El canciller cubano, Bruno Rodríguez, denunció que la embajada de Cuba en Washington, EEUU, fue objeto este domingo por la noche de una agresión con dos bombas molotov.
“La Embajada de Cuba en EEUU fue objeto de un ataque terrorista de un individuo que lanzó 2 cocteles molotov”; dijo Rodríguez en un mensaje en su cuenta X, anteriormente Twitter.
Además, aclaró que el personal de la representación diplomática no sufrió daños y que las autoridades cubanas están “precisando los detalles” de esta agresión.
“Es el segundo ataque violento contra la sede diplomática en Washington”, sostuvo el canciller, en referencia a otro incidente ocurrido en abril de 2020; cuando un hombre efectuó disparos contra la embajada cubana en la capital estadounidense.
Vale mencionar que el ataque de la noche del domingo ocurre unas horas después de que el presidente Miguel Díaz-Canel regresara a La Habana; después de haber pasado toda la semana en Nueva York, donde asistió a la Asamblea General de Naciones Unidas y a otras actividades con partidarios de Cuba en Estados Unidos.
Sujeto lanza bombas molotov contra embajada de Cuba en EEUU
En Nueva York también se registraron manifestaciones de cubanos que residen en ese país en contra de la presencia de Díaz-Canel en la Asamblea de la ONU; según mensajes y videos difundidos en redes sociales.
“Los grupos anticubanos acuden al terrorismo al sentir impunidad; algo sobre lo que Cuba ha alertado a autoridades estadounidenses reiteradamente”, dijo Rodríguez en su mensaje en X.
En la noche de hoy, 24/9, la Embajada de #Cuba en EEUU fue objeto de un ataque terrorista de un individuo que lanzó 2 cocteles molotov. No hubo daños al personal. Se están precisando los detalles.
Es el segundo ataque violento contra la sede diplomática en Washington, ⤵️
Las últimas horas del papa Francisco. El sufrimiento, conmovedor, de la despedida del Sumo Pontífice quedará para siempre en las imágenes de la última bendición. La respiración forzada. El gesto arrancado de una debilidad evidente. La voz temblorosa. El largo baño de multitudes. ¿Pero, qué ocurrió después?
Fuentes vaticanas confirman que el papa se despertó a las seis y se encontraba razonablemente bien. A las 7 empezó a encontrarse mal. Media hora después, exactamente a las 7:35, se comunicó el fallecimiento. Ahora se confirma que fue un ictus producido en el marco de un grave problema cardiocirculatorio.
Su cuerpo ya estaba debilitado por las infecciones respiratorias que habían provocado su ingreso en el Policlínico Gemelli. Las tres convulsiones sufridas entonces habían puesto en duda la posibilidad de recuperación y en esos días circuló el rumor de que en cuanto su estado mejorara un poco el Papa Francisco sería trasladado de nuevo a la Casa Santa Marta para enfrentarse en el Vaticano con la posibilidad de que el desenlace de la enfermedad fuera fatal para el Papa de gran corazón.
Se le había prescrito una convalecencia con ventilación asistida, y los médicos habían aconsejado el aislamiento. Pero el Pontífice siempre dijo que no pasaría ese tiempo alejado de sus compromisos. Y así fue: se produjo la sorpresa de Bergoglio entre los fieles, el recibimiento que no se le negó al rey Carlos de Inglaterra y, ayer mismo, el domingo, el encuentro con el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance. Y aún el último baño de multitudes: los saludos, las bendiciones, las miradas y las sonrisas a los niños.
Hay quienes el domingo notaron una mayor rigidez, respecto a los días anteriores, en el brazo. Hay quienes vieron detrás del Pontífice a una persona que lo masajeaba. Quienes notaron una respiración aún más dificultosa.
Pero aquello en lo que el Papa Francisco, en el día de Pascua, quiso que el mundo pusiera atención y lo recordara no es un parte médico de una persona frágil y enferma que no quiso ahorrarse esfuerzos, sino el llamamiento por la paz y la humanidad que lanzó al mundo.
Así lo recordó el cardenal vicario para la diócesis de Roma, Baldassare Reina, en el anuncio de la muerte: «Lloramos al testigo del Evangelio, al pastor misericordioso, al profeta de Paz«.
Se despidió de sus fieles
Ayer domingo, luego de reunirse James David Vance, vicepresidente de Estados Unidos, Jorge Mario Bergoglio fue trasladado a la Basílica de San Pedro, donde le esperaban los miles de romanos, peregrinos y turistas.
«Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!», dijo ante el júbilo de los miles de presentes. Tras estas palabras, el Santo Padre dejó que el discurso lo leyera el maestro de ceremonias monseñor Diego Giovanni Ravelli.
Tras impartir la bendición Urbi et Orbi, el Papa dio una nueva sorpresa al subirse al papamóvil, algo que no hacía desde hace meses, para saludar a todos los fieles presentes en la Plaza de San Pedro y en el comienzo de la contigua Vía de la Conciliación. Como si de su despedida se tratara, saludó a todos los presentes.