Sucesos
Hallan cadáver de venezolana embarazada en una trocha
Uno de los cadáveres degollados en una trocha de la frontera el pasado domingo corresponde a una adolescente venezolana embarazada.
Mayra Vivas, madre de la víctima, dijo que su hija del mismo nombre tenía 16 años de edad. Contó que se enteró del hallazgo de los cadáveres y un mal presentimiento se apoderó de ella. Se resistía a creer que se tratara de la mayor de sus hijas.
Su dilema se disipó cuando le describieron una serie de tatuajes que llevaba la víctima. En un hombro llevaba grabada una cruz, en una pierna exhibía el anglicismo “fámily” y una frase en su seno derecho.
Su piel presentaba quemaduras. Por ello se presume que los criminales torturaron a los agraviados antes de quitarles la vida. Los cuerpos estaban en ropa interior.
El domingo unos hombres transportaron a lomo de caballo los tres cadáveres. Y los arrojaron en la vereda Miraflores del corregimiento de Banco de Arena (Cúcuta).
Los cadáveres de los fallecidos masculinos corresponden a Javier Andulfo Rodríguez Zafra, colombiano y Argenis Jesús Palma Narváez, un venezolano de 26 años, natural de Puerto Cabello.
Adolescente venezolana
La adolescente venezolana nació en Coloncito, municipio Panamericano del estado Táchira. Sólo estudió hasta primero de bachillerato. Después se fue a vivir con un hombre mayor en una finca de Colombia, contó la señora Vivas.
El pasado jueves tuvieron noticias de ella por última vez. Le escribió un mensaje a una amiga. En el mismo señaló que estaba bien y que tenía ganas de regresar a Venezuela.
El coronel José Luis Palomino López, comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, dijo que están en el proceso investigativo. Las autoridades manejan varias hipótesis en torno al triple crimen.
No obstante, consideran que en los últimos días se ha desatado una guerra intestina por el control de las trochas. Grupos armados se disputan la supremacía en el contrabando, el tráfico de gasolina y narcóticos.
A diario miles de venezolanos utilizan los pasos ilegales para acudir a Cúcuta en busca de medicinas y alimentos que no consiguen en sus localidades. Para ello deben cancelar una especie de peaje a las bandas que manejan el negocio de las trochas.
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