Las autoridades hacen poco o nada por controlar la proliferación de prostitutas en acomodadas urbanizaciones del este de Caracas.

Cada día se observa cada vez más a jóvenes de corta edad en las esquinas del sector La Florida. Llegan al caer la tarde para ofrecer su cuerpo en la ciudad plagada por la inseguridad.

La avenida Libertador fue hasta hace poco el enclave de las mujeres que ofrecían sus servicios a cambio de dinero. Ahora debido a la crisis todo cambió, reveló el portal Infobae.

En un país como Venezuela, donde la inflación podría llegar a 10.000.000 % a finales del año, las tarifas son claras. Un servicio sexual completo cuesta alrededor de 10.000 bolívares soberanos si se cancela en efectivo, pero si se hace en un hotel, vale alrededor de 15.000 bolívares soberanos. El método de pago podría llegar a subir la cifra final. Una transferencia bancaria genera un incremento de 5.000. En el caso de cancelar con dólares, puede llegar a costar entre $10 y $20.

Sin embargo, las pequeñas prostitutas ante la escasez de clientes optaron por vender su cuerpo a cambio de comida. Los alimentos conforman hoy en día el nuevo método de pago.

Las chicas admiten que las autoridades permiten el comercio de la carne. Los operativos de control y profilaxis acabaron cuando feneció la democracia.  La mayoría de las jóvenes optaron por incorporarse al mercado de la prostitución porque no tienen opciones de empleo digno. Los estudios tampoco son una alternativa.

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