relacionadas con las olas de calor representó en el mundo 153.078 muertes al año. Un total de 236 por cada diez millones de residentes o el 1 % de las muertes mundiales.

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Las muertes anuales por calor en el mundo

Los datos indican una carga sustancial de muertes estimadas en el sur y el este de Europa. Así como en la zona comprendida entre el norte de África, la península arábiga y el sur de Asia.

En el sur de Europa, se contabilizaron 10.170 fallecimientos anuales relacionados con las olas de calor, con una tasa ajustada a la población de 668 casos por cada diez millones de residentes, cifras que en el Este del continente fueron 24.709 y 820, respectivamente.

A nivel nacional, Grecia, Malta e Italia registraron los mayores índices de exceso de mortalidad durante ese periodo de 30 años, agrega el estudio.

muertes anuales por calor en el mundo - Agencia Carabobeña de Noticias

Latinoamérica y el Caribe

En Latinoamérica y el Caribe, las muertes anuales fueron 3.405 y si se ajustan por la población fueron 62 por cada diez millones de residentes.

Con los datos de la MCC, los investigadores estimaron el exceso de muertes por olas de calor en todo el mundo entre 1990 y 2019 y trazaron la varianza de estas muertes en los distintos continentes.

La mortalidad relacionada con las olas de calor mostró “complejas disparidades regionales, de tal forma que el sur y el este de Europa o las zonas de clima polar y alpino, y/o sus residentes tenían ingresos elevados presentaron la mayor carga acumulada”, señala la investigación.

Sin embargo, en ciertas localidades de Oceanía o aquellas con clima tropical o bajos ingresos se observó el mayor descenso a lo largo de décadas.

Comparación

La investigación indica que, en comparación con 1850-1990, la temperatura global de la superficie terrestre aumentó 1,14 grados en el periodo 2013-2022 y se espera que aumente entre 0,41 y 3,41 grados de 2081 a 2100.

Con el creciente impacto del cambio climático, las olas de calor no solo aumentan en frecuencia, sino también en gravedad y magnitud.

“Las olas de calor se asocian a una carga de mortalidad sustancial que varía espaciotemporalmente en todo el mundo en los últimos 30 años”, afirman los autores y sugieren que debería haber una planificación de adaptación localizada y una gestión del riesgo en todos los niveles de gobierno.

Estos resultados -agregan- “indican el beneficio potencial de las acciones gubernamentales para mejorar la adaptación y la resiliencia del sector de la salud, teniendo en cuenta las desigualdades entre las comunidades”.

muertes anuales por calor en el mundo - Agencia Carabobeña de Noticias

Es crucial abordar los efectos desiguales

En el contexto del cambio climático, es crucial abordar los efectos desiguales de las olas de calor sobre la salud humana. Para lo que es necesario un enfoque integral que no solo considere los riesgos inmediatos para la salud, sino que aplique estrategias a largo plazo para minimizar la vulnerabilidad y la desigualdad.

Estas estrategias deberían incluir políticas de mitigación del cambio climático, planes de acción contra el calor, planificación urbana y estructura verde. Programa de apoyo social, servicios sanitarios y de salud pública, concienciación educativa, y compromiso y participación de la comunidad, sugieren los autores.

Las olas de calor recuerdan los firmantes, aumentan el riesgo de muerte por sobrecarga térmica del cuerpo humano. Además, provocan disfunciones de múltiples órganos, así como agotamiento, calambres e insolación.

El estrés térmico también puede agravar enfermedades crónicas preexistentes y provocar muertes prematuras, trastornos psiquiátricos y otras consecuencias.

En el estudio también participaron, entre otros, los españoles Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC. La Fundación para la Investigación del Clima y el Centro de Investigación Biomédica en Red Epidemiología y Salud Pública. 

ACN/MAS/EFE

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