Una verdadera invasión de delincuentes venezolanos provocó que las autoridades ecuatorianas  solicitaran pasaportes para ingresar a su territorio.

La medida que entró en vigencia el pasado sábado generó angustia e incertidumbre entre cientos de venezolanos que han quedado varados en la frontera colombo-ecuatoriana. Todos ellos carecen el pasaporte, documento indispensable para poder ingresar.

La afluencia de inmigrantes venezolanos disminuyó desde el sábado aunque en días anteriores ingresaban miles, indicó la agencia EFE.

Invasión lenta

La medida tomó por sorpresa a los venezolanos que estaban en camino hacia Ecuador, país al que pretendían ingresar con su cédula de identidad, como único requisito. Algunos tomaron rumbo a Perú, indicó el diario El Conmercio

Pero ante la nueva disposición, medio centenar de venezolanos sin pasaporte se instaló en carpas proporcionadas por el Municipio de la ciudad Tulcán, capital de la provincia fronteriza del Carchi, que si bien los protege de la lluvia y el sol, los deja expuestos a las bajas temperaturas normales en esta zona.

Mientras algunos están sentados en las veredas en las afueras de las oficinas de Migración, otros protestan y gritan exigiendo respuestas.

La desesperación desborda en la zona y la indignación de otros ha hecho que se reúnan para buscar entre ellos alguna solución con la intención de no quedarse más días durmiendo sobre su equipaje en la calles.

“No podemos quedarnos estancados aquí, exigimos una ayuda humanitaria”, comentó una mujer que espera llegar a Perú. Numerosos hechos delictivos que vinculan a venezolanos precipitaron la decisión de las autoridades ecuatorianas.

En días recientes las autoridades peruanas también podrían acordar similar decisión. Los cuerpos de seguridad desmantelaron una banda del Tren de Aragua que operaba en Lima.

En Brasil la actividad delictiva también ha generado reacciones de parte de las comunidades. En Paracaima fueron desalojados a la fuerza los migrantes venezolanos que se encontraban en carpas. Los señalaban de haber asesinado a un comerciante brasileño.

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