Opinión

Dió su vida por la libertad

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Dio su vida por la libertad: Por Alejandrina Salas.- José Alejandro Díaz Pimentel dio su vida por la libertad. Hoy, cuando se dice que la libertad de Venezuela está cerca, es un deber recordar a quienes en busca de ella perdieron la vida vilmente, hace apenas un año en la llamada Masacre de El Junquito, es el caso de José Díaz Pimentel, que junto a Oscar Pérez, sorprendió a Venezuela en un acto de rebeldía contra la dictadura, un sobrevuelo que marco el antes y después de la recuperación de la democracia en el país.

La abogada Dayana Santana, esposa de Díaz Pimentel, nos hizo llegar una semblanza biográfica de este héroe actual, tan cercano a nosotros como sus ideales y valores reflejados en el escrito que reproduzco integro:

José Alejandro Díaz Pimentel, nació en Caracas el 31 de mayo de 1981, su madre Rosa y su abuela María Luisa, ambas de la parroquia “23 de Enero”, creció con el amor de sus abuelos y tíos Pimentel y Díaz, fue reconocido un año después por su abuelo Renato Díaz, debido a que su padre murió antes de él nacer.

Fue un niño inteligente, amoroso e hiperactivo, se graduó de bachiller y comenzó su carrera policial en el Estado Anzoátegui, también perteneció a la policía de Porlamar, gracias a su impecable labor como funcionario fue incluido en el Grupo GAE del Estado Nueva Esparta. Se casó a los 19 años y de su primer matrimonio tuvo dos hijos, Jeandribet Díaz (19) y José Díaz (14), ambos nacidos en Porlamar.

Se vino a Caracas y comenzó a trabajar en la DISIP, nombre que tenía el SEBIN en aquel entonces, luego se fue de comisión de servicio al Ministerio de Agricultura y Tierras donde formó parte del equipo de escoltas del Ministro Elías Jaua, donde por cierto observó muchas irregularidades.

Nos conocimos en el Ministerio de Agricultura y Tierras. Estando en Caracas se divorció y comenzamos una relación que duró 10 años, entre tantas cosas que hicimos comenzamos a estudiar Derecho, carrera que no culminó ya que tuvo problemas, su estilo de vida era prácticamente llevado por su trabajo, la vida de un policía en este país no es nada fácil y más cuando tenía todos los conocimientos, cursos y estudios que el tenía, un hombre muy preparado,  durante este proceso quedé embarazada de nuestro hijo menor, Santiago Díaz, de 7 años.

Renunció al cargo de Detective de la DISIP por múltiples razones, el sueldo no era bueno y el trabajo era muy forzado, teníamos a Santiago muy pequeño y él quería dedicarnos más tiempo, duró un tiempo desempleado, luego comenzó a trabajar de escolta de particulares.

Del fruto de su trabajo mantenía a su madre, hermano e hijos, quienes vivían en la Asunción, estado Nueva Esparta. Fue siempre un hombre responsable y atento con la manutención de su familia y después del fallecimiento de la madre de sus hijos, debido a una deficiencia renal, las exigencias se hacían cada vez mayor.

En virtud a su excelente desempeñó y trayectoria policial lo llamaron para formar parte de un grupo comando que era liderado por funcionarios de la DGCIM.

Comenzó a tocar puertas en la Fraternidad Mundial Masonería, donde fue aceptado logrando sus progresos en el primer grado.

Éramos un equipo, nos apoyábamos mutuamente ya que él tenía muchas responsabilidades y con un niño pequeño en casa que demandaba mucha atención, pues heredó la hiperactividad de su padre, sus manos son idénticas, al verle sus manos a Santiago siento que veo a José Alejandro.

Fueron épocas maravillosas, ambos experimentábamos la maternidad en familia, criar un bebé juntos, era una experiencia nueva para ambos ya que con sus primeros hijos el trabajo no le permitía estar el día a día en casa, experiencia que disfrutamos muchísimo. Santiago era muy apegado a su padre, solo aceptaba él afecto y las caricias de su papá, muy unidos ambos quizás por ser tan iguales en carácter y actitud.

Teníamos un matrimonio normal, con altas y bajas como todos, hasta que un 27 de junio me envió un mensaje diciéndome lo mucho que me amaba, que recordara enviar las cosas a su familia en Margarita, porque él saldría de comisión con el grupo de su trabajo y no sabía cuando regresaba, me pareció normal aunque su mensaje hizo brotar lágrimas de mis ojos ya que parecía más una despedida.

Transcurrió casi una semana cuando llegaron a mi trabajo funcionarios del SEBIN, me detuvieron, ligándome directamente a Oscar Pérez, acusándome de muchas cosas que no entendía y que no eran verdad y así duré 7 meses presa en el SEBIN Helicoide, saliendo en libertad condicional el 9 de febrero del año 2018, casi un mes después del asesinato de mi esposo José Alejandro y el grupo que lo acompañaba. (Alejandrina Salas)

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