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El hallacometro

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Carlos Vicente Torrealba.-

Ni los guariqueños ni los caraqueños pudieron hacer hallacas debido a los escasos de alimentos y las penurias del campo. En Venezuela, ni la Primera Guerra Mundial, ni la segunda les quitaron las hallacas a los venezolanos en el mes de diciembre, pero durante las pasadas navidades la gran mayoría de los venezolanos, y podemos utilizar una medida inventada, el hallacometro, se quedaron sin degustar la multisapida hallaca.

Cuando uno escucha a la mayoría de los tecnócratas por los medios de comunicación hablando de la crisis económica y de las distintas variables y que esta repercute en nuestra sociedad y que todos padecemos como uno de sus males como es la hiperinflación. Y cuando algunos de ellos señalan que aún no la padecemos, pero si la sentimos, uno se queda peor, ya que la mayoría de ellos no solo son guabinosos, además se contradicen y no se comprometen a afirmar lo que la mayoría de nosotros sufrimos.

No hace falta estudiar en Harvard  o Yale, tan solo con ir al mercado de Chacao que es lo más parecido que hacerle una visita a Ali Baba y sus 40 paisanos (lo de paisano es para que no suene tan duro ladrones) uno se da cuenta de tres cosas: uno que hay una hiperinflación, la otra que usted puede atracar a sus conciudadanos o compatriotas siempre que pague la protección al estilo de chicago de los años 20,  y la tercera que el gobierno abolió el Estado o por lo menos no lo reconoce ni se ocupa de él,  ya que todos pueden hacer lo que les venga en gana. Es que el gobierno al parecer está en otra cosa, como es su partido político que se ha impregnado de la filosofía de Betancourt, sí esa adeca horrible excluyente de: ‘¡mi partido y yo; yo y mi partido!’ Es decir, el absolutismo al estilo de la era de los Luises en Francia.

Los tecnócratas, aun señalan que no hay un instrumento eficiente para medir o señalar que hay hiperinflación y la magnitud o intensidad de la crisis que vivimos todos los venezolanos. Pues amigos se equivocan, el instrumento en Venezuela existe y es muy antiguo y se llama el hallacómetro!

Hay documentos que señalan lo cruel de la guerra federal, a tal punto que una correspondencia del Mayor Cobo señalaba que los Guariqueños ni Caraqueños pudieron hacer Hallacas debido a los escasos de alimentos y las penurias del campo. En Venezuela, ni la Primera Guerra Mundial, ni la segunda les quitaron las hallacas a los venezolanos en el mes de diciembre. En la batalla de 1903 en Ciudad Bolívar que comandó Juan Vicente Gómez y que pone fin a las revoluciones en Venezuela fue el único diciembre del siglo XX que los venezolanos no tuvieron hallacas. Han pasado 114 años con hallacas en los hogares venezolanos pero este diciembre del 2017 el 95% de los venezolanos no solo no la probaron, es que ni siquiera la vieron. ¿Qué mejor instrumento que ese?

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[email protected] – @cartorrealba

 

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Don Víctor Julio Coronel: La historia viva del municipio Bejuma

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Don Víctor Julio Coronel: Historia viva del municipio Bejuma- Agencia Carabobeña de Noticias - Agencia ACN - Opinión
Foto: Cortesía Luciano Rosso
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Don Víctor Julio Coronel Pinto representa la historia viva de municipio Bejuma y por eso ocupa el cargo de cronista de la población desde hace trece años. Gracias a su honestidad; sus principios y su forma de actuar, se ha ganado el respeto de todos los que le conocen.

Con sus 93 años a cuestas, lo encontramos sentado en la mecedora de su casa ubicada en sector Pueblo Nuevo, donde habita con una de sus hijas y su yerno. Víctor Julio nos indicó que nació un 13 de diciembre de 1930, siendo sus padres fueron Ramón Coronel Tortolero y Magdalena Pinto.  Fue el segundo de ese matrimonio, que también engendró a Teresa, Alí, Celina y Tulio, de los cuales sólo quedan, él y Tulio. De su nacimiento, su madre le contó que la partera llegó a las 4 de la madrugada con una lámpara de kerosene debido a la oscuridad y la neblina.

