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Luigi y su aterrizaje de emergencia en avenida de Valencia

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Luis Espinel y su aterrizaje de emergencia. En 1990, un Cessna 206, capitaneado por Luis Aniano Espinel, aterrizó abruptamente;  y de emergencia en la avenida Lisandro Alvarado, entre el Centro Hospitalario Enrique Tejera y el cementerio; en horas del mediodía y sin pérdidas que lamentar.

Luis Espinel, “Luigi”, (1954-2019) era un piloto. Falleció en su cama después de morir en el aire cuarenta años atrás. Y no es que no tuviera más sobresaltos, pues él creía que estaba protegido por cierta inmortalidad;  sino que no le importaba mucho… y se olvidó de algo que le repetí  varias veces, oído de mi papá;  “mi enemigo es mi descuido”. Deja viuda y un hijo, León Antonio, de 17 años.

Este cuento, muy contado por la tercera edad en Valencia, estado Carabobo de Venezuela;  lo escuché otra vez en su velatorio, esta vez por uno de sus amigos, Constantino Otero, otro como Luigi, que trabajó toda su vida con la familia Topel, en medio de risas y admiración por lo que calificó de hazaña.

Anécdotas y curiosidades sobre aterrizajes forzosos en Valencia

En 1912 el aviador norteamericano Frank Boland, de gira en su biplano por Venezuela, aterrizó en las sabanas de Guaparo, en terrenos pertenecientes al señor Felipe Passios y frente a lo que hoy se conoce como la Escuela Agronómica Salesiana Don Bosco, en Valencia. Aquello había sido un gran suceso para los habitantes de la comunidad, quienes, entre conmovidos y asombrados, no dejaron de acercarse al lugar atravesando una precaria carretera de tierra, muchos a pie, otros en coches, bicicletas y caballos, para darle la bienvenida al extranjero entre vítore y aplausos. Este acontecimiento, que el 29 de septiembrede1912  ya había marcado el inicio de la aviación en Venezuela con el primer vuelo realizado por el antes mencionado  piloto sobre la ciudad de Caracas, despertó en muchos el deseo de surcar los cielos y fue la fuente que inspiró, más tarde, a un grupo de jóvenes empresarios de Valencia para la creación de un club que tuviese como objetivo principal fomentar la aeronáutica civil en el país y especialmente en la capital carabobeña.

Toda época tuvo sus anécdotas, bromas y detalles curiosos que siempre vale la pena recordar: El Aeroclub Valencia cuenta con varias mujeres pilotos. Entre ellas valga recordar a las señoras Gisela Castrillos, miembro de la junta directiva de 1986, y Morella de Maglione, una de las primeras egresadas de la Escuela de Aviación Civil “Pedro José Puerta”.-

El álbum de fotografías de Luis Aniano Espinel es de colección

El aterrizaje forzoso del piloto Luis Espinel

En 1990, un Cessna 206, capitaneado por Luis Espinel;  aterrizó abruptamente y de emergencia en la avenida Lisandro Alvarado, entre el Centro Hospitalario Enrique Tejera y el cementerio;  en horas del mediodía y sin pérdidas que lamentar.

En realidad, cuando se quedó sin gasolina en el aire, Luigi intentó aterrizar en el cementerio;  pero divisó la avenida completamente despejada y entonces aparcó en la amplia vía.

Cuando se bajó del avión,  como quien se baja de un automóvil, ante la estupefacta mirada del portugués dueño del abasto que le quedó al frente, este lo saludó y le preguntó, “¿Qué quieres?…” “Un cafecito estaría bien”, le respondió Espinel.

Le quitaron la licencia de piloto, pero siguió volando de copiloto y se convirtió en fotógrafo como hobby. Tenía espectaculares imágenes de Valencia, tomadas de arriba y de abajo.

Otras leyendas, una ni tan urbana: En una época una secretaria de la asociación, muy querida por todos los miembros y cuyo nombre no se menciona para guardar su integridad, se subió a un avión C-421 ejecutivo ,recién llegado y destinado a la venta, para buscar manuales, libros y otras cosas que se pudieran extraviar y guardarlos en la oficina. Mientras curioseaba dentro del aeroplano, consiguió un embudo que servía a los pilotos para orinar sin moverse de los puestos. Con mucha ingenuidad, preguntó a otra persona cuyo nombre tampoco se menciona para saber cuál era el uso de ese adminículo. La respuesta fue tajante: “esos sirven en caso de emergencia para comunicarse con los pasajeros. ¡Prueba!”. Varios fueron los intentos evidentemente inútiles que llevaron a la mujer a exclamar:“¡Aquí no se escucha nada… !Lo único que hay es un mal olor…”

Fotografía referencial

Nacimiento de una escuela: Historia del  Aeroclub  Valencia

En 1946, el Aeroclub de Valencia modifica y actualiza sus estatutos, momento en que institucionaliza la Escuela de Aviación Civil como centro de instrucción aeronáutica civil en el país. Para ese entonces la junta directiva estaba conformada, entre otras personas, por Julio Ramírez, Miguel Guedez, Alberto Paz, Luis Branger y Víctor Rotondaro  en calidad de presidente. La escuela inició sus actividades con el empleo de dos pequeños aviones PiperJ-3, aeronaves  de patín de cola, sin flaps y sin baterías que debían encenderse “lanzadas”, es decir, girando sus hélices con las manos.

ACN/fm

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