Engatusaban a jovencitas en Valencia y las prostituían en Trinidad

Una red de trata de personas con fines de explotación sexual que engañaba a jovencitas en Valencia para prostituirlas en Trinidad, quedó desmantelada.

La mafia también se nutre de jovencitas necesitadas y sin empleo que habitan en la ciudad de Maracay. La investigación comenzó el pasado 22 de enero a 850 kilómetros de la capital carabobeña.

De acuerdo con las autoridades, las mafias que mueven la prostitución rebajan cada vez más la edad de las mujeres a las que captan. Cada vez son más jóvenes.

Según el Ministerio Público la pasada semana agentes de la Guardia Nacional desvelaron la trama. En un puesto de control de Tucupita, estado Delta Amacuro, los uniformados retuvieron a cinco chamitas cuyas edades oscilan entre los 14 y 17 años.

También detectaron a una joven de 18 años. Todas viajaban en dos vehículos acompañadas de dos proxenetas. El lote de chicas adolescentes había sido captado en la ciudad de Maracay.

Después y al interrogar a las adolescentes, éstas confesaron que abordarían un transporte fluvial que las llevaría hasta Trinidad y Tobago. Al proseguir las averiguaciones arrestaron a otros tres miembros de la red.

Adolescentes en la mira

Es por ello que la Fiscalía 2a les imputó los delitos de tráfico ilícito de mujeres, niñas y adolescentes. También trata de mujeres, niñas y adolescente, uso de adolescentes para delinquir y agavillamiento. El Juzgado Primero de Control dictó medida privativa de libertad contra los cinco proxenetas.

El golpe en Tucupita condujo hacia una organización de trata de personas que se nutre de chamitas necesitadas que habitan en Valencia. Algunas víctimas son captadas a través de las redes sociales. Les ofrecen empleo y remuneraciones en dólares. Sin embargo, al llegar a la isla las prostituyen. Los investigadores instan a los padres a estar alerta acerca de tentadoras laborales que reciben sus hijas.

En los últimos meses las autoridades colombianas han alertado acerca de jovencitas que son obligadas a trabajar en prostíbulos. El fenómeno se ha multiplicado en Cúcuta.

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