Economía

Criptomonedas, ¿se le pueden poner puertas al campo?

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El Gobierno chino ha añadido nuevas prohibiciones a las criptomonedas en su territorio, con la salvedad de que en esta ocasión la prohibición parece completa, es decir, en esta ocasión no sólo se ha prohibido la minería, la compraventa o el intercambio de estos activos digitales, sino que se ha prohibido todo tipo de actividad alrededor de los mismos, hasta tal punto es y ha sido hostil la actitud del Gobierno chino a las criptomonedas que Binance, una de las exchanges de criptomonedas más populares y que cuenta con su propia y valiosa criptomoneda llamada Binance Coin, a pesar de haber sido fundada en la superpotencia asiática rápidamente mudó su sede y sus servidores a Japón, como anticipando un movimiento que tarde o temprano iban a tener que realizar.

Pero a pesar de estas prohibiciones no está tan claro que la actividad en torno a las criptomonedas vaya a desaparecer completamente de China, al fin y al cabo estos activos tienen ciertas características que las hacen especialmente escurridizas, a pesar del éxito de China a la hora de controlar internet dentro de su territorio.

Criptomonedas, objeto de múltiples formas de inversión 

Aunque el control chino sobre la economía limita las formas en las que los residentes pueden operar -aunque ciertas trabas se podrían llegar a esquivar mediante el uso de una VPN luego habría que justificarle al fisco chino las ganancias obtenidas- lo cierto es que en gran parte del resto del mundo las formas de invertir con criptomonedas no se limitan a la compraventa, la minería e incluso la obtención de las mismas como pago a un servicio, sino que desde hace algunos años son instrumentos habilitados en los brókeres online para realizar trading de criptomonedas, en el cual a pesar del riesgo implícito de esta forma de invertir -por ejemplo el apalancamiento y la altísima volatilidad a corto plazo- permite operar sin comprar ni vender los activos, sino abriendo posiciones en base a predicciones sobre los movimientos de la cotización. A pesar de que de forma recurrente saltan anuncios de regulaciones más restrictivas en torno a estos activos, no parece que los países en los que son legales las criptomonedas se vayan a prohibir, a corto plazo al menos, e incluso es posible que países como Bolivia y Ecuador en los que están prohibidas terminen cediendo a la presión de la parte de la sociedad civil que quiere invertir en ellas.

Las economías más abiertas a las criptomonedas

Y es que en contra de la tendencia que está siguiendo el Gobierno chino en torno a las criptomonedas, países del entorno como Vietnam, Indonesia o la India -país que prometía superar a China en los comienzos del siglo XX- tienen unas tasas enormes de propietarios de criptomonedas, con porcentajes que se encuentran en algunos casos cerca del treinta por ciento de la población, lo que les coloca muy por delante del resto del mundo.

En Europa Occidental en cambio, a pesar de que como economías liberales deberían estar más volcadas en la inversión en criptomonedas, lo cierto es que los países que encabezan el número de propietarios de criptomonedas, Suiza y España, tienen un porcentaje de propietarios de criptomonedas del quince y del diez por ciento respectivamente, por lo que podríamos decir que son las sociedades o economías más favorables a su uso en Europa.

En el caso de Latinoamérica los países en los que la población utiliza en mayor medida las criptomonedas son Argentina, Colombia y Chile respectivamente, con un veintiuno, un quince y un catorce por ciento de tenedores de criptomonedas. Adicionalmente, si se estudian detalladamente las reseñas de brókeres regulados de Latinoamérica se podrá elegir una plataforma adecuada con la que invertir mediante CFD o contratos por diferencia, en los que, como se mencionó anteriormente, no se compran ni venden las criptomonedas, sino que se especula con la variación de la cotización, aunque el número de usuarios de este tipo de inversiones no se consideran tenedores de criptomonedas, así que podría decirse que el porcentaje de la población que las utiliza de algún modo es aún mayor.

Por último en Venezuela, además del resto de criptomonedas del mercado, el Gobierno lanzó su propia criptomoneda, el Petro, aunque en este caso cuenta con diferencias sustanciales con respecto a sus hermanas, ya que no es descentralizada y su valor está vinculado al precio de petróleo, como su nombre ya habrá hecho sospechar a la mayoría de lectores.

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