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Negocio de las trochas deja doce irregulares muertos en la frontera

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Al menos doce irregulares perecieron y otros veinte resultaron heridos en medio de cruentos combates por el control de las trochas en la frontera con Colombia.

Los enfrentamientos que se iniciaron en horas de la tarde del martes aún se mantienen, señalaron funcionarios de la Policía de Cúcuta. Por ahora las autoridades venezolanas no han confirmado ni desmentido los cruentos combates.

De acuerdo con el coronel José Luis Palomino, comandante de la Policía de Cúcuta, la masacre se registró del lado venezolano, en las proximidades del río Grita. El funcionario señaló que según los reportes preliminares los cadáveres quedaron del lado venezolano.

Indicó el Coronel Palomino que en medio de los enfrentamientos dos irregulares pretendieron llegar en una canoa a Colombia. Sin embargo, los gendarmes los detuvieron.

Se trata de Gerson Gregorio Rosario Aquino, alias Torombolo y Jhon Jairo Durán Contreras, apodado El Costeño. El primero es líder de la banda Los Rastros y el segundo es su escolta. Portaban fisiles, municiones y Granadas.

Trochas de la muerte

En las últimas semanas recrudecieron las refriegas por el control de las trochas que le generan importantes ganancias a los irregulares. Se estima que a diario cruzan la frontera cerca de 45 venezolanos que acuden a Cúcuta en busca de comida y medicinas.

Las bandas armadas que controlan las trochas cobran una especie de impuesto de unos 25.000 pesos colombianos. Los paramilitares le declararon la guerra a los colectivos y a las organizaciones criminales que operan en los caminos ilegales.

Hace dos semanas atrás arrojaron una cabeza ensangrentada en el comando de la Guardia Nacional Bolivariana de Ureña. Los sorprendidos militares optaron por botar el cráneo lejos de la dependencia.

Trascendió que junto a la cabeza dejaron un mensaje escrito. “Ese guerrillero es el mismo que hostigaba al pueblo y lo hacía aliado a la Guardia Nacional Bolivariana y al Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc)”, decía el comunicado.

Días más tarde una hermana del descuartizado hombre identificó el cuerpo. Dijo que era el venezolano Evert Antonio Báez Arenales, de 29 años. Aseguró que trabajaba como caletero en las trochas que comunican con Colombia. No obstante, negó que fuese un colaborador de la guerrilla ni de la guardia.

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