Opinión

Los petroglifos y la quinta pimentel en Vigirima

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Por: Cora Paez de Topel

Tuve ocasión en días pasados de hacer una expedición turística en Vigirima, municipio Guacara, con un grupo del Centro de Excursionistas de Valencia, quienes estaban celebrando  68 años de fundado y por esta fecha acostumbran reunirse, usualmente en San Esteban para subir el denominado Camino de los Españoles y llegar hasta la hacienda de cacao denominada Las Quiguas, e incluso subir hasta el Puente Ojival que une a  Puerto Cabello con Valencia,  pero la crisis del combustible se los dificultó, por lo que prefirieron algo más cercano que, de igual manera, se conecta con el Parque Nacional San Esteban a través de las montañas que circundan el hermosísimo valle.

Fueron dos días de compañerismo con el disfrute de nuestra exuberante vegetación, clima tropical y recursos naturales, si bien algo menguados por la escasez de agua, gas y la energía eléctrica que a todos nos afecta pero vamos sobrellevando con la paciencia propia de un pueblo civilizado.

Como buenos excursionistas, quisimos ir a ver los petroglifos de Piedra Pintada, en el sector El Toco, pero lamentablemente se nos impidió porque todo el camino y la pequeña cumbre donde están grabadas estas figuras rupestres de la cultura prehispánica están enmontadas y nos advirtieron que actualmente hay mucha inseguridad en esa área.  Es una pena que esa zona de tanto valor arqueológico esté tan abandonada.  El arte rupestre es una expresión del estado anímico del indígena, de su mitología y leyendas, con un lenguaje simbólico relativo a los elementos de su cosmovisión.    Líneas, círculos, figuras antropomórficas, formas geométricas, el sol y los elementos de la naturaleza.

Las culturas prehispánicas habitaron los alrededores del Lago de Valencia, por lo que tanto los estados Carabobo, Aragua y Cojedes son ricos en yacimientos arqueológicos dignos de conservar.  El ex- gobernador de Carabobo Henrique Salas Romer, conocedor de ese valioso patrimonio, mandó edificar un pequeño museo al pie del cerro de Piedra Pintada, brindándole protección a la zona, pero lamentablemente ese valioso legado está abandonado.

Logramos sí visitar la Quinta Pimentel situada al pie de la cumbre que se une al Parque Nacional, con el río Vigirima que fluye en la vertiente baja de aguas dulces a lo largo del cauce, hasta desembocar en otras corrientes.  La atención dispensada por los guardaparques de turno fue de gran receptividad, al ofrecernos información sobre el lugar y la labor que ellos desempeñan, respondiendo todas las preguntas y guiándonos en el recorrido que hicimos las 15 personas que nos acercamos ese Domingo.

La Quinta Pimentel fue residencia y lugar de acopio y procesamiento de café del hacendado Antonio Pimentel, compadre del Gral. presidente, férreo dictador, Juan Vicente Gómez.  Hermosa mansión de dos pisos, amplios corredores y habitaciones, adornados con baldosas importadas de Europa.  El patrimonio cultural que representa está deteriorado, parte de su infraestructura desconchada, las paredes sucias, sin pintar.  La maquinaria para procesar el café está en uno de los almacenes, las piezas sin reparar hoy día inservibles. Si bien en la década de los 70-80  del siglo pasado  la mansión fue restaurada, hoy día está muy descuidada, por lo que consideramos que sería de gran significación cultural su restauración y mantenimiento.  Llamado que hacemos a las autoridades municipales y a la gobernación del estado Carabobo.

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