Su primaria la estudió en una escuela ubicada en la casa de la señora Bacalao, donde se sentaba  en una “silleta” hecha de cuero de chivo. Allí estuvo hasta que inauguraron la Escuela Don José Laurencio Silva, la cual estaba ubicada donde ahora es la zapatería de la familia Anka. Allí  estudió hasta cuarto grado que  era  lo que había para la época. “El que salía de la escuela,  o se ponía a trabajar o se iba a Valencia para continuar estudiando”, comentó.

Don Víctor Julio Coronel: La historia viva del municipio Bejuma

En su relato indica que trabajó en el campo con su padre, hasta que puso a laborar en una panadería llamada “La Reina”, de Don Pedro Tortolero. También trabajó en una bodega llamada “La Mano abierta” y en una ferretería que era de Rafael Flores y Francisco Tovar. “A los 19 años me casé con María Carlota Palencia y nos mudamos a Valencia donde trabajé en la Volkswagen; en ACO, en Agrícola Carabobo y en la Mueblería Cara, entre otras empresas.  “Hice un curso de ventas y me puse a trabajar con mi hermano Ramón vendiendo casas y terrenos. Además, tuvimos una venta de cosas usadas”.

Don Víctor Julio Coronel: Historia viva del municipio Bejuma- Agencia Carabobeña de Noticias - Agencia ACN - Opinión

A sus 93 años, aún recuerda la historia local.

Fruto de su matrimonio nacieron: Carlos Julio, Gloria, Marbella y Marlinda.

Cronista desde el 2011

De regreso a Bejuma, trabajó en la rama de bienes y raíces junto con su esposa y estuvo colaborando “ad honorem” en la Alcaldía de Bejuma en los asuntos de historia del municipio. En el año 2006 fallece la cronista Anaminta Ruíz y en el 2011, se llevó a cabo la elección de un nuevo cronista por parte del Concejo Municipal, siendo escogido Víctor Julio Coronel, cargo que hasta hoy ostenta.

En materia de religiosidad, nuestro personaje siempre ha sido devoto de San Rafael Arcángel y un gran colaborador con las labores de la iglesia católica. Relata que ayudó a los padres Ramírez, Belarra, Villanueva, Insiso, Alfredo Rodríguez; y a Monseñor Medardo Bacalao, a quien recuerda como un hombre trabajador y de una conducta intachable.

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Cura herido

A propósito de la iglesia, Víctor Julio, relató que en una oportunidad, el cura le pidió que tocara las campanas; pero cuando estaba en el campanario vio un pajarito montado cerca de un vitral que estaba colgado en el techo. “Yo siempre cargaba una china y me puse a lanzarle una piedra al pajarito con tan mala puntería que le pegué al vitral rompiéndolo en pedazos. Una parte de los vidrios le cayó al padre que estaba orando frente al altar y le hizo una herida en la oreja; afortunadamente leve. Al ver la caída del vitral, alguien grito ¡temblor! y todos salieron corriendo de la iglesia”.

Entierros sin bendición

De la historia de Bejuma, cuenta que la fecha de su fundación había 17 familias provenientes de  Aragón y de Sevilla (España). “En principio pertenecíamos a Nirgua y el lindero era el río de La Mona. Montalbán la fundan el 13 de enero de 1735 y Bejuma era una de sus comunidades. Para  todo debíamos a ir a Montalbán pasando el rio Bejuma y el rio Aguirre. Inclusive los  muertos los enterraban sin la bendición del cura, porque era muy difícil ir a buscarlo. Fue en el año de 1843 se  funda la población que en un principio se llamó Bejuma  de San Rafael”.

De esta manera, nos despedimos de este personaje que publicó el libro “Relatos de Bejuma” y un folleto titulado “Historia de san Rafael”. Como mensaje a los jóvenes, Víctor Julio los emplazó a que estudien y se preparen cada día más. “Que sean respetuosos, honrados y que tengan mucha fe en Dios”, concluyó.

Con información de ACN/HM

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