Opinión
No cedamos a la desesperanza
No cedamos a la desesperanza: Por Cora Páez de Topel.- Cuando pareciera que todo está perdido en Venezuela porque no ha habido forma de salir del oprobioso régimen chavista-madurista enquistado en el poder desde hace 20 años, se afianza la desesperanza en el espíritu de gran parte de nuestra población, agobiada por los males de la dictadura castro-comunista envuelta en las redes del G-2 cubano, del narcotráfico, el terrorismo, el FLN, los paramilitares, la corrupción y sostenida por algunos países del Este como Rusia, Turquìa, China e Iràn, atraídos por asentarse en nuestro territorio para ir tomando control de cierta parte de America, de manera de poder penetrar el imperio norteamericano y de hacer suyas parte de nuestras riquezas geológicas y minerales, tal como sucedió en Cuba en 1958, extendiendo su influencia actual hacia Venezuela, Nicaragua y Bolivia.
Que hacer ante un gobierno que cuenta con tantos aliados del mal, como lo acabamos de relatar, por lo que no han resultado fáciles las estrategias adoptadas de salir a la calle para manifestar el descontento de una manera pacífica, si acaso en ciertos puntos con guarimbas y cierre de canales de circulación, pero en ningún momento con armas ni lanzando piedras, lo que si han hecho las Fuerzas Armadas Bolivarianas para dispersar a la oposición, lo que ha ocasionado la muerte y la prisión de las víctimas de la dictadura, que se cuentan por miles de valientes hombres y mujeres, jóvenes en su mayoría, dispuestos a ofrendar su vida por la libertad de Venezuela.
Si la represión, la hiperinflación, la escasez de alimentos y medicinas, la falta de gas, de efectivo en los bancos, las fallas del transporte y de los servicios públicos, aumentaban el malestar del pueblo, el deterioro de la red eléctrica se ha tornado insoportable, afectando no solo el suministro de luz pero sobre todo de la energía capaz de proveernos de las comunicaciones, como la telefonía, la radio, la televisión, el internet, cada vez que se producen los mega-apagones sin ningún tipo de aviso previo y, con mucha mayor gravedad el problema del agua, no sólo potable sino también la distribución nacional por tuberías que, al no llegarle a las comunidades, las obliga a tener que comprar camiones cisterna y botellones, aumentando los gastos y los riesgos de salud ocasionados por el agua contaminada que muchas veces se ven obligadas a consumir.
Todas estas circunstancias desfavorables al bienestar general de la población, oprimida desde hace varios años por un sistema fraudulento que se burla descaradamente de la gente, con ofertas engañosas que sólo los màs càndidos aceptan como beneficios sociales, han profundizado la crisis de los servicios públicos, no por negligencia gubernamental sino por un gobierno dirigido por las opresivas fuerzas del mal, dañinas hasta el punto de alterar la paz social y económica, perturbada desde sus cimientos por las pèrdidas de vidas humanas, la división de las familias cuando parten hacia el exilio los padres, hijos, hermanos, tìos o primos, o entrañables amistades con quienes se han compartido memorables momentos, el cierre de los comercios e industrias, el estancamiento de la productividad y tantas otras deficiencias propias del Castro-comunismo implantado en nuestro país desde los inicios del Socialismo del S. XXI.
Ante estas circunstancias, se impone la necesidad de fortalecer la fe y la esperanza, como virtudes capaces de derrotar el negativismo, sino màs bien de armarnos del valor ciudadano para asegurarnos de que “si se puede”, solicitando el apoyo de las Fuerzas Armadas Nacionales dispuestas a defender al valiente pueblo de Venezuela, cansado de tantos obstáculos puestos en el camino de la democracia, el bienestar y el progreso de nuestra querida Venezuela. De la mano del presidente interino Juan Guaidò, caminemos todos juntos hacia la meta ambicionada de sacudirnos el yugo de la opresión para recuperar nuestro país.
Valencia, 15 de Abril del 2019.
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