Opinión

Venezuela busca un milagro

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Venezuela busca un milagro: Por Delia Berastegui de Leon.- Con criterio/En el sentir del pueblo venezolano, en la creencia de los católicos, José Gregorio Hernández es un Santo, pero se requiere de un milagro verificado por la Comisión Médica de la Congregación para las Causas de los Santos, para que la Iglesia católica lo eleve a los altares y podamos venerar su imagen dentro de los templos.

Él es un modelo de vida cristiana muy cercano a nosotros, muy nuestro, un hombre contemporáneo nacido en Venezuela, que supo llevar una vida normal pero regida por los dictámenes que Jesús nuestro Dios nos dejó en la Biblia.  Era conocido como un profesor culto (hablaba español, francés, alemán, inglés, italiano, portugués,  dominaba el latín, era músico y filósofo, exigente y se caracterizaba por la puntualidad en el cumplimiento de sus deberes profesorales. Un verdadero hombre ejemplar, un venezolano como los muchos hombres y mujeres de recto proceder y honesto comportamiento que han nacido en esta bendita tierra aun cuando permanecen  anónimo para  la mayoría del pueblo son dignos de admiración en su comunidad y en su entorno familiar.

Como sabemos, la Santa Sede es muy estricta en cuanto a los pasos necesarios para la beatificación. El más importante, que fue la declaración de las Virtudes heroicas es decir, el reconocimiento de la santidad de vida del Dr. José Gregorio Hernández, ya se dio el 16 de enero de 1986. Pero aún falta uno fundamental que es el milagro verificado y reconocido como tal por la Santa Sede.

Para que una curación sea admitida como verdadero milagro, es absolutamente necesario que sea instantánea y total, no explicable desde el punto de vista médico. No basta una curación lenta y progresiva, ni incompleta o parcial. Tampoco una curación sorprendente cuando se han aplicado los oportunos tratamientos médicos, es necesario que el enfermo, de ser posible, y sus allegados hayan invocado expresamente la intercesión exclusiva del Dr. José Gregorio Hernández para obtener de Dios misericordioso la gracia de la sanación. Es decir, la gracia de la curación debe ser fruto de la oración comunitaria de una familia, de unos vecinos, de una comunidad religiosa. La oración individual es muy buena; sin embargo, para autenticar un milagro se requiere el testimonio de muchas personas, y eso se consigue con la oración comunitaria. No basta el testimonio de una sola persona.

A  150 años del natalicio del Siervo de Dios y a propósito de ello, hay que recordar que José Gregorio Hernández es un modelo perfecto de la unión entre la fe en Dios y la ciencia.

Murió de forma trágica, al golpearse la cabeza con el borde de la acera a consecuencia del impacto con un automóvil, en la esquina de Amadores, La Pastora,  Caracas. Sus restos reposan en la  Iglesia Parroquial de La candelaria ubicada en el centro de la ciudad de Caracas, después de estar por mucho tiempo en el Cementerio General del Sur, peregrinaciones constante de devotos de Venezuela, algunos países  latinoamericanos y del Caribe, llegan a Isnotú su pueblo natal a pagar promesas y pedir milagros.

Quiera Dios que el 2.018 sea el año de su beatificación y podamos venerar a nuestro José Gregorio Hernández en la Iglesia universal

ACN/deliaberasteguideleon@gmail.com

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