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Una antigua daga egipcia que es un arma mortal y una rareza astronómica

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Foto: Fuentes.
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Dentro de los envoltorios de la momia sepultada del rey egipcio Tutankamón, oculta para servir al joven gobernante durante su viaje al más allá, había una daga. El mango de la daga, rematado por un pomo de cristal de cuarzo; era de oro elaborado de manera intrincada. Pero la parte más notable de la daga fue la propia hoja de 33 centímetros, que resulto ser toda una rareza astronómica.

En gran parte intacta, luego de los 3.200 años transcurridos desde la muerte de Tutankamón; la hoja se trabajó con mucha pericia a partir de un metal que los egipcios no empezarían a fundir mucho tiempo después: el hierro.

Fue hasta 2016, que un equipo dirigido por Daniela Comelli del Departamento de Física de la Universidad Politécnica de Milán, finalmente puso fin a la cuestión de la procedencia del metal de la daga. Las altas concentraciones de níquel y rastros de cobalto no dejaron ninguna duda: la hoja estaba hecha del hierro de un meteorito.


Antigua daga egipcia que es toda una rareza astronómica

Los artefactos egipcios hechos de hierro meteorítico, se remontan a 2.000 años antes de Tutankamón; y los primeros textos egipcios utilizan el término hierro para referirse a algunos aspectos del cielo.

Pero alrededor de la época de Tutankhamón, apareció una nueva palabra. Traducido literalmente, el raro metal ahora era “hierro del cielo”.

Como tantas civilizaciones, los egipcios dinásticos imaginaron dioses y diosas viviendo en los cielos. Una roca que caía del cielo era un regalo mágico; adecuado para la vida futura de un rey.

Se perdieron grandes cantidades de conocimiento con el declive del mundo antiguo. Los europeos medievales se preocuparon poco por tales cosas; hasta que volvió a despertar la curiosidad intelectual que inició la Era de la Razón.

Luego, en parte inspirado por varias caídas de meteoritos bien observadas en los últimos años del siglo XVIII; una nueva generación de científicos dirigió su atención al extraño fenómeno.

A menudo denominados “piedras de trueno”, algunos pensaban que los meteoritos provenían de “nubes ígneas” en el cielo, lanzadas hacia el suelo por un rayo. La idea parecía descabellada incluso en ese momento.

Rareza astronómica: La ciencia encontró la respuesta del origen de la daga egipcia

La ciencia moderna de los meteoritos cobró fuerza en el siglo XIX cuando los científicos comenzaron a clasificar los meteoritos y estudiar sus composiciones.

Con el nacimiento de la física nuclear, los meteoritos se convirtieron en clave para comprender la edad y la historia temprana del sistema solar. Usando espectroscopía y dinámica, los astrónomos conectaron meteoritos con los asteroides de los que surgieron.

Hoy en día, los meteoritos son clave para las teorías sobre los procesos que comenzaron en el interior de las estrellas y finalmente dieron origen a nuestro mundo natal.

Hemos recorrido un largo camino desde que los antiguos egipcios martillaban dagas ceremoniales con un extraño metal celestial o los europeos hablaban de piedras de trueno.

[Fuentes]: ACN | Astronomy Magazine | La Razón | Redes

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