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Claudymar Garcés llegó al “tatami” que la vio nacer

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Puerto Cabello recibió a Claudymar Garcés, una de sus hijas universales; que se ganó uno de los seis diplomas que trajo Venezuela de los Juegos Olímpicos Tokio 2020.

La karateca, que se fajó en cada uno de sus combates en el tatami nipón y donde aún se recuerda la frase que se escuchó clarito en una de refriegas “ni me tocó”; pues esta vez sus coterráneos en Puerto Cabello, la costa del estado Carabobo la recibieron con honores y sobre todo cariño.

Fue en la tarde del jueves 12 de agosto, cuando la joven que está por cumplir 23 años de edad, que pudo asistir a la cita olímpica, luego de conseguir su boleto en el Preolímpico de París de este año; y en Japón se dio íntegra, tras combates dramáticos acompañados de un pundonor deportivo arropado con sus lágrimas.

Puerto Cabello recibió a Claudymar Garcés

Claudymar se apareció en su hábitat, el sentor La Corina, en la parroquia Goaigoaza; donde fue recibida y escoltada por sus vecinos de siempre hasta su hogar, reseñó el portal de noticia El Pitazo.

La quinta karateca universal, que fue el puesto que alcanzó en su categoría (-61 kg, kumite o combate) en Tokio 2020; fue recibida entre vitores y aplausos y de alta emotividad.

Su madre, la campeona mundial de karate, Claudia Sequera; su señor padre, el cubanoo Tomás Miguel Garcés Machado, su hermano Tomás Migel Garcés Sequera, recibieron a su atleta olímpica.

Dedicó de nuevo el diploma a su abuela

Tal como la vimos por redes sociales, ese día que logró su pergamino universal, Claudymar, en pleno emotivo reencuentro con familiares y amigos; volvió a recordar a su recién fallecida abuela, una mujer que estuvo ligada a la lucha social, dirigente deportiva porteña y también impulsadora de que su nieta siguiera los pasos de su hija Claudia Sequera y los frutos se ven en cada salida.

“Gracias abuela, quise traerte la medalla por tanto amor, apoyo y dedicación para conmigo, pero en medio del dolor por tu partida fue una gran experiencia Tokyo 2020 y un paso más hasta lograr nuevos trofeos para mí país”; expresó la karateca con sus llorosos ojos, como la vimos en el tatami nipón.

Fue un día especial para la atleta, tras caminar y confundirse de nuevo con su gente que la saludaba desde sus casas; mientras ellas devolvía el gesto su bella sonrisa.

Ahora se viene un merecido corto descanso, para luego volver a prepararse de cara a las competencias que se avecinen, con la misión de convertirse en campeona mundial como su señora madre.

ACN/MAS/El Pitazo

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